Peñarroya extrae una «información valiosa» del desastre de Murcia ante los partidos que vienen
Con el equipo aún lejos de su mejor posible versión, la derrota del miércoles le puede servir al técnico del Baskonia para extraer lecciones imprescindibles ante lo que se le avecina, como es el derbi del sábado y el inicio de la Euroliga ante el Real Madrid el 6 de octubre.
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Dice el refrán que la letra con sangre entra, y una versión más castiza recurre a un dicho con parecida moraleja: al vivo a señas y al tonto a palos. Por vivo que sea uno, en esto del deporte de élite no levan a faltar los palos a lo largo de su carrera. Michael Jordan, nada menos, celebró su primer anillo de la NBA llorando a lágrima viva y gritando «¡siete años! ¡siete largos años!», mientras recordaba, sobre todo, aquellas eliminatorias contra los Pistons en los que le tocó morder el polvo antes de alcanzar la gloria. Y ya veremos si Saski Baskonia alcanza alguna gloria al final de la presente campaña, pero lo que está claro es que la derrota por 88-76 en la pista del UCAM Murcia fue bofetón sonoro y doloroso. Más aún cuando el propio Joan Peñarroya subrayaba que «lo mejor ha sido el resultado».
«Ha sido un partido que nos da mucha información, una información que nos resulta muy valiosa, aunque no sean buenas noticias. Este es un equipo en construcción que tiene que crecer y lo de hoy –por el miércoles– es un buen toque de atención para mejorar», resumió Joan Peñarroya en un partido que, por más que las estadísticas no lo digan, todo, quedó plasmado en el apartado numérico.
17 pérdidas contabilizadas de manera oficial, 12 de ellas –el técnico de Terrassa contaba hasta 14–, antes del descanso, con solo 10 asistencias en total –solo una al término de los 20 primeros minutos–. «Es cierto que UCAM Murcia ha planteado una defensa agresiva, pero lo cierto es que hemos atacado siempre fuera de sistema», se quejaba el técnico catalán, en referencia a la primera mitad, mientras que tras el receso, admitió que su equipo quiso, «pero no nos hemos podido acercar porque siempre nos pasaba algo. Rebotes en ataque, rebotes tras tiro libre, siempre nos faltaba el último paso en defensa», se lamentó, pese a que el parcial de los segundos 20 minutos fuera de 50-52 para los de Peñarroya.
Nadie se libra
Excepto el 25 de 30 en los tiros libres –en contraste con el 19 de 34 pimentonero–, la carta de tiro baskonista fue nefasta, en buena medida porque la circulación de balón no buscó a los que se movían sin el esférico. Jugadores como Tadas Sedekerskis o Matt Costello, dos de los jugadores que mejor suelen aprovecharse del juego sin balón si hay quien los surta de balones, no solo no anotaron, sino que sumaron cuatro tiros de capo –tres tiros de dos y uno triple– en total, luego de que cada uno de ellos jugara 19 minutos. Nikos Rogkavopoulos, todavía en pleno proceso de aterrizaje al bando gasteiztarra tras su fichaje y su paso por el Mundial, sumó seis puntos, dos rebotes y dos robos en 15 minutos de juego, siendo una suerte de alma en pena que intentó aportar, pero que todavía le queda muy lejos de resultar incidental.
Al igual que Sedekerskis, a Vanja Marinkovic tampoco le ha sentado bien el regreso del Mundial. El escolta serbio se fue del Palacio de los Deportes de Murcia con un 1 de 7 en tiros de campo, 0 de 5 en triples, en 14 minutos. Por lo demás, recibió una falta, cometió dos y perdió un balón. Un bagaje más que escaso para alguien que debe ser el tercer alero del equipo, asumiendo Markus Howard la titularidad en el puesto de escolta junto con Sedekerskis.
Y menos mal que Markus Howard anotó 17 de sus 23 puntos en los diez minutos finales. Al estadounidense nadie le va a achacar falta de compromiso, porque si hubo alguien que creyó hasta el final, ese fue el escolta estadounidense, pese a firmar un 1 de 7 en triples –4 de 15 el resto del equipo desde más allá del arco–. Pero Howard no puede dirigir y anotar, pasar y tirar, y además, por más que sus prestaciones parecen haber mejorad en defensa respecto de la pasada campaña, ese no será nunca su fuerte.
