«Its coming home»: La nueva oportunidad de Gareth Southgate
La actual hornada de los 'Tres Leones' aspira al título que nunca consiguió 55 años después de su última final disputada, ganando la Copa del Mundo de 1966, y 25 años después del penalti marrado por el propio Garetj Southgate, actual seleccionador, en la semifinal de la Eurocopa.
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«Gareth Southgate, all an England is with you», así describía el narrador de la BBC los pasos previos que el entonces joven jugador del Aston Villa dio el 26 de junio de 1996 mientras se encaminaba al punto de penalti del antiguo Wembley. Era el sexto lanzamiento de una tanda que podía dar a Inglaterra el pase a la final de la Eurocopa, pero enfrente tenía al sobrio portero alemán Andy Kopke. Los nervios atenazaron a Southgate y su tiro fue detenido por el arquero. Möller, también de los once metros, fue el encargado de certificar la eliminación de los pross.
Lo sucedido aquella noche fue una enorme decepción para la afición inglesa, huérfana de títulos después del Mundial de 1966. Prueba de ello fue la atmosfera que acompañó al equipo de Terry Venables durante todo aquel torneo. Superada la época más cruda del hooliganismo y con el postatcherismo sumergido en una enorme crisis política –John Major daba sus últimos coletazos como primer ministro–, Inglaterra vivía un periodo de ebullición que tuvo un enorme impacto en la cultura popular.
Empezando por el apartado deportivo, tras la tragedia de Hillsborough, en la que murieron 96 hinchas del Liverpool, el juez Peter Taylor redactó un informe que acompañado de la llamada «Ley de espectadores de fútbol» cambió para siempre la los estadios ingleses al eliminarse las vallas y las localidades de pie. La organización la Eurocopa, además, habilitó la reforma de los campos que ejercieron como sede y la construcción de otros nuevos. En el periodo de apenas cuatro años, equipos como Bolton, Derby County, Middlesbrough, Southampton, Sunderland o Stoke City inauguraron sus nuevas y modernas casas. Todo ello le dio un enorme impulso a la Premier League, el nuevo campeonato auspiciado por el magnate televisivo Rupert Murdoch. Un fútbol más seguro y familiar, pero también más elitista. Un proceso de gentrificación al que Roy Keane calificó como «la brigada del sándwich de gambas» y que contó con una segunda derivada en la llegada de propietarios extranjeros a los grandes clubes de Inglaterra. En 1996, en cambio, se hablaba de que el vicepresidente del Chelsea Matthew Harding habia donado un millón de libras a los laboristas.
Antes del torneo, Terry Venables anunció que dejaría la selección a la conclusión del mismo y la federación inglesa (FA) designó a Glenn Hoddle como su sustituto. No obstante, el antiguo entrenador del QPR, Barcelona o Tottenham seguía focalizado en conseguir el título. Un empeño para el que confío en una nueva generación de jugadores, llamando a 13 futbolistas –más de la mitad de la plantilla– de 25 años o menos: Los hermanos Neville, Shearer, Anderton, Redknapp, McManaman, Stone, Fowler, Howey, Barmby, Campbell, Walker y Southgate. Pese al empate inicial ante Suiza, Inglaterra se recompuso ganando a Escocia y goleando a Holanda en la fase de grupos. En cuartos se mereció ir a casa ante la España de Clemente pero ganaron en los penaltis, clasificándose así a la citada semifinal ante Alemania.
El torneo de la cultura popular
El equipo llegó en volandas acompañado de un hit que todavía perdura: «Its coming home». La FA encomendó al grupo Lightning Seeds componer una canción de apoyo, el cantante Ian Broundie puso como condición el poder contar con los humoristas David Baddiel y Frank Skinner en el proyecto y el tema se convirtió en un himno. Alcanzó el número uno de las listas británicas en un tiempo marcado por el anuncio de la separación de Take That, el éxito del Britpop, el auge de los ritmos electrónicos o la irrupción de grupos de indie-rock. Era la época de Oasis, Blur, The Verve, Ocean Colour Scene, The Charlatans, Beautiful South, PJ Harvey, Babylon Zoo, The Prodigy o Chemical Brothers. Una semana después de la Eurocopa un grupo formado por cinco chicas llamado Spice Girls lanzaba su single «Wannabe», un fenómeno mundial. El cine también vivió un resurgir, ya que en 1996, «El Paciente Inglés» ganó el Globo de Oro y «Secretos y Mentiras» se llevó la Palma de Oro en Cannes. No fueron los únicos filmes destacados de ese año, también se estrenaron la mítica Transpotting, «Hamlet» de Kenneth Branagh y el mundo descubrió a Liv Tyler en «Belleza robada», una producción inglesa dirigida por Bertolucci.
Los tabloides, por su parte, durante la Eurocopa se encargaron de difundir mensajes xenófobos y machistas contra los rivales. Algo que se agravó en las jornadas previas a jugar contra España, el Daily Star llamó «loco» a Clemente, mientras que el Daily Mirror publicó frases como que «los españoles se dejan bigote para parecerse a sus madres» o que «no ganan desde Lepanto». Contra los germanos, las apelaciones bélicas fueron la norma. El resto del año, en cambio, tuvieron material suficiente con la familia real debido al acuerdo de divorcio del Príncipe Carlos y Diana Spencer o con la separación definitiva entre el Príncipe Andrés y Sarah Ferguson.
