07 SEPT. 2025 KONTXAKO BANDERA 2025 La conexión Behobia-Concha La Bandera de la Concha y la Behobia-Donostia comparten algo más que su nivel deportivo. Ambas son dos de las citas ineludibles del año, porque desbordan emoción a la vez que han logrado que el esfuerzo derive en diversión y fiesta para sus protagonistas, sus aficiones y animadores. Algunos afortunados y afortunadas han conseguido participar en las dos. Iñaki Otxoa, responsable de la sección de piragüismo y remo del Club Deportivo Fortuna, apoyado en la puerta del local que regenta su club en la playa de La Concha. Andoni Canellada | FOKU Miren Saenz La Bandera de La Concha y la B/SS [nomenclatura oficial] tienen mucho en común. La primera está acreditada como la gran cita del remo -no solo en Euskal Herria, sino en todo el Cantábrico-, y la segunda es la reina de las carreras populares; dos joyas que concluyen a escasos metros la una de la otra y en las que el factor afición-público juega un papel determinante. Son pruebas deportivas que derivan en fiesta por el ambiente y la pasión que se generan los dos primeros domingos de septiembre, cuando toca remar, y el segundo domingo de noviembre, destinado a aplaudir y a correr. Cada una en su sitio, “La Kontxa” y “La Behobia” abarcan mundos distintos e historias centenarias. La cita marinera se celebró por primera vez en 1879 en categoría masculina y desde 2008 en la femenina, mientras que la pedestre nació en 1919 -en 45 años solo se corrieron catorce ediciones- pero desde que su organizador, el Club Deportivo Fortuna, recuperó la carrera en 1979, no ha dejado de crecer llegando a superar los 33.700 corredores en 2015, para posteriormente empezar a poner límites en la participación. Hay remeros y remeras que han conseguido disputar las dos pruebas y otros que estuvieron cerca, como Iñaki Otxoa, que lleva más de cincuenta años en el C.D. Fortuna como responsable de otra de sus secciones, la de piragüismo y remo. Quedamos con Otxoa en el local donde el club gestiona estas modalidades, a las que se ha unido el padel-surf. Ubicado precisamente en los bajos de la playa de La Concha, es el lugar idóneo para hablar de esa conexión entre La Concha y la Behobia en un día radiante, con cielo azul y un sol tempranero que no molesta. En 1982 nace la primera trainera del Fortuna, la «Kanpandegi», a la que se puede ver sobre estas líneas con José Mari Sistiaga de patrón. Archivo C.D. Fortuna Archivo F. Terán Sentados en un par de sillas frente a donde hoy y el próximo domingo se prepara el campo de regateo, Otxoa rememora sus comienzos en el club y en el remo, cerca del escenario donde tuvieron lugar: «En invierno, nos acercábamos a la isla de Santa Clara en piragua y nos sentábamos en las rocas a planear la manera de sacar una trainera. Ya entonces Martin Tunke -el que fuera vicepresidente del Fortuna- hablaba de sacar una trainera de chicas. Hace cincuenta años parecía una chaladura y mira ahora el auge que tienen las chicas», apunta. Así que se centraron en la embarcación masculina, necesitaban una: «en Arraun Lagunak, tirada entre las zarzas, había una trainera de madera ya obsoleta, que pesaba 400 kilos, el doble de las que se usaban entonces para la competición». Pertenecía al CAT, el Centro de Atracción y Turismo, organizador de la Bandera de La Concha durante años. Jesús Berrueta, un carpintero del muelle, se encargó de repararla. Nacía así la “Kanpandegi”, la primera trainera del Fortuna con un equipo joven e ilusionado de categoría senior. Después compraron una trainera de fibra. Y fue con esta, en la edición de 1983, cuando los remeros del Fortuna estuvieron a punto de meterse en la disputa por la Bandera de la Concha, el sueño de cualquiera que se dedique al banco fijo. Otxoa recuerda que había un temporal fuerte «y cuando hay temporal puede pasar