Javier Orcajada Del Castillo

Pedir disculpas por ser diferente

Nadie sabe qué es el sistema, pero todos sentimos en nuestra nuca el calor de su aliento. Los que se sienten nacionalistas vascos antes de declararlo públicamente, tienen que hacer profesión del máximo respeto a los nacionalistas españoles para que no se les acuse de separatistas y racistas. Si se elogia al coraje de los catalanes por su valor e inteligencia para convocar un referéndum, hay que hacer la gracieta de decir que son roñosos y mal educados porque hablan en catalán delante de los españoles que no lo saben. Tiene que matizar haciendo un encendido elogio por la forma civilizada, condenando explícitamente la vía violenta de la reivindicación vasca condenando la actuación terrorista de ETA. Los que consideran cruel la actuación de Bruselas ignorando la tragedia cotidiana de los emigrantes que mueren en el Mediterráneo, tienen que declarar solemnemente que son enemigos acérrimos del ISIS a los que se debe anteponer el adjetivo de terroristas cuando se les nombra. Cuando en un grupo se habla en euskara, si hay uno que sólo sabe el castellano, además de pasar la conversación al castellano, el que quiera expresarse en euskara deberá pedir disculpas para que no se le acuse de falto de educación. Si ante una ventanilla pública el interesado quiere expresarse en euskara debe pasar por el bochorno de que el funcionario le mire de arriba abajo como si se tratara de un marciano. Bien, pues el sistema, que no sabemos qué es, es lo que provoca vergüenza por ser vascos en un lugar de veraneo en España. Es el que ridiculiza a los profesionales de medicina que atienden en euskara a sus pacientes, porque se les acusa de que se valore el euskara sobre los conocimientos de medicina, los cuales los acreditan con su título oficial. Como acusándoles de que saber euskara es una ventaja injustificada. El sistema difunde que gracias al Estatuto los vascos disfrutan de privilegios a la hora de tributar, cuando está demostrado que tributamos más, aunque de manera diferente. Pero cuando se les demuestra esta ventaja, los vascos lo ocultan para no provocar la ira del ignorante que en lugar de defender sus puntos de vista con argumentos, se siente satisfecho en su miseria alimentada por transferencias de fondos públicos procedentes de la UE o del País Vasco o Catalunya.

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