Mientras, la movilidad de Chima Moneke, 10 puntos y 8 rebotes en 25 minutos, y Maik Kotsar, 8 puntos y tres rebotes en casi 21 minutos, trajo los mejores réditos en la pintura, mientras que Khalifa Diop se fue expulsado con cinco faltas personales en siete minutos y medio sobre la cancha. Si el jugador senegalés está en la Liga ACB desde la campaña 2019/2020, y sobre todo a partir de 2021 fue un baluarte para Gran Canaria, parece mentira que en su salto a un equipo Euroliga como es Saski Baskonia haya perdido todo el respeto arbitral posible. No digamos ya cuando el próximo 6 de octubre, en el «Openning Game» del Buesa Arena contra el Real Madrid de Tavares y Poirier en el Buesa Arena.

También en verdad que Diop tuvo momentos de erigirse en falso ala-pívot, defendiendo a Sleva y Rodions Kurucs, ya que Joan Peñarroya lo llegó a alinear con Maik Kotsar en la pintura, una decisión más propia de los técnicos del basket de los años 80 y principios de los 90 cuando la amenaza desde la larga distancia en los jugadores interiores era cosa de raras avis y se consideraba casi una aberración.
«La puesta en escena fue mala ante un adversario que físicamente es muy fuerte y difícil de batir en su cancha. Contamos con una plantilla de nivel y debemos jugar mejor tras no haber estado a la altura del encuentro», resumió Joan Peñarroya.
Los bases en la palestra
Solo han transcurrido dos partidos de Liga Regular de la ACB y resta una semana para dar inicio a la Euroliga 2023/24, pero todo apunta a que Saski Baskonia necesita un base para que el desamparo que mostró el equipo a los mandos de Codi Miller-McIntyre y sobre todo Nico Mannion no vuelva a suceder. Pero eso de que «Saski Baskonia necesita un base», mientras se concretan los descartes de la NBA y las «redes de volanta» del club gasteiztarras pescan a alguien, debe empezar como la caridad bien entendida; es decir, por uno mismo.
«Somos doce en la plantilla y tengo dos bases de nivel. Lo que tenemos que hacer es jugar mejor», zanjó Joan Peñarroya cuando se le preguntaba sobre la urgencia de hacerse con un armador más. «Estamos los que estamos, no los que puedan venir en un futuro. Vamos a tener que jugar mejor de lo que, evidentemente, hemos hecho hoy», añadió.
Ya se ha suspirado bastante por Darius Thompson, por no hablar de los ríos de tinta que corrieron a la llegada y, sobre todo, la abrupta salida de un Pierriá Henry cuyo caso sigue sin resolverse. El de Virginia, salvo una resolución favorable y repentina, no volverá al seno baskonista a medio plazo y, a falta de que se confirme o no la llegada de ese tercer base que se demanda, Saski Baskonia deberá tirar de Nico Mannion y Miller-McIntyre.
Lo cierto es que el ex de Andorra ya en Lugo como en Murcia tuvo atisbos de poder aportar. Sobre todo en el arranque del tercer cuarto estuvo muy agresivo en defensa y vertical en ataque, firmando en 23 minutos 11 puntos –una carta de tiro de 4 de 9–, 4 asistencias y 4 pérdidas. Serían números pasables de un base de segunda unidad en un equipo como Saski Baskonia, siempre y cuando el titular rindiera al nivel que se le presupone un base titular de un equipo Euroliga.

Pero Nico Mannion, pese a saltar en el quinteto titular, volvió a naufragar al igual que naufragó ante el Breogán. Jugó 14 minutos y tardó menos del primero de esos minutos en perder el primero de los tres balones que, oficialmente, perdió. Pareció con la consigna clara de no bajar la cabeza y sigió intentándolo hasta que UCAM Murcia, que ya para entonces perdonó un par de canastas cantadas, se escapó 11-3. En el camino, para más inri, se dejó dos tiros libres.
Mannion solo tuvo un instante de «lucidez» con el inicio del último período, sumando de seguido sus cinco puntos y encontrando a Markus Howard para que sumara algunas canastas más en un parcial de 6-11 que dio algo de vida a los gasteiztarras, pero que solo fue un brillo efímero.
Con una carta de tiro de 1 de 5, una asistencia y un robo y una valoración negativa, lo cierto es que el hijo del mítico Pace Mannion, a sus 22 años, está padeciendo un aterrizaje más que forzoso en la Liga ACB. Y bien es cierto que con la Virtus Bolonia ya sabe lo que es jugar en la Euroliga. Participó en 19 partidos de los 34 de la Fase Regular, con una media de 13 minutos y medio, rozando los 6 puntos, 2,6 asistencias y 1,4 rebotes. Es decir, que su llegada a Saski Baskonia está siendo una apuesta a futuro más que a presente, por más que ya haya jugado en las filas de los Golden State Warriors, entre otros.