de todo», recalca. Y pasó. BOICOT EN LA SALIDA «Dieciocho traineras afrontaban la clasificatoria, Orio salió con una pestaña [el protector en días de marejada], en la barra les empezó a entrar agua y se hundieron. Nosotros íbamos más o menos bien, pero en popare había unas olas terribles y el patrón [José Mari Sistiaga] no podía manejar. Nos cruzamos, hicimos un tiempo muy alto: 24 o 25 minutos. Los de Orio venían hundidos. Entonces nos jugábamos la entrada en La Concha entre las traineras donostiarras Urki, C.R. Donostia y Fortuna. Según la clasificación, nosotros entrábamos entre los siete primeros. ¿Pero cómo iban a dejar a Orio fuera? ¡Uno de los clubes poderosos!», comenta Otxoa. Los jueces habían rectificado desplazando a Pedreña y al Fortuna, mientras incluían a Orio en la nueva clasificación. Días después, durante la primera jornada de La Concha, hubo traineras que decidieron denunciar en el agua la polémica inclusión de Orio. Kaiku, Castro y Zumaia, que debían remar en la primera tanda junto a los aguiluchos, solidarias, molestas e indignadas, cruzaron sus embarcaciones en la línea de salida. A ellas se unió la trainera del Fortuna. Las cuatro fueron descalificadas. El CAT suspendió la regata y hubo represalias, sobre todo con el patrón del Fortuna: «A Sistiaga, perteneciente a una de las sagas arraunlaris, le dejaron dos años sin remar». Varias de las integrantes de la «Madalen» tienen previsto correr la Behobia. Para la patrona de Hibaika, Inge Ugarte, será la tercera vez, contando la Behobia Gazte. Oskar Matxin Edesa | FOKU «Hoy no lo hubiera hecho», confiesa Otxoa. Todavía parece pesarle la sanción a su patrón, ya fallecido, y que «cientos de personas tuvieran que volver a casa sin ver nada». En la segunda jornada, Orio remó en solitario en su tanda, puesto que sus rivales estaban descalificadas. Ganaron esa bandera, mientras en Castro Urdiales y San Vicente de la Barquera invitaban a la “Kanpandegi” a sus regatas y le mostraban su apoyo. Y es que, en los años 80, todavía no existían las Ligas de remo, por lo que cada club organizaba una regata -el Fortuna tenía la suya- e invitaba a los clubes afines. El sistema de participación era un “yo te invito a ti y tú a mí”, muchas veces coincidiendo con las fiestas patronales de las localidades. «Nos solían llamar de algunos pueblos, era difícil juntar seis traineras. La Concha era la más democrática, porque aquí competían las que se clasificaban. Las demás regatas eran a dedo. Te pagaban el desplazamiento y luego el premio, si quedabas primero», explica Ochoa, quien sigue en activo en la tripulación de veteranos. DE LA TRAINERA A LA CARRERA «¿Los remeros corren la Behobia?», preguntamos. «Alguno corre, pero los demás solemos estar en la salida montando el arco, las vallas, la publicidad y, luego, recogiéndolo todo», responde Otxoa, consciente de lo que implica una carrera popular que requiere de unos 2.000 voluntarios para sacar adelante una logística complicada. Hubo un tiempo en el que remeros, también de otras tripulaciones, ayudaban en la salida, la mayoría conteniendo a esos participantes «con demasiada prisa». «No eran tantos miles de participantes como ahora, pero también había muchos y menos educados [la introducción del chip permitió organizar la salida de forma escalonada]. Los remeros nos echaban una mano, normalmente conteniendo a los corredores, y luego participaban en la carrera como invitados». Como si nos hubiera oído, pasa por ahí Iñaki Biain, uno de los que se ajusta a esa circunstancia. El egiatarra afirma haber corrido en quince Behobias y comparte bancada con Otxoa en la Liga ABE (Arraunlari Beteranoen Elkartea), defendiendo la elástica del C.D. Fortuna. Otxoa, sin embargo, la corría el día anterior, sin público, ni aplausos, cubriendo los 20 kilómetros rompepiernas que comienzan