INFO

Alavés-Osasuna, un reencuentro al más alto nivel

A una jornada de alcanzar el ecuador del curso, la 1ª RFEF enfrenta este sábado a Alavés y Osasuna en Ibaia. Ambos llegan a la cita en buen momento y en buena posición. Andrea Esteban y Josu Domínguez hablan en NAIZ sobre el derbi y sus equipos.

Los cuatro últimos derbis entre Alavés y Osasuna han acabado en tablas. (Alavés)

Tras el parón internacional, la Liga F retoma este sábado la competición con el duelo europeo Real Madrid-Real Sociedad, el de clásicos en horas bajas Athletic-Levante y el de la pelea por la supervivencia DUX-Eibar. Un jornadón aunque nada tiene que envidiarle el de 1ª RFEF: es la penúltima jornada de la primera vuelta y Alavés y Osasuna se enfrentan en Ibaia (sábado, 12.00) en buen momento y en buena posición.

En la mejor, en el caso del equipo albiazul, que lidera la clasificación con holgura, aunque tras el disgusto de la temporada pasada, cuando parecía ascendido en diciembre y acabó cediendo el liderato en la recta final para caer después en el play-off de forma aún más cruel, prefiere no confiarse. Entre sus perseguidores se ha metido Osasuna, ya en puestos de play-off tras superar un arranque de curso complicado. Andrea Esteban y Josu Domínguez han charlado con NAIZ sobre lo que rodea a un derbi que ninguno de los dos ha podido ganar todavía: los cuatro que han dirigido han acabado en empate.

Y no descarta Domínguez un quinto, aunque el objetivo sea «volver con los tres puntos». Pero es que «somos equipos parecidos a nivel de intensidad, de transiciones... A ver quién se lleva el gato al agua. Yo creo que va a ser un partido tenso, turbio, tosco, enredado... Un derbi». Coincide Esteban en que «somos equipos que utilizamos muy bien nuestras transiciones y ése puede ser nuestro punto fuerte y nuestro punto débil. Nosotras somos un equipo muy agresivo sin balón, que roba y ataca rápido y ellas buscan lo mismo aunque estando más cerraditas, un poquito más cerca de su área. Y ahí va a estar la clave, en cómo gestiona cada equipos sus transiciones ofensivas y defensivas. En los detalles, como es habitual».

Si hay una virtud a destacar de su rival, para la valenciana es que «Osasuna compite muy bien. Independientemente de lo que pueda plasmar en el campo, que un año sea más vertical, o que tenga más o menos el balón, es un equipo que está vivo tiempo». Y si su homólogo pudiera sisarle alguna para llevársela a Tajonar, sería «ese punto de seguridad y confianza que tienen y que te dan los resultados, verte ahí arriba. Es un equipo con mucha solidez, muy solvente y ahora con esa convicción que, aparte de que tengas un buen equipo y un buen staff y que todo funcione, te dan los resultados».

La experiencia

Difícilmente pueden ser mejores que los del Alavés. Una sola derrota, ocho victorias... Lidera la clasificación con dos puntos sobre el Barcelona B, que no puede ascender, y se van hasta los seis respecto al Valencia, que ocupa la tercera plaza, y ocho sobre Osasuna, justo detrás. Y sin embargo, las gasteiztarras son prudentes, visto lo que sucedió el año pasado. «Hemos aprendido con una historia de terror –sonríe Esteban–, no hay mayor aprendizaje que la experiencia. Las Ligas no se ganan en diciembre, aunque sí que se pierden. Sabemos que tenemos que vivir en el día a día, entrenamiento a entrenamiento. Sabemos que en las segundas vueltas todo se iguala y que es una Liga en la que en la que cualquier equipo puede ganar a cualquiera». Por eso, «aunque estamos en una buena dinámica, siempre celebramos las victorias porque no es nada fácil ganar, siempre lo digo. Sabemos que todo lo que hagamos bien en la primera vuelta no nos asegura nada, pero sí nos va a dar un colchón para la segunda».

No es lo único que ha aprendido Esteban en los dos años previos, tan diferentes entre ellos, en el banquillo albiazul. Si tuviera que aconsejar a su yo de 2023, «le diría que sea realista, que priorice cuáles son las cosas que más rendimiento dan a corto plazo. Porque muchas veces quieres plasmar tu idea, quieres plasmar también una idea de club, que a veces por momentos de la temporada o clasificatorios, es muy complicado. He aprendido a priorizar qué es lo que más rendimiento te va a dar a corto plazo y a parir de ahí, ir construyendo desde la victoria, desde un positivismo mayor, que cuando estás más abajo en la tabla y las expectativas son diferentes. He aprendido mucho y soy mucho mejor entrenadora que cuando llegué aquí».

Josu Domínguez, que se hizo cargo de Osasuna por esas mismas fechas y ha vivido también dos temporadas muy diferentes aunque en orden inverso a las del Alavés, ha aprendido «de los errores. Sobre todo la temporada pasada, que no fue tan buena en lo deportivo, te das cuenta de lo de siempre. Que al final tú intentas dar lo mejor de ti para todo lo que está alrededor y luego te das cuenta de que ese retorno no llega. Así que te piensas las cosas muchísimo más antes de hacerlas, sobre todo ciertas decisiones que ves que no tienen ese retorno. Y dices, si no van a tener retorno, que no lo tengan pero con razón».

