Imanol  Intziarte
Redactor de actualidad, con experiencia en información deportiva y especializado en rugby

Tampa y Kansas disputarán una Super Bowl de alto voltaje con Brady y Mahomes al mando

El partido por el título de la NFL se disputará el 7 de febrero. En las finales de conferencia los Buccaneers han dejado en la cuneta a Green Bay Packers (31-26), mientras que los Chiefs se han impuesto a Buffalo Bills (24-38).

Jamaal Williams (Green Bay) vuela por los aires tras ser placado por la defensa de Tampa Bay. (Stacy Revere / AFP)
Jamaal Williams (Green Bay) vuela por los aires tras ser placado por la defensa de Tampa Bay. (Stacy Revere / AFP)

Si Torquemada y sus conmilitones de la Inquisición hubieran trincado a Tom Brady, este hubiera ardido en la hoguera. Por brujería. No cabe otra explicación a lo de este hombre. Bueno, sí, existe la posibilidad de que tenga un talento natural fuera de lo común y que además de ello se cuide en cada detalle de su preparación: física, mental, alimentación… Pero lo de la brujería tiene más gancho.

Ni jugando a la ruleta rusa y entregando tres intercepciones consigue perder este hombre. A sus 43 años, va a jugar con su nuevo equipo, Tampa Bay Buccaneers, su décima final de la Super Bowl. Las nueve anteriores fueron con New England, seis de ellas saldadas con victoria.

Increíble en un deporte diseñado para que las 32 franquicias se vayan rotando en lo más alto gracias al draft y a los límites salariales, y en el que todo se decide en una temporada muy corta y con varias eliminatorias a cara o cruz, nada de al mejor de siete encuentros

El más grande de todos los tiempos tendrá enfrente al señalado para ser su sucesor, Patrick Mahomes, 25 años. El quarterback de Kansas City cumple su tercera temporada como titular. Finalista de conferencia hace dos años –cayeron ante los Patriots, a la postre campeones–, campeón el año pasado ante San Francisco 49ers y otra vez en el partido definitivo.



Medio cojo, con una lesión en el dedo gordo de un pie, retirado la pasada semana por un golpe en la cabeza que le dejó noqueado, con ese correr desgarbado que le hace parecer lento… pero con una visión de juego prodigiosa y un brazo con mira telescópica incorporada.

Controvertida decisión de LaFleur

Vamos por partes, que la noche fue larga. El primero en sacar el billete fue Tampa, en casa de Green Bay Packers. El ‘game plan’ de los Buccaneers pasaba por defender con el cuchillo en la boca y que Brady arriesgara en ataque. Fue bien. Un balón interceptado a Aaron Rodgers, 202 yardas de pase del señor mayor y 21-10 en el marcador al descanso.La situación comenzó a tomar tintes de tragedia para los queseros en el arranque de la segunda parte. Otro balón perdido les costó 7 puntos, y la brecha se iba al 28-10.

Sin embargo, Tampa no durmió el partido. Siguió jugando con fuego, con balones profundos para que los pelearan en el aire sus receptores y llegaron las intercepciones, hasta tres, y el canguelo. Green Bay resucitó. O fue resucitado. El marcador se apretó hasta el 28-23. Entonces apareció la defensa de los Buccaneers para vallar el camino hacia su zona de anotación e impedir la remontada.

Tuvieron los Packers la ocasión de empatar, pero Matt LaFleur, su técnico, tomó una controvertida decisión y prefirió no jugarse un cuarto down y confiar en una rápida recuperación del balón. Pero Tampa supo conservarlo y certificar el 31-26 que les lleva a ser el primer equipo que jugará la Super Bowl en su propio estadio.

La santísima trinidad de los Chiefs

Terminado este choque arrancaba en Kansas City el duelo entre los vigentes campeones y Buffalo Bills. Empezaron bien estos últimos, con un parcial de 9-0 que apretaba las tuercas a los Chiefs. Pero es en ese territorio, al filo del abismo, en el que se viene arriba la santísima trinidad –Mahomes, Hill, Kelce– de los dirigidos por Andy Reid.



El quarterback comenzó a soltar el brazo con esa pose suya de encadenar pases como si no costara esfuerzo (325 yardas, 3 TD), y todo resulta más sencillo cuando quienes reciben el balón son Tyreek Hill (172 yardas) y Travis Kelce (118 yardas y 2 TD). Demoledoras cifras. Un parcial de 0-21 colocaba la eliminatoria en terreno favorable a los locales, y a partir de ahí no pasaron mayor sufrimiento.

Se viene una Super Bowl que puede ser divertida y muy loca, con dos equipos que gustan de lanzar, con quarterbacks atrevidos que no saben lo que es ponerse nerviosos y receptores espectaculares. Será dentro de dos semanas, la noche del 7 al 8 de febrero. Vayan cogiendo sitio.