Aritz Intxusta
Redactor de actualidad
Entrevue
Diego Garate
Arqueólogo experto en arte rupestre

«Hay un arte en los museos y otro en el metro; puede que en el Paleolítico sucediera igual»

Diego Garate es investigador de la Universidad de Cantabria especialista en arte rupestre y trabaja en el proyecto marco de investigación de las cuevas de Alkerdi, donde se ha localizado un nuevo conjunto de grabados de hace 24.000 años.

Diego Garate (Universidad de Cantabria), junto al conjunto de vulvas.
Diego Garate (Universidad de Cantabria), junto al conjunto de vulvas.
La investigadora Olivia Rivero de la Universidad de Salamanca, documentando el hallazgo.
La investigadora Olivia Rivero de la Universidad de Salamanca, documentando el hallazgo.
La pared donde se representaron las vulvas, tal y como se encontró.
La pared donde se representaron las vulvas, tal y como se encontró.
La pared de las vulvas, con los trazos resaltados.
La pared de las vulvas, con los trazos resaltados.
Representación de un uro en la cueva, que data del periodo Gravetiense.
Representación de un uro en la cueva, que data del periodo Gravetiense.
Un caballo y un uro aparecidos en la ‘Galería de las Vulvas’.
Un caballo y trazos de un esbozo de animal en la cueva.
Los investigadores tildaron de «gatera infecta» el acceso a la pequeña gruta.
Los investigadores tildaron de «gatera infecta» el acceso a la pequeña gruta.

¿Puede explicar en qué consiste el último hallazgo en la cueva de Alkerdi 2?
En julio de 2020, Satorrak, el grupo de espeleos que participa en el proyecto marco de Aranzadi, se metió a explorar una galería no muy lejos de la zona donde ya se conocía arte paleoítico. La galería es una gatera infecta donde te entra el cuerpo justo justo. Tocas con el pecho el suelo y con la espalda, el techo. Tras arrastrarte 15 metros de esa manera, sales a un espacio de galerías laberínticas. Ahí vieron líneas grabadas y representaciones de animales y de vulvas, de vaginas. Entonces se pusieron en contacto conmigo, que vengo de la Universidad de Cantabria. Hemos hecho un primer estudio donde analizamos una docena de representaciones figurativas: bisontes, caballos, uros… Son temas más habituales del arte paleolítico, pero lo que más destacan son estas vulvas.

¿Tanta importancia tienen las vulvas dentro del conjunto?
Están nada más entrar en ese espacio. Según sales de la gatera, lo primero que ves son las cuatro vulvas. Son representaciones muy esquemáticas a base de tres líneas, que forman el triángulo púbico y un pequeño trazo marcando los labios de la vagina. Es una representación que no es muy habitual, pero conocida. Se trata de una expresión esquemática de otras figuras que, en la zona más continental, aparecen completas. Conocemos otras siluetas de mujeres con esa representación de la vagina, por eso no son líneas sin más y por eso no son triángulos. Otros referentes más completos nos permiten deducir qué están representando.

Deduzco, pues, que la vagina, sin ser la más común de las representaciones rupestres, sí que es un tema recurrente.
Las representaciones humanas constituyen en torno al 3% del total, muy pocas. No se representaban a sí mismos, pero cuando lo hacen, tienden a representar mujeres más que hombres, y esas mujeres que aparecen representadas suelen tener muy marcados los órganos sexuales: pechos y vagina. En algunas ocasiones, solo representan vaginas. Varones son muy pocos y suelen ser representaciones de caras o penes. Lo más habitual son las vulvas.

