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MÚSICA

Clara Mann

(Robin Little - Redferns | Getty)

A principios de mes se publicaba “Rift”, el esperado álbum de debut de Clara Mann, una cantautora y artista multidisciplinar asentada en Londres que ha irrumpido con fuerza en la escena del folk contemporáneo británico. Publicado bajo el sello state51, este disco de diez canciones marca un hito en la carrera de Mann, consolidándola como una voz fresca y evocadora que combina la tradición con una sensibilidad moderna. Tras el éxito de sus EPs anteriores, “Consolations” (2021) y “Stay Open” (2022), “Rift” llega como una obra madura que explora las hendiduras de la experiencia humana: el amor, la pérdida, la esperanza y la transformación personal.

“Rift” no es un álbum convencional. Desde el primer acorde de “It Only Hurts”, el tema que abre el disco, Mann invita al oyente a un espacio íntimo y vulnerable. Con una guitarra acústica delicada y su voz cristalina, la canción establece el tono emocional del álbum: una mezcla de melancolía y resiliencia. La producción, a cargo de Fabian Prynn, apuesta por la simplicidad, dejando que la narrativa lírica y la expresividad vocal de Mann sean las protagonistas. Grabado en parte en los estudios 4AD de Londres y en el salón de un amigo, el disco conserva una calidad artesanal que amplifica su autenticidad.

Las influencias de Mann son palpables. Desde las cadencias poéticas de Jacques Brel y Edith Piaf hasta el lirismo crudo de Joni Mitchell o el toque introspectivo de Tom Waits, “Rift” fusiona elementos del folk tradicional con matices de dream pop e indie rock. Canciones como “Til I Come Around” destacan por sus armonías vocales superpuestas, que reflejan la dualidad de la intimidad y el desencanto, mientras que “Driving Home the Long Way” utiliza el movimiento como metáfora de la distancia emocional, con un vibrato que recuerda a Joan Baez. En “Stadiums”, Mann transforma un encuentro casual en una meditación sobre el amor no correspondido, acompañada de acordes de piano que intensifican la carga emocional.

El título, “Rift” (grieta, en inglés), encapsula la esencia del álbum: un estudio de las fracturas que definen nuestras vidas. Mann no rehúye el dolor; lo abraza como parte esencial del crecimiento. En “Oranges”, por ejemplo, las estaciones cambian y los colores de las tormentas se vuelven reconocibles, sugiriendo que la madurez llega a través de la adversidad. El cierre con “The Dream”, una balada al piano que recuerda a Tom Waits, ofrece una catarsis silenciosa: «Borro el sueño al narrarlo en voz alta», canta Mann, como si el acto de crear este álbum fuera en sí mismo un exorcismo.

Con “Rift”, Clara Mann no solo debuta como una de las promesas del folk británico, sino que entrega un testimonio universal sobre la fragilidad y la fortaleza humanas. Es un disco que crece con cada escucha, un refugio emocional para el oyente.



Pale Blue Eyes

El tercer álbum de Pale Blue Eyes se titula “New Place” y es una invocación a nuevos horizontes en el que cambian la ciudad de Devon por el centro de Sheffield. El cambio es un tema recurrente en el álbum. «Se trata de estar en un lugar nuevo, empezar de nuevo, pero reflexionando sobre el viaje y sobre qué y quién nos trajo hasta este punto. Es una celebración de haber llegado a este momento y comenzar de nuevo», describe Lucy Board, que comparte grupo con su pareja Matt Board y el bajista Aubrey Simpson. Lanzado bajo el sello de la banda hay canciones que se mueven con sintetizadores y ondas de guitarras y se extienden sobre la distintiva voz de tenor de Matt. Canciones de pop delicadas, tintes electrónicos y buen gusto compositivo.