01 NOV. 2015 OBSERVACIONES EN los PIRINEOs La migración de aves, desde la primera fila Hasta mediados de este mes, el Pirineo se convierte en una auténtica autopista aérea por la que circulan miles de aves en su viaje hacia el sur, donde pasarán el invierno en un clima más templado. Grandes rapaces, cigüeñas, garzas, las siempre llamativas grullas y densas bandadas de palomas, entre otras especies, pueblan el cielo vasco para deleite de los ornitólogos, que las observan desde los collados de Lindus y Organbidexka, dos atalayas privilegiadas para contemplar y estudiar en detalle este fenómeno. Ander Iriarte {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Desde el alto de Ibañeta, ese lugar cargado de reminiscencias históricas, parte a la izquierda una pista asfaltada de tres kilómetros que lleva a un enclave de vistas privilegiadas. Se trata del collado de Lindus, que está considerado como uno de los mejores observatorios de aves migratorias de Europa. En la parte superior del promontorio, varios catalejos instalados en sus trípodes ya apuntan hacia el cielo, hacia el lugar por donde harán acto de presencia esos ejemplares a los que los ornitólogos esperan con paciencia. El día está especialmente despejado, aunque algunas nubes parecen deslizarse con cierta pereza por los montes cercanos, donde predomina el verde, aunque van haciendo acto de presencia tonos más propios del otoño. El viento también acude a la cita haciendo vibrar los instrumentos de observación y las pequeñas sillas plegables en las que los ornitólogos descansan entre observaciones. Mientras un frugal almuerzo permite hacer más llevadera la espera, algunas siluetas empiezan a hacer acto de presencia en el horizonte. Los ornitólogos atisban con interés con catalejos y prismáticos para posteriormente ir anotando en una tablilla los ejemplares que han sido avistados en su viaje hacia el sur, hacia esas tierras más cálidas en las que pasar el invierno, que no tardará en hacer acto de presencia. Precisamente esa necesidad es la que convierte a Lindus en un lugar privilegiado para esta tarea, ya que «la orografía del terreno, en forma de embudo natural, hace que las aves seleccionen positivamente este lugar para atravesar el Pirineo en su viaje a África o a la península Ibérica», señala Gabriel Berasategui, uno de los ornitólogos que participa en el programa. Según van pasando las horas, la planilla se va llenando de dígitos: un azor común, un águila real, una paloma zurita, veinte palomas torcaces, dos grullas, un cernícalo, veinte milanos... Es el resultado de la observación llevada a cabo por los ornitólogos profesionales apostados de sol a sol y a los que se suman aficionados y curiosos que no quieren perderse el espectáculo que supone el tránsito migratorio de estas aves. Anualmente son «una docena los profesionales que formamos el equipo de observación», al que se suman esos voluntarios ya citados, hasta contabilizar «varios cientos de personas durante estos años», añade Berasategui, de Ornitolan Servicios Ambientales, que se encarga de la asistencia técnica del proyecto. Desde 2010, «personas de más de nueve países (Canadá, Brasil, Venezuela, Polonia, Gran Bretaña, Irlanda, Estonia, Estado francés, Nueva Zelanda) y más de 400 voluntarios de todas las comunidades autónomas se han involucrado en el proyecto». Tres millones de aves registradas. Gracias a esa labor, en los últimos cinco años han sido avistadas nada menos que tres millones de aves desde el collado de Lindus, por donde pasan más del 85% de las rapaces migradoras europeas. No es de extrañar que en total se hayan alcanzado esos guarismos, ya que, como señala el ornitólogo, «existen días con grandes cantidades que varían en función de la especie, pero que casi son estremecedores, que te ponen los pelos de punta por el espectáculo natural que estás observando a tan solo 47 kilómetros de Iruñea». Sin duda, las cifras son impactantes, ya que está hablando de «750.000 palomas torcaces pasando entre las 8.00 y las 11.00 de la mañana el día 31 de octubre de 2013; o 70 cigüeñas negras juntas, un bando que puede ser la totalidad de las aves que nidifican en tres países centroeuropeos; 33 águilas pescadoras en un día; 3.500 milanos negros, más de 3.000 abejeros europeos...». Contabilizar semejante cantidad de aves no resulta sencillo, aunque la también ornitóloga Uxue Itoiz considera que la clave está en «la práctica para su correcta realización. A nivel pirenaico se emplea una metodología estandarizada con el fin de que los datos se tomen siempre igual, para que sean comparables a futuro. Por supuesto, hay que saber distinguir todas las aves de visu para poder identificarlas, datarlas y sexarlas. También ayuda saber identificarlas por el reclamo migratorio». Diversos objetivos. Esta tarea no solo sirve para determinar el número de ejemplares de cada especie que realiza el tránsito migratorio estacional, sino que, al mismo tiempo, permite a los expertos conocer cómo se encuentran las poblaciones europeas de especies como el milano real, el milano negro, la cigüeña blanca, la grulla común y un largo etcétera. Según señala Itoiz, «este ha sido un año muy bueno para el milano negro, con más de 7.000 aves; muy bueno para el aguilucho cenizo, con más de 120 ejemplares, casi el doble que otros años; no muy bueno para el abejero europeo, que no llega a los 5.000 ejemplares... y estamos todavía pendientes de los datos de la paloma torcaz. De forma general, se puede decir que esta primavera la reproducción ha sido buena tras al menos tres muy inestables climáticamente y que han influido de manera negativa en la reproducción de las aves a nivel continental». Siguiendo en el terreno de las poblaciones de aves, este trabajo permite establecer «tendencias al alza o a la