Beñat ZALDUA Periodista
Analisia | Pere Navarroren dimisioaren ostean

PSC, punto y seguido

Exconsellers críticos como Geli y Nadal apuestan por otorgar el beneficio de la duda a Iceta, pese a su posicionamiento evidentemente continuista.

Si uno se dejase llevar por la tentación del lugar común, este texto bien podría llevar por título «La historia interminable» o «Crónica de una escisión anunciada». De hecho, cualquier pieza que aborde las interioridades del PSC durante los últimos años podría titularse así. La renuncia del crítico Joan Ignasi Elena a pugnar por la Primera Secretaría y su decisión de abandonar el partido abrieron la puerta de par en par a la tantas veces anunciada escisión de los sectores críticos. Y en efecto, en estos momentos todo indica que en los próximos días se podrá asistir en directo a una escisión parcial, lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que el culebrón del socialismo catalán vaya a acabar.

Vayamos por partes. El 25 de mayo, en contra del optimismo patológico del entonces primer secretario, Pere Navarro, las urnas dieron la razón a la evidencia y el PSC demostró que por muy hundido que estés, siempre puedes caer todavía más bajo. Respecto a las europeas de 2009, los socialistas catalanes pasaron de primera a tercera fuerza, de conseguir el 36% de los votos al 14,28%; en resumen, perdieron la mitad del electorado, concretamente 350.000 votos. La causa principal se ha repetido en numerosas ocasiones en estas páginas: al renunciar a su propio programa electoral y oponerse al derecho a decidir, el PSC abandona la centralidad política de Catalunya para convertirse, de facto, en simple federación del PSOE y pasar a disputarse los minoritarios votos unionistas con PP y Ciutadans.

Tras las elecciones, con Rubalcaba fuera de juego, Navarro desafió la lógica al asegurar que seguía sintiéndose «fuerte» para seguir en el cargo. La realidad, sin embargo, acabó por imponerse en la sede de la calle Nicaragua de Barcelona y el 11 de junio, el breve mandato de Navarro llegó a su fin, dando paso a la convocatoria de unas elecciones primarias -13 de julio- y un congreso extraordinario -19 de julio- para elegir a un nuevo primer secretario.

Sin candidato de consenso. La espantada fue espectacular. Todos, dentro y fuera del socialismo, entendieron el proceso abierto como una última oportunidad para mantener la unidad del partido, pero nadie se atrevía a dar el paso. Uno a uno, todos los dirigentes que en los últimos meses habían intentado hacer de puente entre la dirección del partido y los sectores críticos -como el alcaldable de Barcelona Jaume Collboni o el diputado Xavier Sabaté- se autodescartaron rápidamente. Sonó con fuerza el nombre de la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlón, pero una pequeña ronda de contactos le bastó para constatar la inviabilidad de su idea de virar el partido hacia una posición más amable con el derecho a decidir y ligeramente más escorado a la izquierda.

Era prácticamente la única candidata de consenso, por lo que su renuncia dejó helados tanto a los «capitanes» como a los críticos. Roto el último puente, Miquel Iceta, dirigente oficialista y eterno aspirante, presentó esta semana su candidatura. Ideólogo del partido desde la Fundación Campalans, Iceta es uno de los que ha marcado el paso de Navarro en los últimos meses, por lo que, pese a su reconocida lucidez como analista político, difícilmente podrá presentarse como renovador de absolutamente nada. Además, es miembro de la ejecutiva del PSOE y figura clave en la relación entre ambos partidos.

El diputado Joan Ignasi Elena, líder de la corriente crítica Avancem, lo vio claro y a los dos días anunció su renuncia a seguir en el partido. Avancem debatirá la decisión de Elena en una asamblea el próximo 28 de junio, pero todo parece indicar que el grueso del colectivo seguirá sus pasos y abandonará la disciplina socialista. De hecho, mantienen desde hace meses contactos con ERC e ICV-EUiA, con el objetivo de aplanar el terreno para futuras colaboraciones.

Pero nunca nada es fácil en el PSC. El otro sector crítico, menos organizado pero con figuras de mayor relevancia -como los exconsellers Marina Geli, Montserrat Tura o Joaquim Nadal- no lo tiene claro. De hecho, han suspendido una asamblea programada desde hacía meses para el 4 de julio, con el objetivo de dar un pequeño margen a la nueva dirección que salga del congreso del 19 de julio.

Sin embargo, este sector renuncia de momento a presentar a un candidato a las primarias, por lo que resulta difícil entender que sigan en un partido liderado por un Iceta que esta misma semana aseguró que «en la foto del 9N no hubiese estado nunca», en referencia al acuerdo sobre la consulta del 9 de noviembre. Evidentemente, el culebrón continuará.