Belgrado, una de las cunas del basket en Europa, dirime el campeón de la Euroliga 2021/22
A las 18.00 de este jueves Olympiacos pondrá ante Anadolu Efes en solfa el título logrado por el cuadro otomano la pasada campaña; el derbi futbolero de la ACB entre Barcelona y Real Madrid, que arranca a las 21.00, revive una nueva edición, como en 1996, 2013 y 2014.
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Desde que tras la Guerra de los Balcanes, Yugoslavia dejara de existir como país unido, la «yugonostalgia» ha imaginado grandiosas selecciones «Plavi» que dieran continuidad aquella que, sin Jure Zdovc, que no recibió su medalla de oro del Eurobasket de Roma 1991 hasta el año 2005, ganó frente a Italia, con jugadores como Toni Kukoc, Vlade Divac, Dino Radja, Sasha Djordjevic, Velimir Perasovic y tantos más. Curiosamente, en Roma 1991 no estaba Drazen Petrovic –lo cual le abriría las puertas el «vetado» Djordjevic– tras el incidente de Argentina 1990, cuando Vlade Divac le arrebató de un zarpazo la bandera croata a un aficionado que saltó al Luna Park tras el oro cosechado por aquella Yugoslavia de ensueño.
Por falta de talento no habrá sido, porque desde aquel «jugador maldito» como fue el croata Josep Sesar, las diversas repúblicas han extraído de sus canteras nombres tan notables como Komazec, Vujanic, Gurovic, Becirovic, Smodis, Bodiroga, Stojakovic, Tarlac, Radmanovic, Rebraca, Jaric, Giricek, Drobnjak, Prelevic, el propio Gregor Fucka –italiano de origen esloveno–, Milicic, Nesterovic, Vujcic, Teletovic, Prkacin, Tomic, y los más actuales Teodosic, Micic, Bjelica, Guduric, Bigdan y Bojan Bogdanovic –uno serbio y el otro croata– Hezonja, Dzanan Musa –MVP de la Liga ACB en su «renacer» al juego en el Breogán de Lugo–, Bender, Ante Zizic, Vucetic, Zubac, los hermanos Dragic, Cancar y, sobre todo, Nikola Jokic y Luka Doncic.
Los dos últimos, respectivamente MVP de la Fase Regular de la NBA ysensación absoluta de los play-offs después de que los Mavs hayan eliminado a los Phoenix Suns por 3-4 en las Semifinales de Conferencia Oeste, ganando por 90-123 en el desempate, con el esloveno dominando a placer a la franquicia de Arizona.
Y por eso, aunque no haya sido ese el motivo del cambio de emplazamiento, pasando de Berlín a Belgrado, la Euroliga 2021/22 vivirá desde el jueves hasta el sábado su desenlace en una de las indiscutibles cunas del basket continental. El Stark Arena ha tomado el relevo del vetusto Hala Pionir y no habrá equipos de la antigua Yugoslavia en liza, pero sí un campeón que le tome el relevo a Anadolu Efes, campeón de la pasada edición en Colonia. O quizá el propio conjunto otomano, quien a las órdenes de Ergin Ataman opta a revalidar el título cosechado el año pasado.
El protagonismo «plavi» tendrá mayor competencia, eso sí. La primera semifinal, a partir de las 18.00, la van a dirimir el vigente campeón con un Olympiacos que regresa a una Final Four por primera vez desde 2017, cuando el Fenerbahçe que entrenaba Zeljko Obradovic dejó a la escuadra del Pireo con la miel en los labios.
Después de una temporada agitada y con sobresaltos, Anadolu Efes ha conseguido su mejor juego cuando más falta le ha hecho. No podrá contar con el croata Krunislav Simon –el «rey gitano» del basket europeo ya tiene una edad y este año los achaques apenas le han dejado jugar–, pero sí con Vasilije Micic, MVP de la pasada Final Four y Trofeo Alphonso Ford al máximo anotador de la presente Euroliga, y un Shane Larkin nuevamente elegido en el primer quinteto del torneo.
