Scheinbaum y Lula apuestan por la mediación entre EEUU y Venezuela
El rol de México y Brasil ante la búsqueda de una salida diplomática a la creciente crisis entre EEUU y Venezuela entra en juego, mientras el bloqueo total impuesto por Donald Trump y la amenaza de una posible intervención militar persiste.
México y Brasil se ofrecieron ayer para mediar en la creciente crisis entre Caracas y Washington, tras el «bloqueo total» ordenado por el presidente estadounidense, Donald Trump, contra los buques petroleros sancionados que entran y salen de Venezuela.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reiteró su rechazo a cualquier forma de intervención o injerencia, y expresó su disposición a convocar a países de América y de otros continentes para buscar una salida pacífica bajo los mecanismos de Naciones Unidas. Subrayó que esta postura responde a una convicción histórica y a un mandato constitucional, más allá de las diferencias con el Gobierno de Nicolás Maduro, e instó a la ONU a asumir un rol activo para evitar un derramamiento de sangre.
Por su parte, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, confirmó haber hablado por separado con Trump y Maduro, insistiendo en que los conflictos no deben resolverse por la vía militar, sino mediante el diálogo político. Recalcó que América Latina y el Caribe deben mantenerse como una zona de paz y no descartó nuevos contactos diplomáticos para impedir una «guerra fratricida» en la región.
DONALD TRUMP, A LO SUYO
Mientras tanto, la crisis se ha agravado con la decisión de Donald Trump de redoblar la presión militar. El mandatario anunció un bloqueo naval contra los buques sancionados y afirmó que «no descarta» una guerra con Venezuela, señalando que no necesita autorización del Congreso para realizar ataques contra objetivos del narcotráfico en territorio venezolano. Caracas considera estas acciones una agresión directa y un intento de propiciar un cambio de régimen.
Rusia y China, aliados de Venezuela, pidieron moderación y respeto al derecho internacional. Moscú advirtió de que la situación es «potencialmente muy peligrosa», mientras que Pekín respaldó la solicitud venezolana de una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, que abordará la crisis en los próximos días para evitar una escalada regional.
El rechazo de los países vecinos y aliados contrasta con la explícita voluntad de EEUU por derrocar a Maduro.