Madres futbolistas: Una rareza cada vez menos excepcional
Islandia disputa la Eurocopa con cinco futbolistas que han sido madres en su plantilla. La alemana Melanie Leupolz y la francesa Amel Majri han renunciado a la cita por su embarazo.
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Sandra Sigordadottir, Elisa Vidarsdottir, Dagny Brynjarsdottir, Sara Bjork Gunnarsdottir y Sif Atladottir. No es una trabalenguas, sino el nombre de cinco integrantes de la selección islandesa que participa en la Eurocopa, a las que une, además de su nacionalidad, el hecho de haber sido madres. Un rareza todavía aunque cada vez menos excepcional.
Gunnarsdottir, que este mismo junio ha dejado el Olympique para fichar por la Juventus es la última que ha alumbrado un niño, Ragnar, nacido el pasado noviembre. «Fundar una familia siendo deportista profesional es difícil. Pero quiero demostrar que es posible volver a jugar al más alto nivel después de un embarazo», aseguraba la capitana islandesa semanas antes de dar a luz. La centrocampista de 31 años, la futbolista con más internacionalidades de su país, no ha querido elegir entre su carrera deportiva y su vida personal. «Quiero demostrar que es posible disfrutar de ambos», asegura.
«Escuchas a toda esa gente que dice que no podrás hacerlo –explicaba su compañera Brynjarsdottir en la página web de la FIFA–. A veces yo misma he dudado y he pensado “quizá tengan razón”. Pero al mismo tiempo, oirlo me motivaba y pensaba, “se lo voy a demostrar”».
En un país con una de las tasas de natalidad más altas de Europa, y en el que las parejas sin hijos tienen que soportar una considerable presión social, la maternidad de las deportistas se asume con más naturalidad que en otras latitudes. Aunque el embarazo sea, evidentemente, un reto en el plano físico. «Siempre he estado en forma, siempre he controlado mi cuerpo, cómo me entreno y descanso, qué como… Ahora tengo que tener en cuenta más factores», explicaba Gunnarsdottir.
Aunque Islandia sigue resultando excepcional, la maternidad ya no lo es tanto en un deporte en el que se ha llegado a exigir a las futbolistas por contrato que renunciaran a quedarse embarazadas.
Leupoiz y Majri
La alemana Melanie Leupolz y la francesa Amel Majri no están disputando la Eurocopa por ese motivo. «Las mentalidades evolucionan. Antes ninguna futbolista francesa lo habría hecho», asegura la compañera de Majri Selma Bacha. «Damos vida, es importante que estemos protegidas a ese nivel, que los clubes no nos puedan echar por quedarnos embarazadas. Es algo en lo que debemos trabajar, las futbolistas debemos estar protegidas», subraya la jugadora del PSG Kadidiatou Diani y miembro de UNFP, sindicato de futbolistas franceses.
La maternidad de Gunnarsdottir el pasado otoño y posteriormente la de Majri, cuya hoja acaba de nacer, dos futbolistas internacionales de un club de renombre, han permitido impulsar una cuestión que antes se había obviado en el fútbol francés y también a nivel internacional, con excepciones notorias como Estados Unidos.
En la Liga Iberdrola, el convenio colectivo aprobado en febrero de 2020 ya incluía una cláusula al respecto, que protege a las futbolistas en caso de embarazo. Hubo que esperar prácticamente un año más para que la FIFA impusiera a las federaciones una baja por maternidad, estableciendo un período mínimo de catorce semanas de baja remunerada por maternidad, de las cuales al menos ocho deben ser las inmediatamente posteriores al parto. Pero esta norma de la FIFA, que incluye la obligación de pagar a la futbolista al menos dos tercios de su salario durante el período de baja, concierne exclusivamente a las jugadoras profesionales y una buena parte de las Ligas siguen siendo amateurs o semiprofesionales. Así que en muchos casos la decisión queda en manos de los clubes.
Que el deporte de alto nivel y la maternidad son compatibles lo demuestran, aunque aún poco a poco, cada vez más futbolistas. Sarina Wiegman fue una pionera en ese sentido y no colgó las botas hasta el nacimiento de su segundo hijo. Más recientemente lo han hecho las estadounidenses Crystal Dunn o Alex Morgan. Y bastante más cerca, antes de que se firmara el convenio colectivo, al que no estaba vinculado el club rojillo por militar en Segunda, la jugadora de Osasuna Maider Irisarri, «agradecida al club por darme la oportunidad de cumplir mis dos sueños, jugar al fútbol y ser madre en mi club de siempre, dándome un apoyo total», compitió hasta el segundo mes de embarazo y volvió a jugar cinco meses después de ser madre. En Primera, es la capitana del Levante María Alharilla la que dará ahora ese paso tras haber dado a luz en primavera y también está de baja por embarazo la futbolista del Real Madrid Marta Corredera. Una rareza que, por suerte, ya no es tan excepcional.