J.V.
Mundial de Brasil 2014 | Just Fontaine

El rifle de oro

«Mi gran baza para el récord en el Mundial fue que me había operado del menisco en diciembre de 1957, y volví en febrero. Eso me dio una pequeña pausa durante el invierno, e hizo que en junio tuviese una frescura que otros no tenían». Así explica décadas después Just Fontaine -su sustituto también se lesionó y por eso tuvieron que respescarlo- sus 13 goles en Suecia´58, récord en un solo Mundial, y eso que jugó con las botas prestadas de un compañero suplente, tras extraviar las suyas. Como recompensa a su gesta, un periódico sueco le regaló un fusil que simbolizaba el título de máximo goleador. Pero en su casa guarda una bota de oro, aunque se trate de un regalo del inglés Gary Lineker.

Fontaine, oriundo de Marrakech, hijo de padre normando y de madre española, formó parte del histórico Stade Reims -llegó para sustituir al gran Raymond Kopa- de los años cincuenta, cuyo fútbol muchos equiparan al del Barcelona de Guardiola. En la ciudad del champán se forjó este delantero que descorchó el tarro de los goles en la cita mundialista de la Brasil de un adolescente Pelé. «A mí me gustaban los defensas grandes, porque, como decía el exinternacional francés Jean-Jacques Marcel: `Mientras se da la vuelta, te da tiempo a matar un burro a gorrazos'», cuenta.

Fontaine no solo destacó como jugador, también fue entrenador y hasta capitaneó el primer sindicato francés de futbolistas profesionales. «Llevé bien la etapa posterior al deporte, nunca fui un manirroto. Un poco comediante sí que fui, pero no un manirroto», decía. Hoy, numerosas cartas de agradecimiento por aquella gesta siguen llegando a su domilio... en el número 13.