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«¡Que vienen los rusos!» o una Bilbo blindada

El Spartak ha citado a sus seguidores a las 18.30 en la Plaza Elíptica para dirigirse, escoltados, hacia San Mamés, instándoles a que «no sucumban a las provocaciones».

Manifestación antifascista custodiada por la Ertzaintza. (Luis JAUREGIALTZO / ARGAZKI PRESS)

En 1987, cerca de 300 hinchas del Spartak se enfrentaron en el centro de Kiev a aficionados del Dinamo. Aquel episodio fue un punto de inflexión en la historia del vandalismo asociado al fútbol en la extinta URSS. La historia del hooliganismo en aquellos lares siempre ha tenido un hilo conductor, los ultras del Spartak. El primer club de fans no reconocido oficialmente en la antigua URSS se gestó en 1979 en el seno de su hinchada. Hartos de los ataques que recibían cuando viajaban por su condición de moscovitas, los seguidores ‘krasno-belie’ decidieron unir fuerzas para plantar cara a los rivales de las provincias que visitaban.

Hoy, los más extremistas de sus seguidores siguen infundiendo temor. Bien distinto es que la capital bilbaina anocheciera ayer tomada policialmente, se instara desde las autoridades a comercio y bares a tomar medidas excepcionales, algún centro escolar próximo al estadio suspendiera sus clases extraescolares y hasta fuera aplazada una protesta convocada por centros de enseñanza de iniciativa social. Por su parte, el Spartak ha citado a sus seguidores a las 18.30 en la Plaza Moyúa para dirigirse, escoltados, hacia San Mamés, instándoles a que «no sucumban a las provocaciones». El momento crítico, según Interior, cuando se aproximen al campo.