«Seguimos teniendo hambre. No puedes ser complaciente, la temporada pasada ganamos, pero estar de vuelta es algo importante. Queremos disfrutar cada momento, ir partido a partido, el objetivo es ser campeones otra vez y trabajaremos para conseguirlo», ha señalado el exterior turco-estadounidense.
Una de las claves para que los de Ataman hayan podido llegar a esta nueva Final Four –ininterrumpida presencia desde el subcampeonato de 2019 en Gasteiz y en un destacado liderato en la Fase Regular en 2020 cuando a causa de la pandemia de la covid-19 se canceló el torneo–, según Shane estriba en la fortaleza de su bloque. «Llevamos jugando juntos tres años», ha señalado el exbaskonista, que con otros ex del cuadro gasteiztarra como Beaubois o Pleiss, más Dunston, Singleton, Anderson o Moerman, forman un núcleo duro de un Efes que, además, parece haber dejado atrás su histórico gafe.
Por su parte, su entrenador, el turco Ergin Ataman, ha querido lanzar un guiño al público, después de ganar el año pasado en Colonia con las gradas casi vacías. Ha reconocido que para él será «más divertido» celebrar con aficionados. «Solo celebramos ela victoria n el vestuario, con mis jugadores, pero estoy seguro de que todo el país celebró la gloria. Si tenemos éxito y ganamos de nuevo, será más divertido celebrar con los aficionados. Veremos», ha añadido.
El preparador del vigente campeón de la Euroliga –y nuevamente, seleccionador de su país–, ha subrayado el crecimiento de sus jugadores durante la temporada. «Fue una temporada difícil para nosotros después de ganar el título. No estaba seguro de si en el play-off haríamos un baloncesto regular, pero pasó; en el momento más importante de la temporada encontramos nuestro mejor baloncesto. Y con esa confianza quiero motivar a mi equipo. Fue difícil batir a Armani Milano que tiene un gran equipo. Pero encontramos la motivación y estamos aquí, disfrutando la final four para intentar ganar», ha agregado, mucho más diplomático de lo que en él es habitual, dejando las bravatas de su «baloncesto punk» para otro día.
Sin Spanoulis, Olympiacos también sabe sobbrevivir. Con Georgios Bartzokas erigido en el Mejor Entrenador de la Euroliga, la escuadra del Pireo es un adversario incómodo. No tiene, ni de lejos, el talento de Anadolu Efes, pero tampoco tiene presión. Una presión que se espera que, entre los griegos –memorable su invasión de campo tras derrotar al AS Mónaco, una «hazaña» que les ha costado el tener que jugar un partido a puerta cerrada el año que viene y una multa de 53.000 euros–, los turcos y los serbios, pongan una grada a plena temperatura ya desde el primer momento.
Más que nunca, la fuerza de Olympiacos está en su coraza colectiva. Sin «Kill Bill» Spanoulis para los momentos de decisión, el colectivo es lo que ha llevado a los de Bartzokas a esta nueva cita continental.
«Esto es un esfuerzo de equipo. Estamos juntos aquí, aficionados, presidentes, representamos a nuestra ciudad, todos luchamos por el objetivo. Todo el mundo sabe en Grecia, lo que significa el Olimpyacos, pasión y a veces sentimientos extremos, buenos o malos, ahora estamos en los buenos, pero no hay que olvidar lo que nos trajo aquí», ha subrayado Bartzokas, que ya sabe lo que es ganar una Euroliga, en la campaña 2012/13, con el club del Pireo.
Esa experiencioa lleva al ex de Khimki, Lokomotiv Kuban y Barcelona a pedir a sus jugadores que «disfruten del momento». «Le digo a mis jugadores que no hay que exagerar nada, tenemos que enfocarnos en nosotros, jugar con confianza, por nuestra ciudad, nuestro club y disfrutar del momento», ha incidido.
Por su parte, el ala-pívot Giorgos Printezis vivirá su última Final Four como jugador, ya que se retira al término de la temporada. Con dos décadas en el conjunto heleno dos títulos de la Euroliga con su club, los de 2012 y 2013, ha subrayado que en su caso «el objetivo no era llegar a la Final Four», pero ese ha mostrado «muy feliz» de haberlo logrado.
