29 DéC. 2024 El año de las catástrofes electorales El presidente español, Pedro Sánchez, con su homólogo francés, Emmanuel Macron. (Chesnot Contributor | Getty Images) Aritz Intxusta John Burn-Murdoch, jefe de periodismo de datos del “Financial Times”, presentó en noviembre un estudio sorprendente: en todos los países desarrollados en los que se habían convocado elecciones en 2024, el partido en el gobierno había sufrido una derrota colosal. No es casualidad. Burn-Murdoch realizó una retrospectiva hasta justo después de la Segunda Guerra Mundial y nunca hasta el presente año ha sucedido que todos los partidos de gobierno en todas partes caigan y, mucho menos, que lo hicieran de manera tan abrupta como lo han hecho en el Estado francés (la víctima fue el partido de Macron, liberal), en Alemania (socialdemócratas) o en Gran Bretaña (derrota inédita de los conservadores). El nivel de descontento social se ha elevado a cotas no vistas y, además, está siendo capitalizado por la extrema derecha casi en exclusiva. Burn-Murdoch apreciaba una correlación entre esta debacle y los dos fenómenos que tradicionalmente más han castigado a los partidos gobernantes: inflación e inmigración. Y sucede que tanto la inflación como, de forma destacada, la inmigración han subido considerablemente en el conjunto de países desarrollados y, particularmente, en la UE. Pero ambos fenómenos no explican por entero lo sucedido. El debate ideológico tiene su peso en el Viejo Continente. Las prospecciones electorales previas a las elecciones europeas apuntaban a un triunfo histórico de la extrema derecha. Y fue cierto que subió y ha complicado las alianzas dentro de la UE, pero no tanto como se esperaba. El miedo a una involución autocrática activó al electorado moderado y contuvo los ascensos de la ultraderecha. Si bien, para capitalizar parte de este descontento, partidos conservadores acercaron sus discursos hacia el extremismo -es el caso de la CDU alemana- o normalizaron relaciones con formaciones de dudoso encaje democrático, como la extrema derecha italiana de Giorgia Meloni. Aun con todo, la nueva Comisión Europea que dirige otra vez la conservadora Ursula Von der Leyen tras las elecciones de junio se siente aún más cómoda con alianzas moderadas con sociademócratas -tal y como demuestra la elección de la ministra española Teresa Ribera (PSOE) como vicepresidenta-, que confraternizando con esa extrema derecha pujante.