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GAZA

El primer ministro de la ANP es recibido por Hamas en Gaza

El primer ministro de la Autoridad Palestina (ANP) Rami Hamdallah, regresó ayer por primera vez desde 2015 a Gaza, donde fue recibido por el liderazgo de Hamas. Su visita, principalmente protocolaria, supone un paso más la reconciliación entre Al Fatah y Hamas, que debería desembocar en la asunción del Gobierno de Gaza por parte de la ANP. Una transferencia no exenta de escollos a resolver (el primero, el drama humanitario de la población gazatí).

Rami Hamdallah llegó con un séquito de ministros y oficiales tras cruzar el puesto de control israelí y en medio de una gran confusión. Relejo de la esperanzas de la población gazatí, que lleva años sufriendo ataques aéreos periódicos por parte de Israel y un bloqueo humanitario creciente e insoportable, cientos de personas se concentraron junto a la sellada frontera para escuchar el discurso del político llegado de Cisjordania. Varios miles más intentaron acceder a la zona sin conseguirlo.

Hamdallah prometió el final de las disensiones interpalestinas. de las que los gazatíes y el pueblo palestino en general son las primeras víctimas, y anunció el comienzo de una nueva administración del territorio. «El Gobierno comienza a ejercer su papel en Gaza a partir de hoy (por ayer)», aseguró el primer ministro, rodeado por guardespaldas.

Su visita, sin embargo, tiene sobre todo un carácter protocolario. Y es que la anunciada transferencia de las responsabilidades de gobierno de Hamas a la ANP, fruto de un proceso de reconciliación tras diez años de rivalidad, está pendiente aún de la negociación de los detalles que ambas partes discutirán en los próximos días en El Cairo y bajo padrinazgo egipcio.

Hamas se vio obligado en setiembre a aceptar el retorno de la ANP a Gaza, de la que fue expulsada en 2007 después de que un sector de Al Fatah liderado por Mohamed Dahlan intentara un golpe de Estado contra Hamas tras su incontestable victoria en las elecciones de 2006.

Hamas se ha visto forzada a ello por la presión del régimen egipcio, la debilidad de Qatar, su principal sostén internacional, y por una crisis humanitaria provocada por el bloqueo de Israel y del propio Egipto, al que se sumó la propia ANP dejando de pagar a Israel por la electricidad que suministra a cuentagotas a Gaza, reduciendo el salario a los funcionarios gazatíes y dificultando el acceso de la población a tratamientos médicos fuera del territorio de Gaza.

Seguridad y funcionarios

Hamdallah prometió ayer que su prioridad será «aliviar el sufrimiento de la gente de Gaza», tal y como exige como condición Hamas. Pero no es el único escollo a superar. La ANP exige a la organización islamista, que gobierna a más de la mitad de los palestinos de los territorios ocupados, que le transfiera todas las responsabilidades, incluidas las de seguridad. Cuando Hamas cuenta con su propia Policía, en paralelo con sus milicias de Ezzedin al-Qasam.

La suerte de las decenas de miles de funcionarios contratados por Hamas en estos diez años será otro tema a tratar. Como lo será la posición ante Israel. Al Fatah lo reconoce como Estado, no así Hamas, pese a que recientemente ha anunciado cierto aggiornamiento de su línea político-estratégica.