Jose Angel Oria
Periodista
IKUSMIRA

En Gaza quieren vivir, no una muerte en vida

El doctor Adel Ghouti, del hospital Shifa de Gaza, soñaba desde hace nueve años con tener una hija, pero ahora que su esposa está embarazada no sabe cómo protegerla, nos cuentan las crónicas que llegan desde ese castigado enclave mediterráneo.

Viviendo en medio de una pesadilla, con heridos agonizando en cada esquina, con todo el personal agotado pero sin poder parar a tomar un respiro, con ambulancias que llegan a todas horas... y con la amenaza de convertirse él mismo o su esposa embarazada en víctimas de algún bombardeo israelí, el médico se plantea dejar Palestina y emigrar a Canadá, donde viven algunos familiares. No quiere que el hijo que ha de nacer dentro de unos dos meses crezca en la prisión a cielo abierto que es Gaza.

Es una postura perfectamente entendible desde el punto de vista humano. Es lo que muchas personas han hecho en las últimas décadas, cuando han tenido ocasión. Pero millones de palestinos no tienen ni familia en Canadá ni la formación y los recursos del doctor. No les queda más remedio que seguir viviendo en el infierno. «¿Por qué no protestan contra Hamas, que es quien les ha puesto en esa situación?», preguntaba una lectora. Más de 800 muertos y 5.000 heridos en medio de la indiferencia de los gobernantes de todo el planeta -no de los pueblos, que estos días salen en todas partes a denunciar la masacre- parecen suficiente apoyo para hacer esa pregunta. Pero, en el fondo, la misma es consecuencia de cierta victoria de los gobiernos de Israel, que han hecho creer a casi todo el mundo que son un «Estado democrático» y que la culpa de lo que ocurre en Gaza la tiene Hamas. El profesor universitario Asad Abu Shareij recuerda que el bloqueo impuesto por Israel a la Franja «mata lentamente» al pueblo palestino, y que lo único que quieren los gazatíes es lo mismo que querrían los lectores: «Solo queremos los mismos derechos humanos y la misma dignidad de la que disfrutan el resto de las personas del mundo. ¿Por qué se nos niegan?». Quieren vivir, no una muerte en vida.