Pero para salir ganador de una apuesta, hay que saber sostenerla, sin dejar de corregir los errores, unos errores lógicos cuando uno tiene 22 años y en una liga tan exigente como la ACB. Pero la Liga ACB no espera a nadie, la Euroliga menos aún y Saski Baskonia... habrá que ver, ya que uno de los puntos fuertes de Joan Peñarroya, por más que hoy parezca olvidado, es el desarrollo que los jóvenes jugadores logran con él.
«Después de estos dos partidos, es muy fácil hablar de Nico y tirarle toda la caballería encima. Es un jugador joven que llega a una liga nueva y viene a asumir un rol diferente al que ha tenido en toda su carrera. Eso requiere un peaje; es evidente que necesitamos que Nico, al igual que otros compañeros, esté mejor, pero hay que tener paciencia, sabiendo que que la competición no te espera, que el sábado hay otro partido y que la semana que viene empezamos la Euroliga. Nosotros tenemos que intentar darle las herramientas para que, lo más rápido posible, demuestre el talento que tiene», declaró Peñarroya, tratando de «proteger» al joven base italo-americano.
Pero protegido o no, Peñarroya llegó a manejar a Marinkovic como base de urgencia en momentos puntuales, con decepcionantes resultados, a falta de garantías en su pareja de armadores. Igual que Miller-McIntyre es un base con más tendencia a buscar el aro que el juego colectivo, Nico Mannion también es más propenso a la anotación, por lo que esperar que de la noche a la mañana el internacional con la selección italiana va a encajar como un guante para lo que requiera su entrenador, es demasiado esperar, por más que debe seguir mejorando.
Un derbi con trampa
Poco hubiera importado la Euskal Kopa de haberse podido jugar entera, pero como además, ni siquiera se pudo jugar más de cuarto y medio, lo cierto es que no solo Surne Bilbao Basket, como admitía Jaume Ponsarnau en la previa al debut ante Morabanc Andorra, se quedó sin «ensayo general». Cierto que los gasteiztarras jugaros el Trofeo Araba, un duelo ante el Derthona italiano que ya dejó al aire algunas de las carencias en el rebote, en el puesto de base y también entre los exteriores que se han ido mencionando.
En aquel entonces –los gasteiztarras acabaron ganando– no hubo comparecencia de prensa posterior, nadie supo si aquel duelo fue igual, más o menos clarificador que el batacazo de Murcia. Volviendo al refrán de que la letra con sangre entra, quizá el triunfo balsamizó algo los costurones que el conjunto italiano dejó bien al aire, por más que el resultado fuera lo menos imporante aquel día.
Y en estas, ya se acerca la cita del sábado día 30 a las 18.00 en el Buesa Arena, ante un remozado Surne Bilbao Basket que, amén de ganar a Morabanc Andorra en su debut, ofreció una imagen solvente. Jaume Ponsarnau pudo alinear a sus 12 jugadores –igual que Joan Peñarroya en Murcia, pero con la diferencia de que no lo hizo para encontrar un quinteto que le funcionase– y todos ellos anotaron al menos una canasta, mientras que cuatro jugadores –Adam Smith, Killeya-Jones, Tslampouris y Melwin Pantzar– anotaron 10 o más puntos para el 95-73 final.

Huelga decir que Saski Baskonia es el claro favorito de llevarse el derbi de Zurbano, un fortín que los hombres de negro asaltaron solo en la campaña 2007/08, al tiempo que su diferencia media de derrotas es de 23 puntos. Pero por un lado, los bilbainos han podido centrarse solo en el Baskonia tras su triunfo del domingo, ya que su partido de segunda jornada no se va a disputar hasta el miércoles 4 de octubre. Asimismo, han vivido una semana plácida y van a llegar al derbi sin dudas ni incertidumbres en su seno, unas dudas e incertidumbres que a día de hoy Saski Baskonia tiene de sobra.
Más aún, si el debut en la Liga ACB de Nico Mannion está dejando muchas sombras, el «debut», o retorno varios años después de Melwin Pantzar, con el añadido de poder estar arropado por un veterano de mil batallas como Alex Renfroe, ha resultado un éxito en su estreno.
Todos estos condicionantes dan un punto más de interés al derbi del sábado, porque aunque la campaña no ha hecho sino empezar, Saski Baskonia ya empieza a sentir que le queda mucho por hacer, y a diferencia de su rival, tiene menos margen para el error y la corrección.