08 FéV. 2015 SORBURUA El palisandro, en riesgo TERESA MOLERES {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Las autoridades tailandesas invitan a toda persona que tenga conocimiento del comercio ilegal de la madera de palisandro, también conocido como palo de rosa, a notificarlo al Departamento Nacional de Parques de Chaucha en Bangkok. Los parques son reserva natural y patrimonio de la Unesco, y tienen una extensión de 615.500 hectáreas en la frontera con Camboya. El palisandro, originario de Vietnam del Sur, la antigua Cochinchina francesa, habita en los bosques tropicales con abundantes precipitaciones y temperaturas muy altas. Es un árbol de 15 a 20 metros de altura y 50-70 cm de diámetro. La madera, de un color rojo característico, es muy demandada por la enriquecida clase media china para fabricar muebles de lujo y estatuas sagradas. Por ejemplo, una silla tallada puede valer hasta un millón de dólares. También es una madera cotizada en los mercados occidentales. Estos bosques tropicales son ahora zona de combate entre los guardias de la reserva y las mafias que expolian sus recursos naturales, sobre todo el palisandro para venderlo ilegalmente en China. Los bosques de palisandro de Laos, Camboya y Vietnam casi han desaparecido y ahora las mafias han puesto el ojo en los parques naturales de Tailandia para continuar con su negocio. Trabajan con camiones y sierras potentes, y van armados con fusiles de asalto kalashnikov, que superan el armamento de los guardas, a los que no dudan en matar. Además, pagan a los campesinos pobres para contar con su complicidad. El tráfico está financiado por mafias con buenas relaciones con la droga. Alimentan a sus trabajadores, algunos adolescentes, con metanfetaminas y café, e incluso les pagan con droga. Organizaciones internacionales como SOS Save Our Species ayudan a los guardias facilitándoles GPS y armamento de guerra. Y las autoridades tailandesas dirigen mensajes a los compradores chinos para llamar su atención intentando frenar el tráfico: «Muchos creéis que el palisandro es un árbol sagrado para fabricar muebles, porque os traerá felicidad. Y os decimos que el palisandro no es un árbol sagrado y no va a cambiar vuestras vidas. El palisandro alimenta a mafias criminales. Es una madera manchada de sangre».