05 OCT. 2025 Un triplete a destiempo Fotograma de «Bala perdida», película en la que Austin Butler interpreta a una antigua promesa del béisbol venida a menos. Mariona Borrull {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Igual que solo nos percatamos de nuestro cuerpo cuando adolece, las tendencias de la taquilla también se conocen por sus destiempos. Lo raro es que en una misma semana acontezcan tres estrenos algo impropios de la actualidad. Entre hits de Smash Mouth se mueve “Bala perdida”, de Darren Aronofsky, cuyo título original “Caught Stealing” (“Pillado robando”) huele ya a chupa de piel gastada y a corte aceitoso de pizza. Sobre la novela homónima de Charlie Huston, el director de “Réquiem por un sueño” y “La ballena”, rechaza toda trascendencia y baja a la calle, releyendo la persecución absurda de “¡Jó, qué noche!” de Martin Scorsese (1985) de forma bastante literal. En el NY de los noventa, Hank (Austin Butler), una antigua promesa del béisbol, vive entretenido por una novia estupenda (Zoë Kravitz), un empleo como camarero que ni da ni pide mucho y un consumo algo preocupante de alcohol, pero no preocupante para él. Cuando su vecino punki (Matt Smith) le pide cuidar unos días a un mcguffin peludo, su gato, el tipo empezará a ser perseguido por un rebaño variopinto de gánsteres, entre los cuales están Bad Bunny, Liev Schreiber y Vincent D’Onofrio. Es el “sujétame el cubata, que subo la música” de una cartelera, por lo demás, bastante cerebral. Mirando atrás, pero adelante y arriba, está “TRON: Ares”. Atrás, porque se trata de la conclusión de la trilogía iniciada en 1982 con un jovencísimo Jeff Bridges, continuada por Joseph Kosinski en 2010, y que retoma ahora Joachim Rønning, experto en secuelas del cine reciente (“Maléfica: Maestra del mal”, “Piratas del Caribe: La venganza de Salazar”). Protagoniza y produce Jared Leto, como Butler otro actor difícil de empaquetar, personificando a un software enviado a la Tierra que decide rebelarse contra sus superiores en La Red, y gracias a la ayuda de una programadora genial (Greta Lee, “Vidas pasadas”). Si no es “Terminator”, que me aspen. Miramos al futuro, adelante, y arriba, porque la película llega como un desvergonzado espectáculo audiovisual con música de Nine Inch Nails y Trent Reznor-Atticus Ross, y un presupuesto de más de 170 millones de dólares. Un perro verde de la ciencia-ficción de atracciones en tiempos de escasez superheroica. Y, finalmente: seis temporadas y tres películas después, la familia Crawley marca un punto y aparte en “Downtown Abbey: El gran final”, que, vistos los excelentes números en taquilla hasta el momento, seguramente se quede solo en un punto y a parte. Falta Maggie Smith, pero vuelve todo el reparto protagonista. Con el divorcio de la avispada Lady Mary de Michelle Dockery por eje central, los años treinta despiden la claridad bien-humorada de Hugh Bonneville, el mayordomo a punto de retirarse, y proponen una nueva guardia para las tacitas de confort. Té templadito para tiempos de cambio.