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El 'Ecce Homo' de Lizarra

La indignación va en aumento por la desafortunada ‘restauración’ de la escultura de San Jorge, en la iglesia de San Miguel de Lizarra. El trabajo, realizado una profesora de manualidades por encargo del párroco y sin conocimiento del Ayuntamiento, es comparado en Twitter con el 'Ecce Homo' de Borja. 

Imágenes cedidas por ARTUS, S.L.
Imágenes cedidas por ARTUS, S.L.

La supuesta restauración de una escultura de San Jorge, tallada en el siglo XVI y que se encuentra en la iglesia de San Miguel de Lizarra, ha generado la indignación de los profesionales de este arte, de los y las vecinas… y de las redes sociales.

Entre los primeros se encuentra la Asociación de Conservadores y Restauradores de España (Acre), que ha calificado de «desastrosa» la intervención y que estudia presentar un escrito ante la Fiscalía de Nafarroa y pedir la apertura de diligencias para permitir el esclarecimiento de los hechos.

El trabajo lo ha realizado una profesora de manualidades de Lizarra, al parecer por encargo del párroco de la iglesia, y sin conocimiento del Ayuntamiento ni de los técnicos competentes en la materia del Gobierno de Nafarroa.

La escultura muestra la típica imagen de San Jorge con armadura, montado a caballo y luchando contra un dragón, pero la forma en que se ha llevado a cabo la restauración utilizando colores uniformes sobre todo en el rostro, ha hecho que la talla sea comparada con el 'Ecce Homo' de la localidad zaragozana de Borja por la escasa calidad del resultado.

El alcalde de Lizarra, Koldo Leoz, aseguraba ante los medios que la restauración «deja bastante que desear, al tratarse de una obra del siglo XVI, una escultura policromada con la que hay que tener mucho cuidado con los materiales que se utilizan, porque puede perder toda la capa original».

Tras asegurar que el trabajo se realizó «sin conocimiento del Ayuntamiento», Leoz declaró que este caso «es un ejemplo de la falta de control que hay de todo el patrimonio que hay en iglesias, que debería estar en manos de la administración pública, porque la gran mayoría de templos y de obras han recibido siempre dinero de la ciudadanía y por lo menos deberíamos tener un control sobre las mismas para que no sucedan este tipo de cosas».