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Esos diez segundos mágicos que se resumen en un garabato

La ves. Te aproximas al stand, le acercas el disco/libro y esperas. Son esos diez segundos que pasan desde que desaparece de tus manos hasta que vuelve convertido en algo mágico que recordarás cada vez que vuelve a ti esa canción, esa idea que leíste en su libro. Es la magia de convertir un producto en algo inmortal.


No sabemos lo que le ha escrito, pero el receptor se ha sonrojado y ha dibujado una sonrisa en la cara. «¿Te ha gustado?», le pregunta, tiernamente, Alaine Agirre. El hombre asiente, en un gesto amable. Le da las gracias. «Antes intentaba conocer más a la persona, ahora me centro más en el libro. No pienso en las dedicatorias, porque al final simplemente salen», nos cuenta. Agirre es una de las y los creadores que durante estos días se acercan a Durango para firmar sus últimas obras. «A la gente le gusta que le firmes el disco, y a nosotros nos gusta tratar bien a la gente», opina Jon Maia, y se muestra «agradecido» porque «siento que esa persona hace un esfuerzo al comprar nuestro disco. Por eso intento personalizar la firma, cantarle a cada comprador, dedicarle algo más que un producto», cuenta el cantante de Hezurbeltzak. Gorka Urbizu (Berri Txarrak), que firma y posa para cada uno sus seguidores, recuerda cuando, de niño, visitaba Durango con su padre y madre. «Tenía la ocasión de estar por ejemplo con Tapia, y me hacía muchísima ilusión. Ahora me tocar estar a este otro lado y creo que es bonito poder ofrecer esa ilusión que yo tenía a otra persona», reflexiona. Nos cuenta que en su visita anual a Durango siempre encuentra un momento para escabullirse del stand: «Este año caerán Izaki Gardenak, Lisabö... hay muchos discos y libros que quiero comprar, y todos los años encuentro algo nuevo, que no conocía».

Más tímido se muestra Jokin Urain, autor de “Amaren etxea” (Astero). «Prefiero pasar desapercibido, pero entiendo que es importante estar aquí. Venir a Durango significa dar a conocer tu obra a nuestra gente, también es un punto de encuentro entre amigos y, por supuesto, en este caso es un reconocimiento a todas esa gente que nos ha brindado su testimonio para poder realizar este trabajo». Se refiere a los familiares de los presos, auténticos protagonistas de “Amaren etxea”. «Por eso, si me piden que firme utilizo la figura de la madre», matiza.

También reacia a las multitudes, nos topamos con Uxue Alberdi en su breve visita a la Azoka. «Vengo para unas pocas horas, ahora para firmar ejemplares de ‘Poza’ y luego para presentar un proyecto junto a Txakur Gorria», nos cuenta. Hija de librera, conoce de cerca lo que se esconde tras la producción de libros. «Sé que los libros además de fabricarlos hay que venderlos, y creo que ahí tenemos algo que aportar: siempre se dice que se vende más cuando el autor está cerca». También cree que es una manera de «defender aquello que has creado» pero sin olvidar que el objetivo es vender. «Donde de verdad disfruto del público es en los clubes de lectura», recalca.

Fani, del dúo de rap Nizuri Tazuneri, nos cuenta que este año han hecho un esfuerzo para hacerse con un stand junto a Siroka. «Nos gusta esto y queríamos estar por nuestra cuenta, es importante para darnos a conocer», relata. Añade que lo que más valora ella es el contacto con otros creadores: «Sentarte y tomarte un café, hablar... nos enriquece como personas y creadores y es por eso que hacemos música», recalca.

Nos acercamos a Dani Fano. Nos pide que esperemos. Coge un ejemplar de “Migel Marmolen hamaika eta bat jaiotzak” (Astiberri) y empieza a dibujar. «Lo mejor es que aquí no me doy cuenta de los fallos», comenta, y ríe. Pinta una persona postrada en la luna. El lector le pide que se lo dedique a su familia de El Salvador: «Luego se lo mando». «¡Anda, El Salvador!», exclama Fano, y le muestra, ilusionado, las páginas del cómic en las que aparece. Y escribe la dedicatoria: “Que la energía de Miguelito nos ilumine”. «A la gente de aquí le tengo que explicar lo que significa pero a ti...», dice. El lector se ríe, se despiden, y nos atiende. «He empezado a firmar nada más entrar al stand», relata, y afirma que intenta personalizar la dedicatoria: «Reconozco que tengo unas diez-doce prototipos de dibujos y juego con ellos, pero siempre intento dibujar algo especial o por lo menos que le llegue al lector. Además, esto es un dibujo, no es solo una firma, y creo que es especial ver cómo alguien crea algo ante ti».

Lo mismo opina Asisko Urmeneta y asegura que estar en Durango para él «no es trabajo, es sobre todo placer. La gente muestra interés por mi trabajo y yo muestro interés por el suyo, así personalizo las dedicatorias. Para mí, Durango es una plaza imprescindible para acercarme a los lectores», recalca.