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‘Non dago Mikel?’, el crudo testimonio de los torturados

Casi 35 años después, el caso de Mikel Zabalza ha llegado estar tarde a la gran pantalla de la mano de Amaia Merino y Miguel Angel Llamas ‘Pitu’, a través de un documental que muestra con escalofriante crudeza el testimonio de torturados en Euskal Herria y de una familia que sigue exigiendo verdad, justicia y reparación.

Non dago Mikel

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El relato cinematográfico que han elaborado Merino y ‘Pitu’ con la producción de Ahotsa.info e Izar Films lleva un orden cronológico, situando el entorno en el que se desarrollaba la vida de Mikel Zabalza hasta que es detenido el 26 de noviembre de 1985 en Donostia y llevado al cuartel de la Guardia Civil en Intxaurrondo.

A través de diferentes testimonios, en la película presentada este martes tarde en Zinemaldia se va relatando cómo se van desarrollando los acontecimientos y qué les sucede a los detenidos en la misma operación policial, mientras la familia de Zabalza intenta infructuosamente dar con él. También se muestra cómo se va pergeñando la versión oficial de una supuesta fuga, hasta llegar a la aparición de su cuerpo veinte días después en las aguas del río Bidasoa. Todo ello intercalando imágenes de la época procedentes de archivo de EITB y actuales para componer un relato estremecedor.

Sobre todo resultan muy duros los momentos en los que Ion Arretxe relata las torturas sufridas entonces en Intxaurrondo y que va desgranando para el antropólogo forense Paco Etxeberria, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Un testimonio de lo sufrido al que se suman los de los hermanos del propio Mikel o de su pareja, Idoia Aierbe.

Aunque se trata de una historia tristemente conocida, no deja de producir un escalofrío todo lo que se llega a oír, mientras también se recoge la contundente respuesta de la sociedad vasca ante una versión oficial que prácticamente nadie se creía, incluso algunos de los que la terminarían defendiendo a capa y espada.

«Ahora tenemos documentada la verdad»

Idoia Zabalza, hermana de Mikel, reconoce que al revivir lo sucedido aquello días «se te van acumulando sensaciones, pensamientos y vivencias».

Dentro de las diferentes tramas que componen el documental, Idoia destaca «el testimonio de Ion Arretxe, que es casi como si fuese la voz de Mikel o como si fuese Mikel el que está vivo ahí».

La película reaviva el viejo dolor de la pérdida y también es un recordatorio de que «han pasado 35 años y seguimos en el mismo punto en lo que tiene que ver con la verdad, la justicia y la reparación. Como decía mi madre, estamos ante una pared que, de momento, es imposible de abrir, de hacer una fisura y menos tirarla».

Idoia se queda con el hecho de que a través del documental «se ha dado un paso adelante muy importante, porque ahora tenemos documentada la verdad de lo que pasó. Está grabada y queda para siempre. No significa que sea una verdad judicial, pero la verdad ya está documentada».

Su hija Garazi participa en el documental junto a sus primas. Recuerda que «desde pequeñas nos han contado lo que ocurrió, pero siempre nos ha faltado un poco más, entender qué sentían, por qué teníamos nosotras también esa carga. Aunque supiésemos los hechos, nos faltaba algo y cuando empezaron a hacer la película, comenzaron a abrirse, a contarnos un poco más y conseguimos abrir la caja de los sentimientos, de las emociones, de todo».

Destaca la importancia de una obra como esta «para que se conozca lo que pasó. Nosotras conocemos la historia de primera mano por la familia y también nuestro entorno, pero más allá, ya no tanto. Y el documental ofrece la oportunidad de que se conozca lo que se vivió en aquella época, lo que se ha vivido hasta hace muy poco y ayuda a conocer la historia de nuestro pueblo».

Una responsabilidad «muy grande»

Precisamente el hecho de difundir lo más masivamente posible lo sucedido con Mikel Zabalza era el gran reto al que se enfrentaban los directores de la cinta, Amaia Merino y Miguel Angel Llamas, ‘Pitu’. Este último recuerda que «no era cualquier historia la que había que contar, porque involucraba a mucha gente. Y cada vez que les preguntábamos a esas personas sobre lo que habían vivido, revivían algo muy doloroso. Cuando después de tantos años te metes en una casa y abres la caja de los truenos, adquieres una responsabilidad muy grande de cara a esas personas».

Merino abre todavía un poco más el plano para añadir que «la película es una experiencia, la oportunidad, no agradable, pero sí importante, de vivir lo que se vivió aquellos días en primera persona. Y estamos muy satisfechos del resultado final».

La elaboración del documental ha sido un proceso largo en el que se han implicado asociaciones, instituciones y muchas personas a través del cowdfunding para que terminara siendo una realidad. Como recuerda ‘Pitu’, «llevamos desde antes del 30 aniversario trabajando en este proyecto y durante todo ese tiempo, hemos estado trabajando la memoria de lo que le ocurrió a Mikel, denunciando la práctica de la tortura. Y toda la gente que ha colaborado de una manera u otra ha sido fundamental para que esto llegue al final. Por eso, en los títulos de crédito salen sus nombres. Seguramente se nos habrá olvidado alguien, pero cuando ves tantos nombres, eso significa que es una película hecha en auzolan».

Con el estreno, llega el momento de recibir el dictamen del público. A Merino le gustaría que el espectador que vea ‘Non dago Mikel?’ se lleve de la sala «una idea clara de lo que es y ha sido la tortura, de lo que se puede llegar a sentir, de lo que significa la impunidad que hasta hoy existe respecto a este tema». Aunque también le gustaría que «no sólo sea algo tan duro, tan negativo, que digas ‘apaga y vámonos’, sino que también piense cómo podemos aportar para que esta situación cambie, para que se reconozca lo que se ha hecho. Esa ha sido nuestra intención: dejar unas semillas por aquí y por allá para volver a juntar las fuerzas entre todos para empujar, obligar a quienes están en los gobiernos a que de una vez por todas se haga memoria histórica, porque llevan un retraso descomunal. Les vendría bien hacerlo».

Precisamente para que esa memoria siga viva han realizado este documental, que inicia su andadura «por la puerta grande, en el Zinemaldia de Donostia», señala satisfecho ‘Pitu’, quien añade que «desde que empezamos con este proyecto, nuestra meta era llegar con una película que tuviera la calidad suficiente como para que pudiera ser exhibida en el Zinemaldia». Además, su estreno en Donostia suponía «un reconocimiento a Mikel y a las víctimas de la tortura en la ciudad donde ocurrieron los hechos que relatamos, algo que no se ha hecho de forma oficial».

Su estreno en el festival donostiarra es su tarjeta de presentación de cara a iniciar «el camino que vamos a hacer después, que incluso nos parece más importante. Porque será todo un homenaje a las personas que han sufrido torturas que esta película se pueda exhibir en salas de cine comercial, que también se haga una buena exhibición en todos los pueblos y barrios de Euskal Herria de donde nos llamen, que podamos superar las fronteras de Euskal Herria y que se pueda emitir en televisiones». De tal manera que «miles de personas vean, escuchen y conozcan el caso de Mikel». Un drama que a través de su trabajo ya ha quedado recogido para la historia.