Hiperconexión digital: alertan de aumento de suicidios en menores y piden cambiar legislación
La plataforma Control Z ha hecho un nuevo evento para denunciar los efectos nocivos de las plataformas digitales en menores y la necesidad de adecuar las diversas leyes. También sugieren «denuncias colectivas» contra las grandes tecnológicas ante el empeoramiento de la salud mental y cognitiva.
A dos meses de su puesta en marcha, la plataforma Control Z, que aglutina a nivel estatal a asociaciones médicas, psicológicas y ONGs de familias para impulsar una «desescalada digital», ha hecho este martes su segundo encuentro ante los medios para alertar por los efectos en la salud de los menores por el acceso a las plataformas digitales, con eje en la tendencia ascendente de intentos de suicidios, comportamientos autolesivos y problemas relacionales.
«La ciencia viene alertando que hay cosas que no estamos haciendo bien con nuestros niños y está mandando señales», ha dicho José Antonio Luengo, vicepresidente del Consejo General de la Psicologia en España, cuya sede madrileña ha albergado el evento. «Hay circunstancias difíciles de gestionar, como un mundo con el entorno digital que tenemos hace 20 años y no hablo de las tecnologías. Es frecuente ver a niños observar pantallas de manera contumaz y no escuchar lo que sucede a su alrededor, y es algo que se acaba normalizando. No hay salud física sin salud mental y no hay salud mental sin salud digital», ha recalcado.
El psicólogo Francisco Villar, especialista en suicidio infanto-juvenil en el Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, ha explicado la gravedad de la situación. «Solo en nuestro departamento, los intentos de suicidio se han cuadruplicado en una década. En 2013 atendíamos alrededor de 250 al año, y para 2022 ya superaban los 1.000. Y hay muchas más estadísticas sobre esto», ha señalado.
Villar ha puesto énfasis en los efectos del acceso a las grandes plataformas digitales en los menores de 16: «Tenemos niñas que vienen a consulta y nos dicen que están luchando contra el envejecimiento. ¿Cómo pudimos pensar que esta negligencia del acceso a las redes sociales iba a ser positiva para los menores? Muchos decían que iba a ayudar a hacerles más amigos, tener acceso a la cultura, pero no fue así. Cuando un chico pasa un mal rato y le ponemos un elemento distractor, quien más daño le puede hacer en términos de contagio de conducta suicida es otro chico que comparte su dolor. Por eso responden que están en estos grupos virtuales porque se sienten entendidos».
«Cuando un chico pasa un mal rato y le ponemos un elemento distractor, quien más daño le puede hacer en términos de conducta suicida es otro chico que comparte su dolor»
«Pareciera que fuera algo heroico cuando es muy sencillo: no hay que darles acceso a las plataformas. Si el hijo lo pide, no hay que dárselo. Los padres tienen que defender su vida, los estudios han demostrado que los menores se sentirán más solos con acceso que sin él. Nos han convencido a los padres para que le demos a nuestros hijos algo que les está haciendo daño, que les provoca menos conexión con su familia y relaciones adulteradas con otras personas. Esto es fácil de revertir, hay que asumir que el digital es un mundo solo para adultos», ha recalcado.
Sobre la edad aconsejable para que los menores tengan acceso, Villar responde: «Yo apostaría a los 18 años porque hay varios estudios, como el Sapien Lab, que muestra mejora en la calidad de vida en la primera juventud, de 18 a 25, en chicos que no tuvieron acceso hasta los 18, con mejor madurez clínica. Pero antes de los 16 años me parece inaceptable, porque el pico de conductas suicidas y autolesivas se produce entre los 14 y 15. Para ellos no hay nada más estimulante, y si les das a elegir entre otra cosa y la tecnología, dirán siempre que las pantallas porque son dispositivos diseñados para generarles adicción».
Sobre ese concepto de adicción al móvil, el doctor en Psicología ha dicho que no le gusta porque se queda corto. «Cuando hablas de conductas adictivas hablas solo del 15 por ciento del total, pero esto no va solo de adicción, también tiene que ver con la obesidad, con los trastornos del sueño, con el aprendizaje, etcétera».
Al concluir, ha puesto énfasis en que para las plataformas «el niño es mantequilla» y que si los padres les dan el móvil, «son el camello». «El uso del móvil es adictivo, porque si no lo fuera, echarían a los ingenieros y contratarían a otros. Las grandes plataformas hacen caja con la salud de los menores».
Responsabilidad penal
La coordinadora de Control Z, Mar España, exdirectora de la Agencia estatal de Datos, ha puesto el foco en los avances normativos que comienza a haber y ha celebrado que se haya dado «luz verde» a la tramitación de la ley de protección digital para el menor. En ese sentido, ha asegurado que es un proyecto «que se puede mejorar» y se ha comprometido a tener reuniones «desde la neutralidad ideológica» con todos los portavoces para proponer enmiendas, y ha pedido que «a nivel autonómico se presenten medidas similares».
España ha señalado que «ya hay estudios y metasanálisis que muestra una asociación estadística en el uso de redes sociales y los suicidios y cómo acaban siendo un factor de riesgo por el patrón de contenidos, ya que el algoritmo te acerca a la gente según lo que consumes virtualmente, y si estás en riesgo de suicidio te acercan a gente similar, llevando a normalizar esa situación».
«Yo he escuchado cuando trabajaba del otro lado a algunas plataformas que parecía que estaba oyendo a una ONG que hacían grandes cosas por los menores, y no es así. Hay un estudio danés en el que crearon perfiles falsos de menores con intenciones de suicidio y el algoritmo les incrementaba los contenidos dañinos y los acercaba a grupos de personas suicidas», ha añadido.
Consideran que las grandes plataformas deberían pagar penalmente «por crear algoritmos adictivos» y crear «un delito de salud pública»
Además, ha hecho un «llamamiento público a la responsabilidad penal de las grandes plataformas» para que paguen penalmente «por crear algoritmos adictivos, porque se trata de un delito de salud pública» y ha citado ejemplos de fiscales en Estados Unidos que han demandado a Tik Tok y las empresas de Meta. «En la UE hay un caso en Francia de una demanda colectiva y quizás sea el momento de plantearse demandas colectivas porque no puede jugarse con la salud mental para hacer caja», ha afirmado.
También ha lamentado que en los sistemas sanitarios autonómicos «no se estén dando pasos en este sentido» y ha pedido programas para combatir la adicción a la pantalla, además de destacar los casos de prohibición de utilización de dispositivos móviles en enseñanza primera (en Madrid y Galicia).
«Hay 10 países de la Unión Europea que ya elevaron a 16 la edad requerida de consentimiento para el acceso digital, España no es uno de ellos. Aquí sigue siendo de 14», ha lamentado, y ha esbozado algunos ejemplos de cambios posibles en normativa vigente: «La verificación de la edad además es insuficiente, con marcar una casilla o dejar que los algoritmos deduzcan. En el Reino Unido por ejemplo están poniendo responsabilidad penal por no verificar la edad y eso es algo que a lo mejor se puede introducir en el Código Penal de España. O el toque de queda que China impuso a Tik Tok (40 minutos diarios para menores como máximo), también se podría pensar. En Australia la legislación prohíbe directamente que menores de 16 tengan acceso a redes sociales».