baja a nivel continental y ayuda a realizar políticas de conservación. Si cada año van pasando menos y menos ejemplares de una especie y no pasan por ningún sitio, es evidente que debe de tener un problema en los lugares donde se reproduce, atraviesa o hiberna». Asimismo, estas observaciones tienen un valor a más largo plazo, ya que permitirán conocer las afecciones del cambio climático en las aves migradoras e incluso la dimensión que este último fenómeno está alcanzando. Los cambios de temperatura que experimenta el planeta están haciendo que algunas especies dejen de migrar, ya que en los lugares donde pasan el verano, el invierno ya no es tan crudo como antaño y, por lo tanto, no es necesario que se muevan buscando un clima más benigno, que, en definitiva, era el sentido último de esa migración. Al respecto, Itoiz señala que «en 25 años de seguimiento en los collados pirenaicos, el milano negro ha adelantado su viaje entre una semana y diez días. Y este año, por ejemplo, se ha observado por primera vez un busardo moro, que es una especie típicamente africana, cruzando los Pirineos. Es probable que si la temperatura planetaria sigue subiendo, estas especies sureñas cada vez se vean más al norte». Por lo tanto, en el estudio de este fenómeno está resultando muy importante el papel de las observaciones en Organbidexka y Lindus, donde se lleva ya muchos años siguiendo y analizando la migración de aves, ya que existen registros de ornitólogos desde finales de los años 60. Una tarea que recibió un importante impulso cuando, a partir del año 2010, comenzó a desarrollarse de forma sistemática el Proyecto Lindus «Observatorio de migración de aves en la Vía Atlántica». Este proyecto estuvo incluido, durante el periodo 2007-2013, en el Programa Operativo de Cooperación Territorial de Andorra y los estados español y francés, y fue cofinanciado en un 65% por la Unión Europea con fondos Feder. El resto fue aportado por el Gobierno de Nafarroa, el Consejo Regional de Aquitania, el Consejo General de Pirineos Atlánticos y la Dirección Regional de Medio Ambiente, Planificación y Vivienda de Aquitania. En los dos años en los que no se ha contado con financiación europea, el seguimiento de la migración de las aves ha sido posible gracias a un trabajo compartido por el Gobierno de Nafarroa y la ONG Ligue pour le Protection des Oiseaux (LPO). Ese esfuerzo ha permitido que entre mediados de julio y mediados de noviembre hubiera siempre profesionales identificando y contando aves durante todas las horas de luz del día. Gracias a ese trabajo, durante el pasado verano se llegaron a avistar desde el punto de observación de Lindus más de 10.000 aves. Los datos recogidos a diario se cuelgan en las redes sociales, de tal manera que puede conocerse las aves que han pasado cada jornada, así como las condiciones meteorológicas en las que se ha realizado la tarea. Unos datos que se pueden consultar en Facebook (https://es-es.facebook.com/migracionatlantica?fref=nf) y Twitter (@proyectolindus). Ese afán por divulgar la tarea que se realiza en este ámbito tiene su eco entre la opinión pública, como pone de relieve el hecho de que desde 2010 han sido más de 10.000 las personas que se han interesado y movido en torno a las aves y al proyecto Lindus. Un interés que se ha traducido no solo en el avistamiento de aves, sino también en la participación en talleres, jornadas de anillamiento científico, senderismo, etcétera. De hecho, ha terminado convirtiéndose en uno de los atractivos turísticos de Auritz, localidad en la que se encuentra Lindus, a donde se puede llegar realizando un paseo a pie de unas dos horas saliendo del citado pueblo. Su alcalde, Luis de Potestad Tellechea, ha señalado que Auritz quiere «aprovechar este recurso de migración como motor económico y turístico para la zona, entendiendo que se pueden crear alternativas de ocio saludable y respetuoso con la naturaleza, y la migración de las aves puede ser el reclamo para amantes de la naturaleza. Por ello se realizan actividades en torno a las aves tanto para niños como para adultos e incluso expertos». En esa línea, el Consistorio tiene previsto presentar un proyecto de ecoturismo para recibir fondos europeos junto a la ONG LPO, Ganasa y Seo Bird-Life. Con esta iniciativa se busca potenciar y poner en valor Auritz «como destino de ecoturismo, junto con otros atractivos con los que cuenta el pueblo, como un humedal, la ciudad de Iturissa, la GR11, el camino de Santiago, el cementerio, la ruta Hemingway, etc… Hay que intentarlo, ya que pueden generarse puestos de trabajo». Mientras se avanza en esta dirección, prosigue la importante tarea de observación en Lindus, ya que «monitorizar 80 especies de aves desde un único punto de forma sistemática, arroja unos datos de alta calidad que pueden servir como herramienta de gestión a nivel local, estatal y continental, además de convertirse en un motor turístico y de desarrollo sostenible para el ente local y para la provincia, con un bien renovable, la migración de las aves, fenómeno que se repite desde tiempo inmemorial», añade Gabriel Berasategui. Lindus es «una de las mejores escuelas de Europa para iniciarse o perfeccionar los conocimientos de identificación de aves, ya que pasan muy cerca del observador». Además, «hay profesionales a disposición de quien se quiera pasar por Auritz que explican y ayudan mientras se disfruta de un fenómeno natural en un marco incomparable. Los entes implicados lo entienden como un proyecto útil y beneficioso a todos los niveles que se está consolidando», concluye Uxue Itoiz. Así que todo indica que, tras finalizar en breve esta campaña, el próximo verano no faltarán personas dispuestas a seguir trabajando y disfrutando con la espectacular migración de aves en el Pirineo.