Vuelve el hombre de los caramelos cortantes
‘CANDYMAN’
EEUU. 2021. 91’. Dtora.: Nia Da Costa. Guion: Jordan Peele, Nia Da Costa y Win Rosenfeld. Prod.: Jordan Peele, Win Rosenfeld e Ian Cooper. Int.: Yahya Abdul-Mateen II, Teyonah Parris, Colman Domingo, Nathan Stewart-Jarrett, Vanessa Williams, Rebecca Spence.
Se retoma el mito terrorífico noventero que dejó las películas ‘Candyman’ (1992), obra de Bernard Rose, ‘Candyman 2’ (1995), dirigida por Bill Condon, y ‘Candyman 3’, a cargo de Turi Meyer.
Todas ellas nacían de la adaptación de una novela original del británico Clive Barker, aunque estaban ambientadas dentro de la comunidad afroamericana de Chicago. Por eso el relanzamiento surge dentro del actual auge del terror negro, ya que el productor y coguionista de ‘Candyman’ (2021) es Jordan Peele, el celebrado autor de ‘Déjame salir’ (2017), ‘Nosotros’ (2019), y la aún inédita ‘Nope’ (2022).
Dirige la cineasta, también afroamericana, Nia Da Costa, que había debutado con el western ‘Little Woods’ (2018) y que ya va a dar el gran salto a Hollywood con ‘The Marvels’ (2022). Como paso previo a este segundo largometraje que ahora se estrena en nuestras salas, hizo el cortometraje ‘Candyman: Animated Prequel’ (2020), que es una pieza breve que cuenta los orígenes del personaje con recortables en negro sobre un fondo blanco, al modo de las sombras chinescas.
El protagonista del nuevo ‘Candyman’ (2021) es un artista plástico que atraviesa un bloqueo creativo, del que pretende salir inspirándose en la leyenda urbana del hombre de los caramelos con cuchillas de afeitar en su interior, y que casi le cuesta la vida en su niñez, por lo que su investigación le devolverá a lo más oscuro de su pasado.
Una experiencia que sucede en el barrio de Cabrini Green, ocupado ahora por hipsters y millenials a causa de la gentrificación, y donde el tal Anthony McCoy vive en un loft junto a su pareja, la directora de una galería de arte.
Un contexto visualmente renovado para un relato sobrenatural hecho de viejos rituales, pues se repite otra vez la conocida invocación a Candyman, diciendo su nombre cinco veces frente a un espejo a la vez que se niega su existencia.