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Cuerpos desertizados

Claire Denis. (Ulises GUTIÉRREZ | ZINEMALDIA)

«Yo creo que haría muy bien una película de superhéroes. Y creo que Marvel debería pedirme que haga una película de superhéroes. Creo que Marvel se equivoca profundamente en no contratarme», aseguraba Claire Denis (París, 1948) a la SER. Atendiendo al interés de la francesa por la no-pertenencia, el cuerpo como segundo lenguaje y la masculinidad aturdida, yo también creo que haría una fantástica película de superhéroes. La imagino dejando al Doctor Manhattan en medio del desierto, y reventándole a bailar espasmático, sudoroso, como Denis Lavant al final de ‘Buen trabajo’ (1999).

Claire Denis trabajaba de ayudante de dirección para Wim Wenders, localizando para ‘París, Texas’ (1984), cuando sintió por primera vez el vacío. Ella, que como hija de diplomáticos había crecido en África hasta los doce años, no lograba conectar con la magnificencia de los paisajes americanos. Con la beca que le cedieron para escribir un guion, corrió a comprar dos billetes a Camerún –uno para ella y otro para su amigo y guionista Jean-Pol Fargeau– y allí se dedicaron a recorrer todos los lugares que la habían marcado de pequeña. Su debut en la gran pantalla, ‘Chocolat’ (1987), avanza sobre los raíles caprichosos, ensoñados y profundamente subjetivos del recuerdo. Y aun así, no es autoficción.

Si lo fuera, la cámara de Denis no negociaría con tanta franqueza la presencia de su protagonista, Isaach De Bankolé (a la vez fascinante y maltratada), con quien se reencontró en ‘No Fear, No Die’ (1990) y ‘Una mujer en África’ (2009), y que pasó a ser un habitual de Jim Jarmusch. En ‘Le Cri des Gardes’ volveremos a saludarle. Pero en lugar de acomodarse en el retrato de biografías poscoloniales, la cineasta decide traerse a los cuerpos desérticos de vuelta a París.

Entre la sociología y la psicología, Denis investiga los cuerpos marginados (la erótica de las manifestaciones de ‘Viernes noche’, 2002) y los huecos (el hombre sin corazón de ‘El intruso’, 2004). Su actor fetiche, a partir de ese momento, es Vincent Lindon. Lindon lleva la sed escrita en su piel rojiza, sed de venganza y de otros cuerpos: comparten ‘Los canallas’ (2013) y ‘Fuego’ (2022). En ‘Problema cada día’ (2001) desencadena una epidemia vampírica salvaje, pero el elemento fantástico nunca la ha interesado más que como apertura de interrogantes. Pensad en ‘High Life’ (2018). ¿Cómo aman, desean y matan los humanos que se saben perdidos sin remedio, en el espacio exterior? En fin, cómo no va a ser Claire Denis una magnífica directora de superhéroes…