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MALMÖ

EL LABORATORIO VERDE SUECO

A mediados de los 90, una Malmö azotada por el desempleo y el cierre de sus fábricas optó por transformarse en una ciudad verde. Hoy, la tercera aglomeración en población de Suecia, con 300.000 habitantes y casi el doble en su área metropolitana, es una de las ciudades más verdes del planeta y un modelo de referencia.


El cierre de los astilleros Kockums, que en el pasado había convertido a Malmö en el centro de la industria pesada del país, marcó el punto de partida de la regeneración de la ciudad sueca. El barrio de Västra Hamnen o Puerto Oeste fue el laboratorio de pruebas. Donde ayer se ubicaban los astilleros y las fábricas, hoy encontramos una moderna y modélica área residencial. Aquí la sostenibilidad alcanza su mayor expresión mediante la arquitectura. Para su construcción se tuvieron en cuenta el soleamiento directo, materiales de bajo impacto ambiental, aislamientos e instalaciones eficientes y una red de transportes sostenible.

Una de las premisas del proyecto iniciado en 2001 como consecuencia de la celebración de la Feria de la Vivienda fue la utilización del 50% del terreno destinado a zonas verdes. Muchas de esas zonas se ubican en las azoteas de las viviendas, que incorporan también la recogida de aguas pluviales. La primera fase del proyecto se conoce como Bo01 y supuso la creación de 350 apartamentos con muchos elementos innovadores, como la elección de las especies de plantas de sus zonas verdes supeditada a la función de su productividad de néctar. A mayor productividad se consigue mayor presencia de abejas, aves y otros animales pequeños. Otro de los elementos innovadores fue la instalación de casetas para pájaros y murciélagos.

Todo el barrio de Puerto Oeste transforma los residuos orgánicos en biogás o fertilizantes. La basura es una de las fuentes energéticas de la ciudad; la mayor parte de la calefacción proviene de la incineración de los restos domésticos. Pero los datos son mucho más contundentes: más de 1.400 metros de paneles solares, 3.000 metros cuadrados de cubiertas ecológicas, el 70% de residuos domésticos son reciclados y una bomba extrae el calor del agua del mar. Las autoridades locales continúan en su empeño y se han propuesto mejorar la eficiencia energética: han puesto a disposición de los ciudadanos y empresas una auditoría y consultoría gratuita de eficiencia energética. Actualmente, Västra Hamnen, o Puerto Oeste, cuenta con 600 viviendas y no hay ninguna igual a otra. La zona está rodeada de parques y jardines que acogen a la fauna y flora local, como el Scaniaparken o la Sundpromenade.

El elemento arquitectónico que domina el barrio es la Turning Torso, un edificio de 54 plantas y 147 viviendas –incluye desde estudios de 45 metros cuadrados a pisos de 190 m2–. Diseñado por Santiago Calatrava, es uno de los pocos edificios altos de la ciudad (aquí la media es de cinco plantas). La torre se compone de cubos móviles que se retuercen frente al estrecho de Östersund. Una de las razones para la construcción de la torre fue la necesidad de dotar a la ciudad de una referencia arquitectónica para restablecer el panorama urbano después de la desaparición de la Kockumskranen (grúa de Kockums) en 2002. Si la grúa simbolizaba las raíces industriales de la ciudad, la Turning Torso refleja la apuesta por la sostenibilidad. Desde lo alto del edificio se disfruta de una espléndida panorámica de la ciudad, que combina lo moderno con lo antiguo, porque Malmö es sostenible y también es una ciudad de contrastes. A un lado se divisa el edificio del ayuntamiento de estilo renacentista holandés, datado en 1546 y situado en Stortorget; detrás, la iglesia de Petri –el edificio más antiguo de la ciudad– y, girando la vista, se ve el impresionante puente de Orensund, que une la ciudad con Copenhague a través del mar con dos vías de tren y cuatro carriles de carretera.

Comercio justo, consumo responsable. El mar es un elemento vital de Malmö y lo demuestra siendo la única ciudad nórdica en contar con una playa en su centro urbano que tiene el galardón de la Bandera Azul. Otra playa de referencia es Ribbersborg, de 2,5 km y conocida también como la Copacabana de Escandinavia. Está dotada con multitud de servicios, como un sector nudista, área para perros, áreas para personas discapacitadas o la Ribbersborg Kalladhus, una antigua casa de baños construida en madera y ubicada sobre el agua.

En Malmö se vive y se respira la brisa marina y el verde; de hecho, la ciudad cuenta con algo más de dieciséis parques. En el centro encontramos el Slotsparken y el Kungsparken, el más antiguo de la urbe, que rodean la fortaleza y el castillo de la ciudad. Pildammsparken, el parque más grande, es perfecto para los amantes del footing y cuenta con dos grandes lagos que atraen una gran diversidad de aves.