Supongo que no sabemos quiénes pintaban esas paredes, si eran hombres o mujeres.
No tenemos ni idea. En realidad, es muy difícil determinarlo. No tenemos nada con lo que afirmar si un grabado lo ha hecho un hombre o una mujer, un niño o una niña. Sí sabemos que algunas manos sopladas, esas manos en negativo que aparecen en algunas cuevas, son de niños o niñas. Niños y niñas de unos tres años participaron de ese arte. Es muy posible que un adulto soplara por ellos, pero sí que había niños implicados. Por la biometría y la estilización de los dedos, vemos que hay manos tanto de mujeres adultas como de hombres adultos. Podemos llegar a pensar que, si las manos las ponen tanto hombres como mujeres, posiblemente en el resto del arte también participaran ambos sexos. No hay ningún motivo para pensar lo contrario.

Pese a su rareza, estas no son las primeras vulvas halladas en Euskal Herria.
Conocemos tres cuevas con vulvas en Euskal Herria. La que primero se encontró está en Otsozelaia, una de las tres cuevas con arte de Isturitz. Hallamos una vulva triangular con la comisura en el vértice inferior. En 2017, localizamos en Aizpitarte 4 otras dos vulvas que serían coetáneas. Todas pertenecen al Magdaleciense, hace unos 14.000 años. Sin embargo, estas de Alkerdi son mucho más antiguas. Hay tanta distancia temporal entre las vulvas de Alkerdi y Otsozelaia como de las de Otsozelaia a nuestro tiempo. Las vulvas de Alkerdi 2 tienen 28.000 años.

Desde luego, no se puede decir que lo de pintar vaginas en las paredes fuese una moda.
Y se sigue haciendo. Hay una cueva en Marsella donde hay representado un pene que, vamos, es como la de la puerta del baño de un instituto. Es el pene que haría cualquier chaval de la ESO. 

Siempre había escuhado que lo que se encontraba en el arte rupestre es una mistificación, el resultado de un ritual chamánico profundo para atrapar el alma de los animales y poder cazarlos. ¿Es otro mito?
Nos hemos dado cuenta con el paso de los años de investigación de que las cosas resultan ser mucho más complejas. En el arte paleolítico se ha intentado buscar una explicación redonda: el arte paleolítico responde a la magia de caza... o responde a lo que sea. Ahora sabemos que el arte paleolítico aparece en contextos diversos y que posiblemente suceda como con el arte hoy, que forma parte de muchas cosas y tiene explicaciones y usos diversos. Hay un arte institucional, propagandístico… Existe un arte en los museos y otro en los vagones de los metros. Es posible que en el paleolítico sucediera igual. Sí sabemos que el paleolítico era un arte muy institucionalizado.  

¿Institucionalizado?
Las cosas se hacían de una manera determinada, impuesta. El artista tenía un grado de libertad muy reducido: hacen las cosas como el grupo dice que hay que hacerlas. Es muy normativo. Eso sí, el arte que hay en las cuevas es un arte muy bien hecho. El autor tiene un control total de las técnicas, una maestría, porque pasaba por un proceso de aprendizaje. Grabar sobre una roca caliza es muy difícil. Nosotros, cuando hacemos experimentaciones, no somos capaces de hacer algo ni parecido. Seguramente aprendían sobre soportes que no nos han llegado. Solo una vez adquirida la pericia pasaban a la pared.

Pero en Alkerdi 2 tengo entenido que no ha sido así.
Las personas que hicieron estas figuras muy pocas veces se habían enfrentado a grabar sobre una pared caliza dura. Con las técnicas de documentación tridimensional que tenemos podemos seguir cada uno de los gestos. El trazo no es seguro, la herramienta se le encaja, se le va el trazo... No sabe hacer líneas curvas, porque hay que emplear mucha fuerza y hacer la curva resulta complejo…

