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EL PASO

Recibido con protestas en Dayton, Trump señala a quienes le critican

El presidente de EEUU, Donald Trump, fue recibido en Dayton y El Paso, escenarios de sendas matanzas, con protestas que exigieron más control del uso armas. Trump sugirió una ley sobre antecedentes, pero defendió su retórica contra la inmigración y atribuyó las críticas a las ambiciones de sus rivales políticos.

Grupos de manifestaciones recibieron ayer al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en Dayton (Ohio) para exigir un control más estricto del uso de armas después de que nueve personas murieran el pasado domingo en un tiroteo indiscriminado en el que terminó abatido el atacante.

«Hagan algo», «Deja de ser un bebé, hazle frente a la NRA (Asociación Nacional del Rifle)», se leía en algunos carteles, en los que también se le daba al presidente la «Bienvenida a Toledo», en alusión a un error que cometió durante su mensaje el fin de semana al país, cuando habló de esa localidad vecina de Dayton como el lugar del atentado.

Los manifestantes instalaron además el Baby Trump, un globo con la figura del gobernante como un bebé que se ha convertido en uno de los iconos de las protestas en su contra.

Antes de trasladarse a Dayton, Trump propuso fortalecer la verificación de antecedentes penales para quienes compran armas aunque opinó que en el Congreso no hay un «fuerte apetito» político para aprobar una ley en ese sentido.

Tras la visita en Dayton, el presidente se trasladó a El Paso (Texas), la localidad fronteriza con México sacudida el sábado –horas antes del ataque en Ohio–por otro tiroteo en un centro comercial, en el que murieron al menos 22 personas, ocho de ellas de nacionalidad mexicana a manos de un atacante racista.

«Creo que tanto republicanos como demócratas se están acercando a una ley que haría algo con el control de antecedentes», afirmó Trump. Sin embargo, negó las acusaciones de que su retórica contra la inmigración y los extranjeros haya contribuido a la violencia de los tiroteos. «Mi retórica une a la gente», aseguró. El autor del tiroteo de El Paso usó el lenguaje de Trump en un manifiesto racista que publicó antes de la matanza y en el que aseguró que su ataque era una «respuesta a la invasión hispana de Texas».

En numerosas ocasiones, Trump ha señalado que la inmigración procedente de Latinoamérica es una «invasión» y ha acusado a los migrantes de «violadores» o «traficantes de drogas» «Mis críticos son gente política que está tratando de ganar puntos. Algunos de ellos quieren ser presidente», zanjó el mandatario.

«Estoy disgustada. El hombre más intolerante del país es la última persona que necesitamos para reconfortarnos. No tiene nada que hacer en El Paso, después de que uno de los suyos haya masacrado a 22 personas inocentes», señaló Rachel Curtis, una de la participantes en la concentración convocada por la Red Fronteriza para los Derechos Humanos.

El alcalde republicano de El Paso, Dee Margo, hizo ver que no ha tenido más opción que recibir al presidente, ya que es «una función de su cargo».

La consejera del presidente Kellyanne Conway explicó que su intención era «transmitir las condolencias de una nación dolida e indignada», «agradecer a los primeros rescatadores por su heroísmo» y «encontrarse con las víctimas». En su visita a las víctimas y familiares les dijo que «Dios les está mirando» y les aseguró que su administración está con ellos «todo el tiempo».

Improbable consenso sobre medidas en el Congreso

Las divisiones en el Congreso hacen muy improbable adoptar medidas importantes sobre el control de armas. Los demócratas buscan aprovechar el momento y piden más verificaciones de antecedentes para compradores. Muchos también buscan restaurar una prohibición de venta de armas de tipo militar y de los cargadores de alta capacidad, utilizados en el tiroteo en Dayton. La mayoría de los republicanos guarda silencio, pero el sentimiento bipartidista para actuar parece crecer. «Los dos horribles tiroteos (...) demuestran por qué debemos promulgar reformas de sentido común», dijo el senador Marco Rubio. Pero cuando se acercan las elecciones, los legisladores se muestran aún más reacios a adoptar leyes controvertidas. Además, una figura obstaculiza el camino: el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, que se describe a sí mismo como «la Parca» por su papel para sepultar toda legislación que provenga de la Cámara baja y acabar con lo que considera la agenda «socialista» de los demócratas.GARA