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Saski Baskonia y Estrella Roja se hermanan en un partido lleno de bajas y caras nuevas

Con el debut de Simmons y el regreso de Kurucs tras el adiós de Samanic, los de Galbiati visitan a un rival que cambió de entrenador tras sus dos primeras derrotas europeas, y por lo que parece, a pesar de sus muchas ausencias, Sasa Obradovic ha sido capaz de enderezar a los «Gitanos» de Belgrado.

Chima Moneke ha cambiado de colores, habrá que ver si de actitud. (Endika PORTILLO | FOKU)

Es extraño ese hermanamiento entre Saski Baskonia y Estrella Roja de Belgrado. Hermanamiento, sí, sin comillas, entre dos equipos formados casi a contrapelo y que se enfrentan este jueves a las 21.00 en el Belgrade Arena de la capital serbia. Por similitudes clasificatorias no será, ya que el Estrella Roja ocupa la novena plaza con un balance de 3-2 –un múltiple empate que engloba desde el tercer clasificado hasta el duodécimo–, mientras que Saski Baskonia busca desesperadamente el modo de abandonar el cero de su casillero de triunfos europeos. Entonces, ese hermanamiento sin comillas, ¿por qué será?

Razones coincidentales o circunstanciales hay de sobra, para empezar. Será porque en la plantilla de los «Gitanos» hay exjugadores del Baskonia como Codi Miller-McIntyre y Chima Moneke, o piezas como Jasiel Rivero y Yago Dos Santos, que en su día sonaron para el club gasteiztarra. Será que Sasa Obradovic, un entrenador que ha sonado más de una vez para el banquillo alavés, entrena ahora al Estrella Roja después de cesar a Ioannis Sfairopoulos –el cual también fue del gusto del Baskonia en su día–.

O tal vez será porque Saski Baskonia se ha desayunado este miércoles el adiós definitivo de Luka Samanic alegando «problemas personales» junto a las lesiones de Trent Forrest y Markus Howard, los belgradenses vienen con una retahíla de bajas temible: Joel Bolomboy, Isaiah Canaan, Tyson Carter, Ognjen Dobric, Devonte Graham y Jasiel Rivero, más la duda de Ebuka Izundu.

Terapia de shock

La terapia de shock le salió bien al cuadro serbio. Luego de caer frente a Armani Milano en casa y Bayern fuera, los tres últimos partidos –dos de ellos en casa, cierto es– se han saldado con feliz resultado, empezando por una sorpresa morrocotuda en la cancha de Fenerbahçe. Si la idea es tomar un punto de apoyo para mover el mundo y una mala situación clasificatoria, si esa teoría del hermanamiento no es ningún delirio, nada mejor que la victoria en la cancha de los «Gitanos», más aún el día en el que Kobi Simmons va a debutar a las órdenes de Paolo Galbiati, así como el día en el que Rodions Kurucs, después de completar los últimos entrenamientos sin aparentes problemas, también se sumará a la plantilla baskonista.

«La mentalidad del equipo es buena», asegura Galbiati. «Tenemos altibajos pero no puedo decirle nada a nadie. Ahora mismo tenemos una plantilla más corta y estamos usando en exceso a algunos jugadores», ha añadido, convencido de que su equipo tiene que «crecer físicamente», para lo que le vendrá de perillas la incorporación de Simmons y la recuperación de Kurucs.

«Ha llegado bien con buena mentalidad. Es un creador de juego, agresivo en ataque y un jugador de 'pick and roll'. Ha conectado con los compañeros y la primera impresión fue muy buena», ha confesado Galbiati, quien ha adelantado, en todo caso, que esa mejoría física también vendría con la llegada de otro pívot.

«Si podemos trabajar para recortar los tres, cuatro o cinco minutos malos que tenemos en cada partido, tendremos éxito», ha explicado el preparador lombardo. Un pequeño –por la escasa muestra más que nada– éxito que el Estrella Roja de Belgrado ya ha conseguido y que, por algún lazo secreto de hermanamiento, Saski Baskonia ha de hacer suyo y seguir, y empezar de una vez a trepar en esta Euroliga 2025/26.