Lo que deduzco, por tanto, es que lo realmente asombroso del hallazgo no son las vulvas. El tabú que despiertan unas vulvas lo tenemos nosotros, pero no los paleolíticos. Lo desconcertante del hallazgo es la torpeza de la autora o autor.
Es interesante que aparezcan vulvas porque es una temática poco común, pero es más llamativo que las personas, probablemente no fueran más de dos,  eran inexpertas. Seguramente, entraron, grabaron y se marcharon. Y hasta que no han ido los de Satorrak 28.000 años después, eso ha quedado intacto. Es una cápsula del tiempo. En ella hemos encontrado un acceso a las paredes distinto. Una o dos personas se introdujeron por una gatera horrible y actuaron sobre unas paredes siendo la pared algo de acceso restringido a personas con tan bajo nivel técnico. Quienes las hicieron sabían qué querían hacer, tenían en la mente cómo se representan las cosas, pero no sabían plasmarlo con la destreza habitual. Eran inexpertos, no estaban habituados a grabar paredes. En Alkerdi 1, 14.000 años después, también encontramos el arte en una gatera de difícil acceso, pero su autor fue un genio. Hizo 13 bisontes y un caballo buenísimos. Hay un bisonte de un metro con todos los detalles, la perspectiva de los cuernos y las patas, las proporciones... Cuando lo ves, piensas: «¿Cómo demonios esta persona pudo representar esto aquí con una lámpara de grasa y poco más?». Sabía qué quería representar, lo planeó fue capaz de ejecutarlo. Era un gran maestro, pero eso es lo que acostumbramos a ver. En la «Galería de las vulvas» de Alkerdi 2, que ya le llaman así los espeleos, hemos encontrado otra cosa.

¿Hay alguna relación entre arte de calidad y el lugar donde se encuentra? ¿Hay grandes salas habitadas con murales destacables y arte técnicamente inferior en lugares recónditos?
No. Hay genialidades ocultas. En Errenteria, en Aizpitarte 4, dos personas –quizá una con alguien de apoyo– subieron unos 15 metros por una chimenea vertical. Es un tubo donde si te caes, te matas. Yo casi me mato... porque me agarraron. Se sube en oposición, con un pie en cada pared hasta un espacio mínimo, de medio metro de altura, estrechísimo y lleno de arcilla. Estas personas moldearon la arcilla para hacer bisontes, renos, caballos y, en este caso, dos vulvas. Se jugaron la vida, literalmente, para hacer unas figuras de una calidad extrema. Hay una complejidad que no llegamos a entender. Vemos arte en lugares a los que accede toda la comunidad o donde hacen la vida cotidiana, y en otros donde se juegan la vida o donde han estado en una ocasión y no han vuelto jamás.

Los egipcios estuvieron 3.000 años repitiendo los mismos modelos figuras. Cuando hablamos de arte rupestre hablamos de fórmulas de representación aún más longevas.
El arte egipcio es una referencia que suelo usar. Allí hay unas convenciones y emplean una perspectiva extraña aun sabiendo cómo hacer la correcta o natural. En el arte paleolítico pasa algo parecido. Dura 30.000 años y los temas son los mismos, siguen dándole vueltas a los animales, alguna representación humana y signos que no sabemos qué significan como rectáungulos con líneas en el interios, círculos… Sí que se han detectado dos tradiciones artísticas. En el Magdaleniense, que es donde se pintaron Aizpirarte, Otsozelaia o Altamira, encontramos naturalismo. Los animales, tal como son y hasta con comportamientos reales, como la lengua fuera o el rabo en alto. Representan la naturaleza como la ven y con la perspectiva trabajada. Los de Alkerdi 2 son más antiguos y más egipcios, más expresionistas.

Y una de las figuras que tiene un canon es la vagina, sin que sepamos qué es lo que querían representar cuando pintaban vaginas en sus cuevas.
Hay una variabilidad. Todas las vulvas son triangulares, pero puedes encontrarte lados ovalados o no. Pero sí, la vagina tiene canon: dos líneas y un tracito en la esquina inferior. Lo vemos en Alkerdi, en Asturias, los Pirineos, la Borgoña y donde toque. Lo que no sabemos es quién las pintaba ni para qué.