25 años de diferencia, el mismo protagonista
Un cuarto de siglo después de dicha Eurocopa, el Daily Mirror reunió al Prínicipe Guillermo –Hijo de Carlos y Diana– con el Gareth Southgate para conversar en torno a aquel penalti marrado ante Alemania. Tras jugar en el Crystal Palace, Aston Villa y Middlesbrough, el actual seleccionador colgó las botas para enfudarse el chandal de entrenador del Boro. Un equipo al que dirigió durante tres temporadas
En 2013, pasó a formar parte de la estructura de la federación inglesa como seleccionador sub21. Clasificó al equipo para el Europeo de 2015 con una gran camada en la que destacaban Harry Kane, Stones, Ward-Prowse, Ings, Lingard o Loftus-Check. Un año después se haría cargo de la absoluta tras la destitución de Sam Allardyce en lo que supuso un un golpe de timón histórico. El motivo del despido fueron las informaciones publicadas por el Daily Telegraph, incluida una cámara oculta, en la que se veía a Big Sam negociando con falsos empresarios asiáticos que pretendían introducir a fondos de inversión para adquirir la propiedad de jugadores de la Premier League, algo que está totalmente prohibido. Asimismo, se acusaba a ocho entrenadores del campeonato inglés de haber cobrado comisiones en traspasos.

Southgate pasaba a liderar el equipo de los three lions con dos objetivos concretos: Clasificar a la selección para el Mundial de Rusia en 2018 y dar paso a una nueva generación que venía triunfando en categorías inferiores. Ejemplo de ello son las copas del mundo sub 20 y sub 17 logradas por Inglaterra en 2017, el europeo sub 19 de ese mismo año, el entorchado continental sub 17 de 2014 o los progresos de la selección sub 21. Futbolistas como Sancho, Foden, James, Mount, Chilwell, Grealish o Pickford emergieron en dichos torneos. Una apuesta por el talento que viene acompañada por la contratación de profesionales o asesores foráneos, el uso de nuevas tecnologías y un quirúrgico análisis de datos.
«El Oxford y el Cambridge del fútbol»
La federación inauguró nueve años atrás el centro de entrenamiento de St.George's Park. Un complejo, inspirado en las instalaciones francesas de Clairefontaine, que cuenta con 12 campos entrenamiento –uno de ellos cubierto, otro con las mismas dimensiones que Wembley y los hay tanto de césped natural como artificial–, gimnasios, áreas para el desarrollo científico, salas de medicina de última generación y áreas de hidroterapia, biomecánica, datos, análisis, audiovisuales o estudios. En palabras a The Athletic, el antiguo director técnico de la FA Howard Wilkinson ha definido St.Georges Park como «el Oxford y el Cambridge del fútbol».

Southgate cuenta con un equipo de doce asistentes entre los que destacan Steve Holland, Graeme Jones, Chris Powell, Martyn Margetson y Bryce Cavanagh. El primero de ellos trabajó junto a Mourinho, Hiddink, Villas-Boas, Benítez, Di Matteo y Conte en el Chelsea y es conocido por su importancia en la faceta táctica, el análisis de datos o el seguimiento de los rivales. El exjugador de los blues Cesc Fábregas le definió como «el arma secreta» mientras que José Mourinho declaró a The Sun que Holland se trataba de «un gran asistente». De Graeme Jones, los medios han destacado su importancia en la salvación del Newcastle, club al que llegó como segundo entrenador en enero. Se incorporó a la selección en mayo y cuenta con una amplia experiencia como colaborador de Roberto Martínez en el Swansea, el Everton o Bélgica.
Chris Powell es un carismático exinternacional que dirigió a Charlton o Huddersfield. Fue fichado en 2019, en el marco del cumplimiento del progama para la integración de las minorías con el que cuenta la FA. Compagina su trabajo en la selección el desarrollo de los talentos de entre 17 y 23 años en la academia del Tottenham. El entrenador de porteros es Martyn Margetson, descartado por Allardyce y que formó parte del equipo técnico galés en la Eurocopa de 2016. Su magnífica conexión con Jordan Pickford es una de las claves del éxito.
El encargado del desarrollo físico, médico y nutricional es el australiano Bryce Cavanagh, un hombre con amplia en el el rugby o el criquet y que se ha encargado de la preparación de numerosos deportistas. Su filosofía se resume perfectamente en su perfil de Linkedin donde asegura que «me motiva el cambio de sistema para el impacto inmediato, pero también el ser capaz de influir en la dirección estratégica a largo plazo, los entornos culturales o el desarrollo de los equipos de personas y así lograr el éxito sostenido en el futuro». Durante la Eurocopa sus métodos han acaparado la atención merced a los unicornios hinchables utilizados por los jugadores en las sesiones acuáticas de recuperación.
Una conjunción de ingredientes en constante desarrollo que posibilitaron el cuarto puesto en Rusia, superando incluso una tanda de penaltis de forma nada casual tras 22 años –el botellín de Pickford tenía anotadas las estadísticas y zonas de tiro de los lanzadores colombianos–, y que ahora han llevado a Inglaterra a la final de la Euro.
Un título que se resiste a los inventores del fútbol y que puede llegar de la mano de Southgate. Criado en una familia de clase obrera en Watford, sorprendió a la prensa cuando jugaba en el Crystal Palace por sus habilidades académicas y lingüísticas, falló un penalti decisivo en la Euro de 1996, fue 57 veces internacional, capitaneó al Aston Villa, pasó del césped al banquillo en el Boro, llegó de rebote al puesto de seleccionador absoluto, devolvió el prestigio a Inglaterra en Rusia, tiene una idea de juego moderna, confía en la ciencia y las innovaciones, es criticado por las voces más conservadoras de los medios y ha construído un equipo joven y multicultural en los tiempos del Brexit o el negacionismo. No es poco. Maybe, its coming home.