Las bases para un relato justo y de una estrategia eficaz

En un mundo tan globalizado, existen pocos test tan relevantes para cotejar el estado de la batalla por el relato como un editorial de “The New York Times”. Se trata de una voz cualificada, en general rigurosa, parte del establishment global, fuente de legitimación política y con gran influencia en la agenda pública. Sin duda, el hecho de que su consejo editorial decida publicar una pieza de opinión para analizar el desarme de ETA, poner en contexto el conflicto vasco y defender una gestión política e inteligente del mismo será utilizado como munición retórica en esta batalla. No es para menos.

Este tanto es indiscutible pero también arriesgado, puesto que su independencia, en ningún caso imparcialidad, hace que el periódico más importante del mundo hoy apuntale tus posiciones y más adelante las pueda laminar, por lo que conviene saber gestionar estas pequeñas victorias.

Sin ir más lejos, cuando ETA declaró su «alto el fuego permanente, general y verificable» en enero de 2011 en respuesta a las declaraciones de Gernika y Bruselas, el mismo diario escribió otra pieza similar en la que, alertados por la ruptura del anterior proceso negociador, ponía la carga de la prueba sobre los independentistas. Concluía así: «Si ETA es seria sobre la paz, debe probarlo dejando las condiciones políticas y desarmándose verificadamente». Lo mismo en prensa que en política, la credibilidad se gana, o se pierde. En aquel momento, en los prolegómenos de Aiete, el relato de los securócratas tenía predicamento en la arena internacional. En perspectiva, en claro contraste con la hemeroteca de la prensa española y parte de la vasca, el mensaje del NYT ahora es coherente con lo que defendieron en el pasado.

Frente a quienes intentan rebajar el interés por la política vasca, la presencia en Baiona de reconocidas periodistas como Lyse Doucet de BBC, el artículo de opinión de Jonathan Powell en “The Financial Times” o el tratamiento dado por diarios como “Le Monde” muestra que ese interés depende de la verdadera dimensión de los hechos, y los ocurridos el fin de semana pasado tienen carácter histórico.

Grandes rasgos, parámetros del relato
El editorial del diario neoyorquino del pasado viernes 14 de abril, titulado «El final tranquilo del terror vasco»,  enfadará a algunos más allá de que, del título en adelante, siga fiel a su libro de estilo y califique a ETA como «grupo militante». Su relato rompe abiertamente con el de los vencedores y vencidos, con el de la patología social vasca y con el del fin del conflicto político, que a partir de ahora se dará por otros medios y con nuevos equilibrios de poder. Ahí se sitúan la lucha por el relato, el bandolerismo emocional de los cínicos y demagogos, las alianzas, la agenda política y sus prioridades.

Para empezar, el NYT contrapone el acto de Baiona a los atentados que vive el mundo, en concreto los de Suecia y Egipto de los mismos días, dando la bienvenida al desarme. Sitúa geográficamente Euskal Herria a los dos lados de la frontera hispano-francesa y menciona los orígenes de ETA en la dictadura de Franco y en su represión. Contrapone la postura francesa y la española ante el desarme. Considera que la postura de Rajoy responde al «miedo» a que por vías pacíficas y democráticas Euskal Herria abra un segundo frente como el catalán, del que recuerda –aunque sea con un dato inexacto– que el 9N una mayoría se expresó a favor de la independencia. También rememora el candado constitucional a los referéndum, las ilegalizaciones y particularmente el encarcelamiento de Arnaldo Otegi, que «fue fuertemente criticado por activistas de los derechos humanos y juristas internacionales». Defiende que se deberían garantizar sus derechos políticos. Recordando el peligro de no aprovechar esta oportunidad que mencionan todos los expertos en resolución de conflictos –también aparecía en el artículo de Powell– concluye diciendo que «el ahogamiento de las vías políticas legítimas que buscan dar salida a los problemas de la ciudadanía vasca corre el riesgo de la vuelta a las armas, amenazando la mejor oportunidad que ha tenido la región en décadas para conseguir una paz duradera». [Este riesgo queda en principio refutado por el comunicado de hoy de ETA y su explicación sobre el desarme y el «cambio de esquema», pero no deja de ser pertinente].

A corto el artículo puede ser un tanto, pero a largo establece las trincheras ganadoras para un relato justo y también las de una estrategia independentista eficaz.

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