Proyectos

El técnico navarro también ha tenido que aprender a reconstruir cada verano un equipo en el que muchos rivales posan la mirada. Entre retiradas, bajas y, sobre todo, ofertas externas, fueron muchas las jugadoras que dejaron Osasuna en 2024 y la historia ha sido parecida este pasado verano. Sin ir más lejos, cuatro (Ainhoa Guallar, Carmen Sobrón, Merche Izal y Celia Ocho) estarán mañana en Ibaia con la camiseta del Alavés. A la hora de reforzar este tercer proyecto, se ha tirado de fichajes y de gente de la casa. «Siempre que fichas, intentas mejorar –reflexiona–. Pero mejorar con un perfil muy a nuestro estilo, muy de nuestro adn, aunque es una expresión que no me gusta mucho. Son futbolistas que han encajado muy bien con nuestra manera de entender el fútbol. Y, además, Osasuna es Tajonar y no tendría sentido si solo nos dedicáramos a traer futbolistas de fuera sin mirar lo que tenemos en casa. En casa muchas veces hay mucho y bueno. Lo que pasa es que cuando están en proceso de formación, hay que darles un poco de tiempo y de tranquilidad. Pero van llegando, derribando puertas y haciéndose sitio».

El equipo no solo ha cambiado en nombres. «Este año ha sido la gran evolución de la sección femenina de Osasuna –asegura el entrenador rojillo–. El paso que hemos dado con el poder entrenar a las mañanas. Te da una profesionalidad mucho mayor, entrenas de otra manera, mucho más serio. Porque profesional intentas serlo siempre, hacer las cosas de la mejor manera posible, pero entrenar por las mañanas te da una tranquilidad y te permite hacer las cosas aún de mejor manera». Lo está notando un equipo que empezó atascado, en un arranque de temporada en el que se unió la necesidad de ensamblar piezas y la dificultad de los rivales, pero que ha cogido carrerilla. «Es verdad que el grupo está en una buena dinámica. Al principio igual nos costaba sacar resultados pero las sensaciones era buenas, el grupo trabajaba muy bien, las futbolistas estaban muy por la labor y eso te da tranquilidad, así que sabíamos que tarde o temprano le íbamos a dar la vuelta», asegura. Ya lo ha hecho, son siete jornadas en positivo, adelantando ese arreón que el cuadro navarro acostumbra a dar en las segundas vueltas. «Era un poco el debe que teníamos. Suelo tener esa tranquilidad de que les saco rendimiento a los equipos en las segundas vueltas. Pero cuando la temporada pasada por estas fechas le ves las orejas al lobo dices hay que espabilarse desde ya. Esos puntos ya no te los quitan».

El objetivo es darle continuidad porque «al final esto es una carrera de regularidad. Yo hago mucho símil de ciclismo, estar muy metido en la fuga, llegar al último puerto bien posicionado, y en ese último puerto, tener baterías y pilas para pegar el arreón. Porque si estás posicionado pero no tienes gasolina, tampoco puedes meter el hachazo al final». La «fuga de la fuga», en definitiva. «Es que somos muy de Chente», sonríe Domínguez, que mira al futuro con ilusión pero sin presión. «Todos sabemos que tenemos que ser un equipo de play-off, y si podemos más, mucho mejor. Pero no sentimos la obligación, no sentimos esa presión».

Posiblemente, aunque solo fuera por lo que sucedió la temporada pasada, es mayor en el Alavés. En Ibaia, la gran reconstrucción se produjo el verano pasado, aunque también este curso se ha apuntalado la plantilla. «Hemos construído algo nuevo, que el año pasado se quedó a las puertas y que esperamos conseguir este año», asegura Esteban, que explica que «lo primero que se buscó» en esta última construcción «fue mantener una estructura de futbolistas que ya nos conocíamos de la temporada pasada, que fue muy buena pero que en ciertas posiciones nos llevaba a buscar dar un pasito adelante. Se trajeron futbolistas que creíamos que nos iban a dar un plus y creo que el equipo tiene esa mezcla de jugadoras que ya llevan un tiempo aquí, con jugadoras que han venido nuevas, que traen otro aire y energía renovada. Y creo que esa confluencia está saliendo muy bien».

El derbi

Los tres próximos puntos espera apuntárselos ante Osasuna, «aunque es un rival con el que siempre hay igualdad. Los cuatro partidos que hemos jugado estas dos temporadas anteriores han acabado en empate», recuerda. «Pero creo que nosotras en casa sobre todo hemos tenido sensaciones y rendimiento muy buenos. Nos sentimos muy fuertes en casa pese a esa derrota contra el Villarreal (la única de la temporada, tras la que el Alavés ha enlazado tres victorias). Estamos cómodas en Ibaia y sabemos que si somos el equipo que queremos ser y estamos a nuestro cien por cien, Osasuna tendrá que sudar sangre para llevarse algo positivo de aquí». Sabe que Osasuna «viene a más, lleva siete partidos sin perder y va a ser un rival muy complicado. Pero nosotras sabemos que somos el líder, que jugamos en casa, y nuestra idea, la única que tenemos, es sumar los tres puntos».

Claro que Osasuna llega con la misma idea, «aunque tenemos in debe fuera de casa, que nos está costando un poquito más», concede Domínguez. «Es uno de los objetivos. Dentro de que es un derbi, que sabemos que tiene muchas dificultades, queremos romper esa dinámica en la que nos está costando sumar de tres fuera de casa». Para ello, «nuestro punto fuerte tiene que ser que seamos nosotras mismas, jugar sin ningún temor. Venimos de hacer un buen partido contra un buen equipo, como es el Valencia (tercer clasificado, justo por encima de las navarras, con el que empataron a cero en Tajonar). Ese partido sobre todo nos ha hecho darnos cuenta de que no tenemos que tener ningún temor a nadie. El respeto es máximo a todos los rivales, pero nos ha hecho ver que nosotras también estamos haciendo las cosas bien, que somos un gran equipo. Nuestra gran virtud es el colectivo y por ahí tenemos que ir. Sobre todo, intentar que el Alavés no esté cómodo, que no esté a gusto e intentar hacerle daño cuando podamos».