7K - zazpika astekaria
LITERATURA

El calendario interrumpido


Inaugurando -al menos en lo que atañe a su traducción en castellano- un mastodóntico y osado proyecto que constará hasta de siete volúmenes, la primera novela de esta saga emprendida por la autora danesa significa, más allá de desarrollar una identidad particular, exponer el suelo argumental sobre el que deberá desplegarse paulatinamente su ambiciosa aspiración global.

Si las irregularidades y anomalías en el lógico discurrir del paso del tiempo han sido retratadas habitualmente por el género fantástico, en manos de autores como H.G. Wells, Philip K. Dick o Stanisław Lem, haciéndoles de alguna forma partícipes también de estas páginas, el modelo de narración esgrimido por Solvej Balle, sin embargo, encuentra mayor cercanía con las disertaciones filosóficas y formales encontradas en la trazada de Marcel Proust o en herederos naturales del francés, como Karl Ove Knausgård. Referencias que desvelan la querencia por una descripción detallista y casi minuciosa, un elemento a tener en cuenta no solo por su valía formal, sino sobre todo por su expresividad realista, lo que convierte a ese 18 de noviembre que la protagonista, una experta en libros antiguos, está condenada a repetir en todavía más asfixiante y turbador. Porque nada hay más convincente para transformar en pesadilla el transcurrir diario que la continua reiteración de los escenarios más mundanos.

Pero en este eterno retorno, al que a su manera también será sometido su marido, no hay leyes escritas ni un patrón asumible. Sumado a este ya de por sí sorprendente naufragio en una fecha del calendario, la falta de certezas y la aparición constante de incongruencias, convertirán a la moradora de esa imperturbable hoja del almanaque en un fantasma que se alimenta de sonidos, imágenes y acontecimientos imposibles de descifrar. Un goteo constante donde la arbitrariedad ha dejado de existir y cada nuevo amanecer resulta una fotocopia del anterior.

Con una prosa que se irá transformando deliberadamente en más plúmbea y repetitiva, ardid literario que lejos de adormecer alienta a la incertidumbre, el dietario personal que esta obra encarna es por encima de todo una reflexión sobre el amor, los caminos recorridos conjuntamente y ese tedio que pretende incluso sedar a las manifestaciones más insospechadas. Porque quizás la vida nunca ha dejado de ser una sucesión de hechos inexplicables que nuestra mirada ha aprendido a codificar bajo la monotonía, dificultando incluso reconocer su expresión más apasionante cuando se nos manifiesta.