Naiz

Irungo Harrera Sarea atendió a más de 2.000 migrantes el año pasado

A pesar de la reducción del flujo de personas debido a la pandemia, Irungo Harrera Sarea atendió el año pasado a más de 2.000 migrantes que pasaron por esta localidad guipuzcoana.

Migrantes en Irun, en una imagen de archivo. (Gorka RUBIO / FOKU)
Migrantes en Irun, en una imagen de archivo. (Gorka RUBIO / FOKU)

Irungo Harrera Sarea (IHS) ha presentado este martes su balance del pasado año 2020, en el que atendió a más de 2.000 personas, a pesar de que se desplazaron menos migrantes debido a la pandemia, sobre todo entre marzo y junio, que no llegó nadie.

En las situaciones más normales, IHS ha atendido una media de entre 8 y 10 personas al día. De ellas, alrededor el 8% mujeres, y el 6% menores. Guinea Conakry, Mali, Costa de Marfil y Senegal han sido las procedencias más comunes.

IHS apunta que «se mantiene la tendencia de llegada a Irun de personas ‘dublinadas’ y procedentes de otros países europeos. Las ‘dublinadas’ son aquellas a las que la ley (Convenio de Dublín) obliga a solicitar asilo en el país por el que accedieron a la UE. Si lo solicitan en otro país, son devueltas al país de acceso y se ven obligadas a recomenzar el proceso de migración».

Otro grupo es el de las personas que «habiendo vivido de manera regular en otro país europeo y por la crisis pierden el empleo, cayendo en la irregularidad administrativa». Y por último están aquellas «a las que se ha denegado el asilo».

A todas estas personas «se les niega el acceso al dispositivo, por lo que no les queda más que la calle, aunque en el albergue haya plazas libres, malgastando recursos públicos ya invertidos y agravando la vulnerabilidad de estas personas salvo cuando se activa el dispositivo del frío, que depende de que la sensación térmica baje a 8 grados».

IHS reclama que «los recursos existentes respondan de la manera más eficaz posible a las necesidades reales de personas en situación de gran vulnerabilidad», y denuncia que los controles fronterizos reforzados «no hacen más que agravar las condiciones de migración, sobre todo para mujeres, criaturas y menores y para provecho de las redes de tráfico».