Beñat ZALDUA
DONOSTIA

Marchena renuncia al CGPJ tras quedar en evidencia su cercanía al PP

El candidato del PP, aceptado por el PSOE, para presidir el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo renunció ayer al nombramiento después de que unos whatsapp del portavoz derechista en el Senado dejasen en evidencia su nexo con el PP, que consideraba su nombramiento «una jugada estupenda».

El culebrón de la renovación de la cúpula judicial española sufrió otro nuevo cambio de guion ayer, después de que Manuel Marchena, el candidato ungido por el PP y aceptado por el PSOE para presidir el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Supremo –ambos cargos van de la mano– renunciase a ser elegido para el puesto.

El juez se queda por tanto en la Sala Penal del TS que juzgará a los dirigentes catalanes. «Jamás he concebido el ejercicio de la función jurisdiccional como un instrumento al servicio de una u otra opción política», aseguró el magistrado.

La maniobra con la que Marchena trata de salvaguardar la honra, sin embargo, resulta demasiado evidente como para ser ignorada. Aunque la Ley del poder judicial establece que el presidente del CGPJ debe ser elegido por los 20 vocales del Consejo –estos sí elegidos por el Congreso y el Senado–, es una larga tradición en el Estado español que los partidos políticos elijan también al jefe del poder judicial en función de la correlación de fuerzas de cada momento. En esta ocasión, y dada la debilidad del Gobierno de Pedro Sánchez –gobierna con 84 diputados de 350 y el PP controla el Senado–, el PSOE se contentó con nombrar a 11 de los 20 vocales y dejar la presidencia en manos del PP, que puso a Marchena como único candidato. Esto era público y notorio desde la semana pasada. Marchena nunca protestó por ello.

Los problemas de salud del sistema judicial español no son nuevos. Ayer lo recordó el propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), que volvió a condenar al Estado español, esta vez por vulnerar el derecho a la libre expresión de un ciudadano andaluz que denunció torturas durante un desalojo y fue condenado por ello. También lo ha dicho en repetidas ocasiones el Consejo de Europa, que ha instado, en nombre de la independencia judicial, a que sean los jueces y no los partidos políticos los que elijan a la cúpula judicial.

Los whatsapp de Cosidó

La dinámica, por tanto, no es nueva. Y Marchena, evidentemente la conocía perfectamente. Sin embargo, el mecanismo quedó más desnudo que nunca el lunes, cuando “El Español” publicó los whatsapp enviados al grupo de parlamentarios del PP por Ignacio Cosidó, portavoz de la formación en el Senado. La candidatura al CGPJ suponía que Marchena –señalado como el juez que ha supervisado toda la instrucción de Pablo Llarena– debería abandonar la presidencia del tribunal que juzgará a los dirigentes catalanes; algo que en algunos ámbitos de la derecha española se leyó como un intento de apartar a Marchena del caso contra el independentismo.

En ese contexto, un incauto Cosidó, exdirector de la Policía española, se dirigió a los diputados del PP para explicar que el primer pacto con el PSOE suponía que el PP nombrase a 10 vocales y el PSOE a otros 10 más el presidente. «Con la negociación, el PP tiene 9 vocales más el presidente (10) y el PSOE tiene 11». Y sigue: «Con otras palabras, obtenemos lo mismo numéricamente, pero ponemos un Presidente excepcional, que fue vetado por Rubalcaba en 2013, y ahora no». Y la guinda: «Y además controlando la sala segunda desde detrás y presidiendo la sala 61». La sala segunda es la que juzgará el 1-O y la que se encarga de los procesos a los aforados. La 61, ojo al dato, es la que entre otras cosas se encarga de decidir sobre la ilegalización de los partidos políticos.

Cosidó remató el despropósito al asegurar que «ha sido una jugada estupenda»; una forma de confirmar lo que por otra parte ya era una evidencia: el nombramiento a dedo de Marchena como presidente del CGPJ y del TS.

Demasiado tarde para intentar preservar su figura y guardar las formas con una renuncia preventiva. No se dio por aludido, sin embargo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que ayer instó al PP a mantener la vigencia del pacto alcanzado entre ambos partidos.

 

Nueva recusación contra el juez

La nueva vuelta de tuerca hace que Marchena se quede como presidente del tribunal del 1-O, algo que no pasó desapercibido ayer en Catalunya, donde también creó cierta espectativa otra sentencia del TEDH conocida también ayer, ya que Estrasburgo instó a liberar al dirigente del HDP prokurdo Selahattin Demirtas, preso desde hace dos años (ver página 21).

En cuanto a Marchena se refiere, los dirigentes de ERC Oriol Junqueras y Raül Romeva apenas tardaron unas horas en presentar una nueva recusación contra el juez, al considerar que lo ocurrido demuestra claramente su falta de imparcialidad. De hecho, el abogado de los presos de Esquerra, Andreu Van den Eynde, pidió que Cosidó sea llamado a declarar por los whatsapp. La recusación fue también formalmente presentada por el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, que desde la cárcel de Lledoners llamó a convertir «el juicio a la democracia en una enmienda a la totalidad del régimen del 78». B.Z.