en Behobia y concluyen en el Bulevar donostiarra, cuando el recorrido atravesaba el Puerto de Pasaia, para cumplir al día siguiente con las labores de organización. ¿Corría solo? «No, con otros tres o cuatro. Deportivamente, estábamos en forma, pero me ha quedado la espina de correr la oficial, porque el ambiente que hay en la Behobia no lo hay en ningún lado», responde. En la salida, cuando la espera se hace larga y el personal está nervioso sobre las alfombras que detectan los chips, predomina el buen rollo. «Les dices a los participantes que no pisen y nadie se enfada. Todo el mundo está contento, no tienes ningún incidente. En la Behobia, todos son amigos, da lo mismo de donde seas. El público anima a todos, igual es más efusivo con alguien que conoce, pero te cansas de aplaudir y, cuando te recuperas, sigues aplaudiendo a todos. En La Concha, como hay rivalidad entre las aficiones, es distinto», concluye. LA BEHOBIA MARÍTIMA Y «AL REVÉS» Otxoa y sus amigos no eran los únicos que cubrían el recorrido de víspera. En 2006, se organizó la primera Behobia marítima, una iniciativa de gente del remo, que consistía en realizar un recorrido por mar en sentido inverso al de la Behobia atlética. Como nadie quería perderse la cita del domingo, embarcaban el sábado por la mañana en la rampa del muelle donostiarra y desembarcaban en el pantalán de Hondarribia Arraun Elkartea. Más o menos una Behobia al revés, desafiando el estado de la mar, aunque fueran en embarcaciones insumergibles, cubriendo un recorrido de doce millas y media, que los botes completaban entre dos horas y veinte minutos y tres horas. En distintas ediciones contó con la participación de embarcaciones de Ur Kirolak, Hondarribia, Endaika (Hendaia)... Participantes en la última edición de la Behobia disfrutan del recorrido. También el excapitán de la Real, Xabi Prieto, le ha cogido el gusto al atletismo popular. Andoni Canellada | FOKU CONSULTANDO EL BUSCADOR La página web de la Behobia contiene un buscador que, incluyendo datos básicos como nombre, apellidos y lugar de procedencia, permite saber quién la ha corrido, cuántas ediciones y hasta con qué marca. El zarauztarra Gorka Aranberri, quien el próximo domingo podría superar con Orio el récord de Aita Manuel como patrón con más banderas de La Concha si gana la décima, corrió en 2015 en 1.27:44. La gallega Vicky Piñeiro, probablemente la remera con más participaciones en La Concha que ha ganado en ocho ocasiones, concluyó la edición de 2017 en 1.48:52. La donostiarra Inge Ugarte, ahora en Hibaika -que debutó en la desaparecida Behobia gaztea en 2014-, siendo junior completó la prueba grande compartiendo la experiencia con sus padres para acabar la edición de 2019 en 2.18:27. El pasado año, ya en categoría senior, la hizo sola y cruzó la meta del Boulevard en 1.52:30. ¿Participará con 25 años en la edición de 2025? Pues sí, aunque esta vez acompañada de sus compañeras en la “Madalen”: Uxue Osoa, Elena Telletxea y Amaiur Olaiz. Ya les gustaría poder decir lo mismo a Aitor Murgiondo y Beñat Santos; el primero, para ver cómo es por dentro y el segundo, que ya la ha corrido, para repetir sensaciones. Murgiondo y Santos tienen un pasado en común en sus comienzos en el remo. Los dos se iniciaron en banco móvil y en Ur Kirolak. A Santos, el “cuatro scull” le llevó hasta el Mundial de Varese, Italia, después de ganar unas cuantas medallas en Campeonatos de España. Murgiondo, con el “cuatro con” también compitió en finales estatales. De ahí el paso al banco fijo, ambos con la Donostiarra, para cambiar de camiseta esta temporada puesto que Murgiondo rema con Getaria en calidad de cedido -están realizando una temporada muy regular en la Liga Eusko Label manteniendo el sexto puesto-, mientras Santos fichó por Zumaia (ACR1) y ha logrado cerrar la temporada