Un peregrinaje de casi 10.000 kilómetros sin catar campo propio y que acaba de manera agria
El actual sistema competitivo de la Copa ha provocado que Osasuna haya recorrido viajando casi 10.000 kilómetros en los diversos cruces que le ha tocado en suerte sin poder disputar ni un solo encuentro en propio estadio y acabando de manera amarga su trayectoria en el torneo del K.O.
Vous n'avez plus de clics
El periplo copero de Osasuna terminó ayer en Anoeta después de un largo peregrinaje por hasta cinco estadios diferentes que el suyo, que le ha llevado a sumar casi 10.000 kilómetros de largos desplazamientos, en algunos casos, en un intervalo de apenas tres meses.
Y un final de dicha singladura mucho más amargo del que cabía esperar por la positiva progresión futbolística que estaba experimentando la escuadra navarra a medida que superaba eliminatorias. Las caras de los pupilos de Vicente Moreno a la conclusión del duelo en el feudo donostiarra reflejaban claramente la decepción por no haber llegado todo lo lejos que ellos esperaban.
Lo cierto es que desde que Jagoba Arrasate devolvió a Osasuna a la máxima categoría, el club rojillo ha tenido un trayecto más que meritorio en el torneo del K.O., con la final de 2023 frente al Real Madrid como punto más álgido de esa plausible dinámica de resultados favorables.
En sus últimas seis comparecencias coperas, solo en una ha caído antes de lo deseable, en dieciseisavos frente a un Girona (1-0) que ya apuntaba maneras con la llegada de Míchel a su banquillo –lograría el ascenso esa campaña– y con el que iba a pugnar años más tarde por entrar en Europa.
En el resto, el mínimo para ser eliminados han sido los octavos, con la excepción del presente ejercicio, en el que el equipo navarro había franqueado ese horizonte hasta plantarse en cuartos para medirse ante el rival que recientemente ha sido su bestia negra en el campeonato copero.
Y es que la Real ha dejado en la cuneta a Osasuna en la mitad de esas seis últimas ediciones. Además de en la presente, también lo hizo en la del año pasado (0-2), así como en la de 2019-2020, que finalizó con un 3-1 para los anfitriones en Anoeta.
Trayectoria ascendente
El recorrido rojillo en esta 2024-2025 ha ido in crescendo hasta concluir en Donostia. Tras el trámite que supuso jugar la primera eliminatoria frente al Chiclana (0-5), el exceso de confianza y el poco ritmo competitivo de los menos habituales a punto estuvo de mandar al traste la participación copera frente a un Ceuta que puso las cosas muy difíciles.
De hecho, llegó a ponerse con un claro 2-0 a su favor y solo 20 minutos por delante para la reacción. La delicada coyuntura obligó a Vicente Moreno a poner sobre el campo a sus favoritos, que obraron la remontada en el tramo final, con fortuna última gracias a un gol en propia puerta del contrario en el descuento (2-3).
Ver las orejas al lobo le vino bien a Osasuna para no caer en la complacencia en su siguiente visita a Tenerife, donde el técnico valenciano ya no concedió muchas más oportunidades a los futbolistas con menos minutos, diseñando una mezcla entre titulares y suplentes que le permitió adelantarse por partida doble en el luminoso y acabar con un relativamente plácido 1-2.
Hasta que llegó la prueba del algodón y el salto cualitativo que ilusionó a la parroquia rojilla, con que se podía volver a repetir la hazaña de regresar al estadio de La Cartuja. Había que dejar en la cuneta al actual campeón y encima en su feudo.
El mayúsculo reto lo afrontó el bloque navarro con arrojo y valentía, plantando cara al Athletic en la posesión y cerrando las vías ofensivas del cuadro vizcaino, firmando el partido más completo del equipo en el torneo copero (2-3).
La misma determinación con la que comenzó en Anoeta este jueves, que estuvo a punto de materializarla en el electrónico, para luego caer en picado a raíz del 1-0 txuri urdin. Una decepción que no oculta que Osasuna se ha convertido últimamente en un habitual de las eliminatorias decisivas del campeonato del K.O.
Ahora, con solo la Liga en el horizonte, el conjunto navarro tendrá que emplearse a fondo en la encarnizada lucha que se prevé para obtener el premio de disputar competición continental el próximo curso, en la que, de momento, está bien colocado.