26 OCT. 2025 MÚSICA Cate Le Bon (Robin Little-Referns | Getty) Gotzon Uribe {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Cate Le Bon, originaria de Carmarthenshire, Gales, ha ido cultivando una carrera cargada de un pulso creativo constante. Desde sus primeros trabajos, más folk o krautrock, hasta proyectos más grandes en producción, espacio sonoro y colaboración. En los dos discos anteriores -“Reward” (2019) y “Pompeii” (2022)-, Le Bon ya fue adquiriendo mayor autoridad sobre todos los aspectos de su música: composición, producción y diseño sonoro. Su nuevo álbum “Michelangelo Dying” recoge esta línea de autonomía creativa pero introduce un cambio cualitativo: el dolor, la vulnerabilidad y la introspección como motores expresivos que no estaban tan al frente en sus álbumes anteriores. El lanzamiento de “Michelangelo Dying” llega tras una etapa de ruptura personal para Le Bon, que ella misma ha definido como «amor absorbente», cuyo final fue «como una amputación que no quieres, pero sabes que te salvará». Esa vivencia, según ella, terminó imponiéndose al plan original del álbum. La idea inicial no era escribir sobre ese tipo de dolor, pero fue inevitable y necesario. La grabación del disco se distribuyó geográficamente entre varios lugares: la isla griega de Hydra, Cardiff (su hogar en Gales), Londres, Los Ángeles y finalmente se terminó en el desierto californiano. Esa geografía tiene peso simbólico, reflejando movimientos físicos que acompañan los estados internos: aislamiento, desarraigo, exposición al vacío y regreso al origen. Le Bon asume la producción junto a su colaborador habitual Samur Khouja. La música se describe como continuación y expansión del sonido que ella misma ha ido definiendo en “Reward” y “Pompeii”. Una especie de “máquina con corazón”. Instrumentalmente, el álbum incorpora guitarras, saxofones, percusión variada y voces tratadas con filtros. Usan pedales y juegan con la textura, con lo orgánico y lo electrónico. Se busca una atmósfera sedosa con ambientes que recuerdan a figuras como David Bowie, Nico, Laurie Anderson o John McGeoch. Entre los colaboradores destacados, John Cale participa en el tema “Ride”. También aparecen músicos como Euan Hinshelwood al saxofón, Paul Jones al piano, Valentina Magaletti en la percusión o Dylan Hadley en la batería, entre otros. El sonido del nuevo álbum de Cate Le Bon es tan importante como su contenido: la producción busca texturas que brillan, ambientes húmedos, desierto, espacio… Se juega con la voz y con la instrumentación como pincel. El álbum consta de diez canciones y, en cuanto a su contenido, hay un arco emocional que va desde el enamoramiento -“Love Unrehearsed”-, la celebración dolorosa -“Is It Worth It (Happy Birthday)?”-, hasta la soledad existencial y el regreso al yo -“I Know What’s Nice”-. Le Bon no pretende dar un consuelo fácil ni cerrar el disco de manera redonda, sino capturar el estado de una herida aún presente. Erika Goldring | Getty Images Joan Shelley Joan Shelley presenta “Real Warmth”, su nuevo álbum grabado en Casa Wroxton, Toronto, junto al productor Ben Whiteley. Inspirado por una reciente mudanza a Michigan con su familia, Shelley concibió el disco como un acto de comunidad y refugio. Buscó un enfoque colaborativo reuniendo a los músicos Nathan Salsburg, Karen Ng, Doug Paisley y Tamara Lindeman. Junto a ellos tejió un sonido íntimo y expansivo, marcado por arreglos cálidos y una producción orgánica. El disco, compuesto por 13 canciones, refleja temas de conexión humana, maternidad y crisis ambiental, combinando folk íntimo con arreglos orquestales. Según Shelley, el título alude a una calidez real -humana y espiritual- frente a un mundo cada vez más frío y virtual.