«El quinto partido –contra Mónaco– fue algo increíble. Puedo entender que al final del partido no fue la manera correcta que entraran al parqué antes de que terminara el partido, pero con estas emociones, después de dos años y medio de covid-19, muchos aficionados querían celebrar, se sentían bien, estamos muy felices de darles esas sensaciones positivas y esperamos darles más en esta Final Four», ha señalado el capitán de Olympiacos.
Un balcánico arrojadizo
Nikola Mirotic, flamante MVP de la Fase Regular de esta Euroliga 2021/22, es balcánico aunque haya jugado siempre bajo bandera española. Cierto es que en algún momento, alguna pataleta le costó un serio aviso de la hinchada balcánica –cuando arrancó una bandera serbia camino a vestuarios tras caer el seleccionado español ante los «plavi» en el primer partido del Eurobasket de 2015–, pero normalmente, an sido «sus propios compatriotas» quienes han tenido la mala costumbre de usarlo como un arma arrojadiza.
Primero, por la manera en que la Federación Española de Baloncesto –FEB– ha manejado la cuestión de sus dos principales nacionalizados –Serge Ibaka y Nikola Mirotic, más el andorrano Quino Colom–, tachándolos poco menos que de «traidores» cuando por el motivo que fuera –cansancio por una temporada muy cargada, o la necesidad de negociar un contrato nuevo– han declinado la «llamada a filas» de la FEB.
Pero después de haberse formado en las filas del Real Madrid, el fichaje de Mirotic por el Barça sentó a cuerno quemado en las filas madridistas. Es por eso que, los que hace no tanto definían como «mirlo blanco» al de Podgorica, hoy no lo pueden ni ver, y los mismos que el año pasado se regodearon de la objetivamente mala actuación de Mirotic al frente del bando culé, superado por la presión y la responsabilidad el ala-pívot hispano-montenegrino. Visto lo visto esta campaña, sobre todo en la durísima eliminatoria del Barça ante el Bayern de Múnich, Mirotic ha dado un claro paso al frente.

Precedentes
El famoso «clásico» futbolero de la ACB no le es ajeno a la Final Four. Ya la edición de París 1996, aquel que acabó con el famoso tapón ilegal de Vrankovic a Montero, dándole la victoria a Panathinaikos por 67-66 en la final, tuvo un Barcelona-Real Madrid en semifinales. Los merengues defendían la corona conquistada gracias a Sabonis y Obradovic un año antes, pero en semifinales ganó el Barça por 76-66, con el lituano Arturas Karnisovas liderando el bando que entrenaba Aíto García Reneses con 24 tantos y 6 asistencias.
En esta «era moderna», las ediciones de 2013, en Londres, y 2014, en Milán, también vivieron un derbi futbolero en semifinales, con triunfo del Real Madrid en ambas ocasiones. Con ¡Felipe Reyes! erigido en héroe, los de Pablo Laso se impusieron por 67-74, para caer por 10-88 ante Olympiacos en la final, una final en la que el Real Madrid arrancó de manera fulgurante, pero cedió ante los entrenados por Georgios Bartzokas y en el que un imberbe Mirotic se quedaba en 7 puntos y 3 rebotes.
Un año después, el Real Madrid pasó por encima del Barça. el mejor Sergio Rodríguez, MVP de aquella Euroliga, arrasó al Barça por 62-100, con 21 puntos y 6 asistencias del «Chacho», y 19 puntos de Mirotic.
Pero en la final, un invitado inesperado como el Maccabi de Tel Aviv, que había eliminado en semifinales al CSKA de Moscú sobre la bocina, se impuso por 86-98 en la prórroga, con un buen Mirotic, autor de 12 puntos y 7 rebotes, pero incapaces de frenar a unos sorprendentes Tyrese Rice, MVP de aquella final, David Blu, Ricky Hickman y el ex de Gipuzkoa Basket Devin Smith.
Y es que, si algún denominador común tiene este duelo de futboleros de la ACB en las diversas ediciones de la Final Four de la Euroliga, es que gane quien gane, el equipo campeón ha salido siempre de la otra semifinal.