Felipe VI tiene los aplausos y el independentismo, los votos precisos
Cuatro minutos, cuatro, estuvieron sus señorías aplaudiendo a Felipe VI, quizás empujados porque el independentismo, más abundante que nunca en el Congreso, había dejado claro una hora ante que «no tenemos rey». Lo que sí tienen son los escaños precisos para mantener o tumbar a este gobierno.
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Diputados y diputadas, senadores y senadoras se apretujaron ayer en los escaños del Congreso para asistir a la Sesión Solemne de Apertura de las Cortes Españolas, que protagoniza alguien a quien nadie ha elegido nunca y que antes y después de su discurso estuvo dedicado a labores militares con recepción de honores, revista y desfile. A los representantes de la ciudadanía les quedó el papel de palmeros.
Faltaron a la sesión los diputados y senadores de EH Bildu, ERC, Junts per Catalunya, las CUP y el BNG. En una comparencia ante la prensa habían dejado claro que «no tenemos rey». Y explicaron que «la monarquía española y su máximo exponente, el rey de España, no nos representa». Recordaron que «la sociedad catalana, vasca y gallega rechazan mayoritariamente la figura de una institución anacrónica heredera del franquismo que se sustenta en el objetivo de mantener e imponer la unidad de España y su leyes, negando así los derechos civiles, políticos y nacionales que asisten a nuestras ciudadanías y nuestros pueblos».
El PNV redujo su presencia a los portavoces en el Congreso y el Senado, Aitor Esteban y Jokin Bildarratz, que tras el discurso real se pusieron educadamente de pie pero sin aplaudir.
Llamativa fue la posición de Unidas Podemos, que en 2016 se mostró también distante, como los jeltzales. Ayer los ministros morados aplaudieron, con mayor o menor entusiasmo. También hubo diputados que lo hicieron. Y a la postre, el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, alabó, «como republicano», el discurso porque, a su juicio, fue «valiente», distinto a otros que ha pronunciado en el pasado, y con una apuesta clara por el «diálogo» y «la palabra».
La número dos del PSOE, Adriana Lastra, tras el comunicado de la Declaración de Llotja de Mar, se sintió obligada a mostrar «el apoyo» del Gobierno de España y el Grupo Parlamentario Socialista al jefe del Estado «como siempre».
Pese a que independentistas y jeltzales habían dejado sitios libres, los de Vox no perdieron la oportunidad de montar su propio numerito, ocupando escaños que correspondían a PSOE y UP. Ivan Espinosa de los Monteros les puso firmes «por respeto al rey». Y fue nada menos que Santiago Abascal quien tuvo la ocurrencia de decir que la protesta de los partidos independentistas es un ejemplo más de la «batasunización» de la política. Pablo Casado, presidente del PP, exigió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que censure las «muy graves afirmaciones» e «insultos» que, según dijo, dirigieron ayer al rey sus «socios» independentistas.
Ovación
Felipe VI cerró su discurso afirmando que «España no puede ser de unos contra otros; España debe ser de todos y para todos». Y en ese mismo momento comenzó la batalla sobre qué lado de la Cámara aplaudía mas y con más energía al rey. Cuatro minutos. Faltaba un telón que subiera y bajara. O fans que lanzaran flores o ropa interior. Hasta que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, decidió cerrar la sesión. Pero como las Cortes están ahora muy marciales, se volvieron a colar gritos de «viva el rey», «viva España» y «viva nuestra Constitución».
Pero a pesar de tanto entusiasmo patriótico y monárquico, quienes tienen la llave de la legislatura y del Gobierno son los «independentistas, soberanistas y republicanos» que ayer se quedaron fuera, exigiendo romper con «los valores que representa el rey y su figura».