Desde el centro neurálgico de Stortorget se llega a uno de los lugares más pintorescos del núcleo urbano: Lilla Torg, una pequeñísima plaza adoquinada de 1592 que acoge el mercado de la ciudad y que el tiempo ha transformado en uno de sus rincones más vivos. Aquí abundan las tiendas especializadas en artesanía sueca. La plaza alberga el Form Design Center, que está ubicado en un viejo almacén del siglo XIX y cuenta con una muestra permanente del diseño y artesanía del país. Desde Lilla Torg nace la Södergartan, el núcleo comercial más importante de la ciudad. Siguiendo la Södergartan se llega a la inmensa plaza de Gustav Adolf, con un gran mercado de flores y fruta que merece la pena visitar. Este rincón guarda en su parte norte “La Rivera”, una serie de casas blancas de estilo renacentista francés, escenario del festival de verano.

Malmö fue una de las pioneras en el comercio justo de Suecia. La metrópolis apoya y fomenta las mejoras constantes en lo referente al consumo ético, por lo que un gran número de restaurantes, cafés, hoteles y tiendas ofrecen una selección de productos de comercio justo. Un ejemplo lo encontramos cerca del Slottsparken, en el café Slottsträdgården, una cafetería y jardín biológico muy popular en la ciudad, especialmente en verano. Cogestionado por los vecinos y las autoridades locales, en él se pueden comprar verduras recogidas directamente de la huerta, flores o plantas.

Drottningtorge acoge numerosas cafeterías ecológicas y un mercado donde los granjeros venden directamente sus productos. Otra área es Möllevångstorget, al sur de Malmö, con su mercado al aire libre de frutas y verdura más grande de Europa, rodeado de multitud de restaurantes regentados por inmigrantes procedentes de casi todos los rincones del mundo.

Augustenborg, laboratorio ecológico y social. A un kilómetro aproximadamente del centro histórico se encuentra otro referente de la regeneración de la ciudad: Augustenborg Ecocity. Aquí se pueden ver las azoteas ajardinadas más extensas del planeta. El barrio fue construido en la década de los 50 y fue todo un éxito, ya que combinaba perfectamente el sector vivienda con el de empleo y servicios. Pero en los años 70, los problemas de humedad e inundaciones causados por el alcantarillado y los materiales de aislamiento utilizados fueron degradando la zona hasta que llegó a ser considerada una zona peligrosa durante los años 80. En la década de los 90, el ayuntamiento tomó cartas en el asunto y, junto a propietarios y residentes, inició la transformación necesaria para solventar los problemas mediante la bioarquitectura y la sostenibilidad. Se empezó a trabajar con los niños en las escuelas, luego siguieron los padres proyectando el barrio que querían para vivir. La colaboración entre el gobierno local y los ciudadanos en la transformación del barrio, un verdadero laboratorio de ensayo, ha culminado en un éxito total. Hoy los vecinos de Augustenborg están felices con los espacios verdes y la remodelación de sus apartamentos.

La gestión del agua fue uno de los principales puntos para evitar las inundaciones del pasado. El problema se resolvió con el drenaje adecuado de las azoteas, que funcionan hoy como jardines y drenan el agua lentamente mediante bajantes que la conducen a canales abiertos que recorren el barrio y desembocan en estanques y humedales que favorecen las áreas verdes y la biodiversidad de la zona. Hay un total de 12.000 metros cuadrados de techos verdes gestionados por empresas y universidades, que proporcionan un mejor aislamiento en invierno y una mejor refrigeración en verano. La mejora de los espacios verdes ha comportado buenos resultados ambientales y, a su vez, sociales, porque se han creado huertos urbanos ecológicos que comparten adultos y pequeños. Pero Augustenborg también mejoró su eficacia energética y sus instalaciones de reciclaje: 400 metros cuadrados de paneles solares para calentar agua, 100 de paneles fotovoltaicos para generar electricidad, reducción en el límite de velocidad a 15 km por hora para animar al peatón y al ciclista, un club de coches de la comunidad con vehículos eléctricos y alimentados con etanol, un tranvía y un sistema de reciclado del 90% de los residuos...

Una de las ventajas que ofrece Malmö es su movilidad. Acorde con su transformación, los medios de transporte también han evolucionado y en la actualidad la ciudad cuenta con 420 km de carrilbici. Se ha dotado de multitud de parkings para bicicletas y un ejemplo a seguir es el nuevo parking Ride & Bike, inaugurado en 2014 en la estación central de trenes y autobuses. El parking cuenta con bombas para hinchar ruedas, taquillas, aseos, cafetería e incluso duchas. Malmö entera, vecinos y autoridades, han apostado todos unidos por una ciudad sostenible y verde. Hoy en día, más de un 30% de la población utiliza la bicicleta en sus desplazamientos, un éxito que se inició con la campaña de 2010 llamada “No más viajes ridículos en autos”, donde se subrayaba que los viajes de 5 km o menos resultan absolutamente absurdos.

Del pasado gris a un presente y un futuro que mira al verde. Malmö es una ciudad que vive y exporta su modelo al mundo.