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Las familias que se oponen a Skolae logran otra vez anular por tecnicismos... pero tarde

El TSJN, a instancia de unas familias contrarias a la coeducación, ha invalidado el plan de coeducación para el periodo 2021-2023. Considera que no se siguió el procedimiento establecido. También en 2020 se llegó a una sentencia similar. 

Concentración contra el programa Skolae. (Endika PORTILLO/FOKU)

La batalla legal contra el programa de coeducación navarro, Skolae, continúa. La emprendieron un grupo de familias de confesión católica con alumnos escolarizados a los que querían proteger del «adoctrinamiento».

En un primer momento, atacaron directamente al contenido del programa, consiguiendo incluso que declararan los técnicos que habían tomado parte en el mismo. 

Una vez la Unesco premió a Skolae en París como el mejor programa para educar y empoderar a las niñas del mundo, en 2019, los intentos de tumbar el programa tomaron otros derroteros. Skolae ya no era malo por su contenido, sino porque su tramitación no fue correcta. 

En 2020, este grupo de familias católicas logró su primer éxito contra Skolae, que fue lanzado por el Gobierno navarro, entonces liderado por Uxue Barkos, en 2017. 

El TSJN decretó que este programa debió tramitarse como una disposición general (un reglamento), y no mediante un acto administrativo, al integrarse el citado programa en el currículum como materia transversal.

Eso sí, tanto aquella vez como este martes, la nota remitida desde el tribunal especifica que el TSJN no entra a valorar nada del contenido de Skolae.

Educación ya ha avanzado que va a recurrir la sentencia. 

Después de que se produjera el cambio en el Gobierno, el PSN renovó el programa coeducativo para el periodo 2021-2023. Las familias contrarias volvieron a recurrir y han vuelto a ganar, según se ha conocido este martes. La renovación no siguió el procedimiento adecuado y, por tanto, Skolae queda anulado para esa horquilla temporal. 

La sentencia, sin embargo, vuelve a llegar tarde, en tanto que Nafarroa aprobó a finales de octubre el siguiente plan de educación, que sigue siendo Skolae, claro. Y que incluye por primera vez la creación de un ente que verificará su implantación en todos los centros y una evaluación de resultados en aquellos lugares donde ya se ha cerrado un ciclo concreto. 

La batalla de fondo

Más allá de la inutilidad de esta sentencia, la disputa legal en torno a la educación en Nafarroa caracteriza bien en qué momento se encuentra la pugna por la igualdad educativa en el herrialde.

A diferencia de lo que sucede en la CAV, donde el Ejecutivo de Lakua hace la vista gorda (y el lehendakari Iñigo Urkullu publicita fuera de agenda) hacia los centros donde segregan, el Ejecutivo foral ha asentado la coeducación como un pilar y ha extinguido los conciertos a centros católicos por su negativa a acabar con la segregación por sexos en Bachillerato. 

No poner en práctica una educación igualitaria (tal y como posibilitó la Ley Celaá) puede hacer que un centro educativo pierda la financiación pública.

Pese a que el programa arrancó en 2017, todavía existe cerca de un 10% de los centros que no aplican este programa transversal, con materiales adaptados a cada curso. Algunos son concertados y otros, sorprendentemente, públicos.

Las explicaciones que dan estos centros para no aplicar Skolae es que no es algo «obligatorio». Que el claustro está envejecido y no hay forma de reactivarlo. O bien, justo lo contrario, que el nivel de temporalidad es tal que no hay plantilla fija suficiente como para que el programa arraigue en el centro. 

Estas dos últimas excusas referidas al tipo de personal difícilmente tienen validez en los centros concertados, que sí cuentan con plantilla estable. 

Tomando esta situación en cuenta, se entiende mejor la batalla legal de las familias católicas (algunos tildarían de fundamentalistas) por anular Skolae aunque sea a toro pasado.

Mientras el plan de coeducación tenga una base endeble, se puede pasar por alto la aplicación en clase de materiales que ayuden a aceptar la diversidad de género y rompan los roles tradicionales. 

Ahora bien, si Skolae toma finalmente un asiento sólido en el sistema, la resistencia a coeducar puede acabar teniendo consecuencias lo suficientemente graves como para que se abandonen prácticas discriminatorias en las escuelas de Nafarroa. Sean estas públicas o concertadas.

A los refractarios siempre les quedará la opción de convertirse en centros privados.