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CINE

«Me and Earl and the Dying Girl»


La industria del cine sigue dando sorpresas, con películas independientes de bajo presupuesto que se cuelan en la distribución comercial, llegando a permanecer en cartelera mucho tiempo. Este año le ha tocado esa lotería a “Me and Earl and the Dying Girl”, que fue la triunfadora en el Festival de Sundance, despertando el interés de los medios. Ganó el Premio del Público y el de Mejor Película, lo que disparó las ofertas de las distribuidoras allí presentes. La pequeña productora Indian Paintbrush tuvo que deshojar la margarita para decidirse entre las compañías de los hermanos Weinstein, Lionsgate, Focus Features y FoxSearchlight. Fue esta última la que se llevó el gato al agua por la mareante cifra de doce millones de dólares, a la que sumó una participación en los gastos de producción. Se trató, por lo tanto, de una inversión en toda regla que seguramente dará sus frutos, porque ahora mismo “Me and Earl and the Dying Girl” es la película de moda entre el público adolescente.

Y lo ha conseguido con un modesto cartel en el que no hay nombres conocidos. Los profesionales del reparto, y en papeles secundarios de adultos, son Molly Shannon y Jon Bernthal. Sin embargo, el semidesconocido trío adolescente formado por Thomas Mann, Olivia Cooke y R.J. Cycler ha alcanzado la fama instantánea y ya suenan para próximos grandes proyectos de Hollywood. Lo mismo se puede decir del director Alfonso Gómez-Rejón, otro representante del poder mexicano en el cine de los Estados Unidos, aunque nació en Laredo (Texas). No en vano ha sido ayudante de Alejandro González Iñárritu, para darse a conocer con la ópera prima terrorífica “The Town That Dreaded Sundown”, que es ya un título de culto dentro del género. En apenas un par de años, ha conseguido consagrarse con su segundo largometraje y sin dejar de trabajar en la televisión con series como “Glee” o “American Horror Story”.

El otro nombre propio que sale beneficiado del éxito de “Me and Earl and the Dying Girl” es Jesse Andrews. Para él ha sido llegar y besar el santo, porque a sus 33 años, es la primera novela que escribe y al haber tenido la oportunidad de adaptarla personalmente para la versión cinematográfica, puede optar a los premios importantes anuales en la categoría de Mejor Guión Adaptado. Siendo debutante, no estaría nada mal entrar en las nominaciones a los Oscar, lo que, según los analistas, en estos momentos parece más que factible. Como autor, ya ha querido sorprender a sus lectores y espectadores desde el propio enunciando del título, porque dentro del mismo, presenta al trío protagonista y lo hace con toda la ironía del mundo. En primera persona aparece Gregg, que es el narrador, en segundo lugar su amigo y compañero del cole Earl, y en tercero, la “chica moribunda”, que se llama Rachel.

Gregg (Thomas Mann) y su colega afroamericano Earl (R.J. Cycler) comparten la curiosa afición de hacer grabaciones en vídeo con parodias de películas famosas, de esas que luego suelen aparecer colgadas en Internet y nos hacen reír tanto, hasta el punto de que la industria ha acabado por admitirlas y a nadie se le ocurriría reclamar los derechos.

Cuando conocen a Rachel (Olivia Cooke), deciden dedicarle el mejor y más entusiasta de sus trabajos, porque la chica está enferma de leucemia y le queda poco tiempo de vida. Al principio, Gregg no quería visitarla, pero fue su madre la que le convenció de que hay que ser solidarios entre compañeros de estudios y más cuando alguien está sufriendo en soledad. Con un estilo visual muy perspicaz, la película va ahondando en el mundo de la adolescencia desde una óptica absolutamente original, ya que descubre el lado más creativo e imaginativo de la gente joven, afectada por las primeras duras y negativas experiencias de la existencia.