7K - zazpika astekaria
GASTROTEKA

Salsas con receta

El chef de 7K estrena la primavera y su atractiva huerta con productos de esta estación pensando en las tentadoras salsas. Y, para elaborarlas, apuesta por la mayonesa, la sriracha y la soja compartiendo recetas llenas de consejos para esos platos con salsa que alegran nuestras mesas.

(Getty)

Familia, que se viene la primavera. ¡Que ya está aquí! No me digáis que no es emocionante. Las huertas a tope, flores por todas partes, estornudos por doquier… Si sois como yo, os toca disfrutarla y también sufrirla. Es como en las películas románticas de amores imposibles que acaban bien. Para disfrutar de lo mejor de la primavera, si uno sufre de alergia al polen, que vea “Pretty Woman”.

Como decía, ya asoman las primeras “joyitas” primaverales desde la huerta y, ojo, que también del mar. Guisantes, habitas, espárragos, anchoas, verdeles y xixas de primavera forman la selección de selecciones en cuanto a producto se refiere. Esto os lo he repetido en varias ocasiones. Pero me he dado cuenta de que, tirando de este hilo, del de cómo se cocinan estos productos, o, mejor dicho, cómo nos los comemos, me queda un tema pendiente: las salsas con las que acompañamos estos productos.

Acostumbramos a disfrutar de estos productos de manera cada vez más “pureta”. Cocciones cortas, calor justo e incluso crudos y marinados para algunos casos. Pero casi siempre que los productos se preparan así, entra a jugar el partido un tercero que, casi siempre, acompaña el plato aportando sabor y jugosidad. Familia, amigos, hablo ni más ni menos que de las salsas que tanto nos gustan (y que alguna debería estar prohibida).

Mayonesa, sriracha, soja, mostaza, gochujang, alioli, tabasco… y un largo etcétera conviven en la balda de arriba de mi nevera. Imagino que en las vuestras hallarán su sitio en la misma balda o en la puerta y, como nos ocurre a todos, alguna lo hará para siempre, como si la caducidad no existiera. Es cierto que hablamos de salsas de bote, que gozan de una conservación más que extensa. En algunos casos, podríamos incluso llegar a hablar de añadas. ¿Os imagináis?

- Oye, pásame la mayonesa, pero esa no que es del año. Pásame la del 2022. -

Si os soy sincero, cada vez me suena menos raro. Pero si se os brinda la oportunidad, por supuesto, no lo hagáis.

Volvamos al título: “Salsas con receta”. Es lo que vamos a hacer, no os preocupéis. Pero, antes, dejadme que juegue un poco más con el doble sentido. La mayonesa o la soja deberían estar recetadas por vuestro cocinero de confianza. Deberíais de seguir bien las instrucciones y consultar a un experto en caso de duda. Pero, que quede claro, que no cualquier mayonesa sirve, ni tampoco cualquier soja. No os voy a recomendar una marca u otra. Voy a daros alguna clave para preparar la mayonesa bien y, por supuesto, con un toque diferenciador que algunos no conoceréis o todavía no os habéis atrevido a probar. Ahora sí. Vamos al lío.

Mayonesa: Lo de pedir receta para esta salsa va con cierta coña, porque algunos se pasan. Lo de la mayonesa en las lentejas lo he visto, y no lo comparto. Tampoco lo respeto. Porque no. No puede ser. Y punto. ¿Lentejas con mayonesa? ¿En serio? Pues nada, ya lo hemos visto todo familia.

Mi recomendación es mucho más sencilla: primavera = espárragos, espárragos = mayonesa. Vamos a darle una pequeña vuelta. La mayonesa la vamos a preparar en un vaso de túrmix, de manera clásica. La batidora al fondo del vaso, velocidad a tope y a subir poco a poco. Ingredientes a la misma temperatura y sustituimos el aceite de girasol por el de oliva. Sí, queda más fuerte, pero para unos espárragos frescos, recién cocidos, todavía calientes, es ideal. El punto se lo vamos a dar añadiendo una punta de cucharilla de cúrcuma en polvo. La mayonesa va a quedar amarilla. Bonita, preciosa y riquísima. Es importante el punto de sal que, si no está, el resto de la receta no vale nada. Apuntad bien esta receta y añadidle, si os apetece, unas almendras fritas ralladas por encima.

Sriracha: Hablamos de una salsa que engancha como pocas. Para mí, es el picante perfecto. Pica en la boca y no en la garganta. No sube por la nariz y aporta un sabor brutal a casi cualquier plato. Esta salsa se elabora a partir de chiles, azúcar, vinagre y sal. A priori, no parece difícil elaborarla en casa. Pues eso, cogemos unas piparras de Ibarra bien maduras, que hayan pasado a rojo, las asamos a la parrilla unos segundos y les sacamos la pulpa, la mezclamos con una parte de vinagre de alcohol, una parte de azúcar y sal al gusto. Lo mezclamos todo y lo dejamos a temperatura ambiente en un frasco hermético de cristal hasta que esté lista (una semana aproximadamente). Ideal para acompañar un verdel a la plancha. El picante y ácido de la sriracha contrastan de maravilla con la grasa del verdel.

De la soja me toca advertiros: Cuidado, porque también engancha y el contenido en sal de las salsas de soja comerciales acostumbra a ser alto. Por este motivo, mi recomendación con la salsa de soja es que se mezcle. Podéis mezclar la salsa de soja con vinagre a partes iguales, podéis mezclarla con una media parte de zumo de limón, podéis emulsionarla con aceite de oliva a partes iguales. Y con esta última podéis marinar cualquier pescado, verdura, servirla para acompañar una carne… Os propongo una pechuga de pollo, bien sellada y asada, salpimentada y trinchada después. Por último, añadid por encima una cucharadita de la mezcla de soja y aceite. Y, ojo, que, si os gusta el picante, a esta mezcla le podéis añadir una gota de sriracha.

Peor, cuidado, que, si venís con hambre, hambre a la pechuga de pollo o al pollo asado que toque, le podéis servir para acompañar un 3 en 1. Podéis mezclar una mayonesa básica con sriracha y salsa de soja. La mezcla os va a volar la cabeza. Y es por esto por lo que este tipo de elaboraciones deberían de precisar una receta médica. O, en su defecto, de vuestro cocinero de confianza. Demasiado vicio para que sea saludable.

Las salsas son salsas y, viniendo la temporada que viene, no me puedo despedir sin recordaros cuál es la mejor del mundo: la yema de huevo. Sirve para cualquier producto y el placer que provoca por sí sola no es equiparable a nada en el mundo. La primavera es mejor con yema de huevo, mayonesa, sriracha y soja. Y pan, mucho pan. On egin!