21 SEPT. 2025 Ser guay, sin intentarlo Leonardo Di Caprio protagoniza «Una batalla tras otra», de Paul Thomas Anderson, un thriller satírico que promete y llega a las salas de cine el 26 de septiembre. Mariona Borrull {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Necesita una película a un festival de cine? “Frankenstein”, de Guillermo Del Toro, “Jay Kelly”, de Noah Baumbach, y “Una casa llena de dinamita”, de Kathryn Bigelow, eran las tres apuestas fuertes de Netflix para Venecia. Tres candidatas que habían quedado en pausa un año para un desembarco fuerte, pues idealmente la Mostra serviría de vitrina donde anunciar los regresos de la tríada de directores, concretados en flamantes titulares de prensa, una buena alfombra roja y el runrún cinéfilo alrededor de las polémicas que pudieran despertar. Pero ni el palmarés les prestó atención alguna, ni ocuparon el centro de las conversaciones festivaleras. La personalísima “Frankenstein” quedaba en críticas tibias, por “Jay Kelly” George Clooney alegaba sinusitis para no atender a la prensa y la de Kathryn Bigelow quedó oculta tras el revuelo político vecino de “La voz de Hind”. Si estos preestrenos medio-lucidos han valido el año de espera y la inversión económica, eso queda a juicio de la plataforma. No obstante, el bombo y platillo de Netflix contrasta con un estreno que ha aparecido sin levantar la polvareda en las agendas otoñales, bien lejos de festivales y en fechas extrañas. Se trata de “Una batalla tras otra”, la nueva película de Paul Thomas Anderson. Thriller satírico basado en la novela “Vineland”, de Thomas Pynchon, encuentra a Leonardo Di Caprio como un padre trasnochado, antiguo activista y revolucionario en la California de los setenta. Tras el secuestro de su hija, este Lebowski se reunirá con su sensei Benicio del Toro para combatir al grupo de extrema derecha liderado por un también despeluchado Sean Penn. El asunto promete. Y “Una batalla tras otra” no ha necesitado más que un comentario de Steven Spielberg en un coloquio del Sindicato de Directores para ocupar todos los titulares. «¡Qué peliculón! ¡Dios mío! Hay más acción en la primera hora que en cualquier otra película de la historia. Es realmente increíble». Spielberg declaraba haberla visto hasta tres veces ya, y elogiaba al responsable de “Pozos de ambición” o “Licorice Pizza” por la contemporaneidad de su argumento: «Mezcla elementos tan extraños y al mismo tiempo tan relevantes». Con el comentario de Spielberg, “Una batalla tras otra” acaba de conseguir la aprobación crítica y la promesa de un debate de actualidad, sin pasar por la trituradora olvidadiza de un gran festival de cine. Además, la de Paul Thomas Anderson entrará en salas en tiempos de poca competencia cinéfila-dura, por lo que no habrá de batallar mucho para conseguir calar entre fans. Los nombres de Leo Di Caprio y Benicio del Toro deberían acabar de divulgarla como blockbuster apetecible, último ingrediente para convertirse en un slow-burner de méritos propios de cara al Óscar. Aun sin festivales, la receta para el éxito es compleja.