ganando hace un par de semanas la ikurriña Villa de Bilbao. A estas alturas, ya están muy rodados. Los remeros llegan a La Concha al límite, tras más de dos meses compitiendo sin tregua: «El pico de forma es para la Bandera de La Concha, porque es la regata más importante», apunta Murgiondo. «Lo que se busca en la preparación es llegar al máximo posible en septiembre. Todo está más afinado, ya has hecho muchas regatas, el equipo se conoce bien, sabes lo que puedes hacer y lo que no. La Liga Eusko Label y los play-offs por puestos de descensos y ascensos se hacen la tercera semana y todo el mundo llega reventado porque llevas dos meses y pico a tope», remarca Santos. Así que respiran en octubre -extraoficialmente, el mes de parrandas de los remeros-. En tiempos más rigurosos hay que preguntar si ahora les dejan divertirse. La respuesta es unánime, aunque se adelanta Murgiondo: «Es necesario. La temporada de remo es muy larga, son diez meses, y desconectar también viene muy bien». Ese mes tampoco pierden totalmente la forma física y menos para el segundo domingo de noviembre, el día de la Behobia. «Depende de como te plantees tus vacaciones y como te las quieras tomar. Si desconectas mucho, igual luego no te planteas correr 20 km, pero creo que cualquier remero lo podría hacer. Estamos entrenados de sobra y la temporada suele arrancar a finales de octubre-principios de noviembre», apunta Santos. «Además, si estás pensando en correr la carrera, en octubre tampoco estás tan desconectado. No vas a estar remando, pero sí practicando otro deporte que te ayuda a mantenerte. Nosotros también corremos, forma parte de nuestro entrenamiento», sostiene Murgiondo. El problema, como para muchos, es que los dorsales están agotados. De izquierda a derecha, Beñat Santos, con la camiseta de Zumaia, y Aitor Murgiondo, con la de Getaria, en el escenario de La Concha. Andoni Canellada | FOKU En esta edición, se ha mantenido el cupo de 27.000 participantes establecido en 2024 por la reducción de los servicios ferroviarios, después de que en anteriores ediciones ya hubieran puesto el límite en 30.000 plazas. La inscripción se realiza de forma escalonada: la primera fase, la que se abrió en abril, está dirigida exclusivamente a los y las corredoras que ya han participado en esta competición al menos tres veces en los últimos seis años. El resto de los interesados tuvo que esperar hasta las 12:00 del 7 de mayo. EL DÍA D A LA HORA H ¿Y dónde estaban estos dos remeros el 7 de mayo a las 12 del mediodía? Pegados al ordenador en sus respectivas universidades. Murgiondo en Donostia, en la Facultad de Ingeniería de la EHU; y Santos en Gasteiz, en la de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la EHU, intentando conseguir un dorsal que no llegó. Es tal la demanda de participación para esta carrera, que la experiencia de intentar apuntarse y no lograrlo puede resultar decepcionante. «Entrabas y había 40.000 personas en la lista de espera. Y, al final, había 400.000. Yo creo que porque la gente se conectaba con el ordenador, el móvil... todo. Una locura», señala Santos. «Bueno, aunque entres con todos los dispositivos, es una salvajada todas las personas que quieren correr. Evidentemente, nos quedamos sin dorsal», interviene Murgiondo. Les queda una última oportunidad y lo saben: desde el 1 de septiembre hasta el 8 de noviembre, víspera de la celebración de la carrera, se puede efectuar el cambio de titularidad. «Entre lesionados, gente que no ha entrenado... todavía se puede intentar. Yo cuando he corrido lo he conseguido al final, aunque lo que me da miedo este año es que nunca ha habido tanta demanda», asegura Santos. Y esta carrera, que no ha necesitado hacerse publicidad para cubrir plazas, según Murgiondo, sigue subiendo «porque en las redes sociales la gente ve el ambiente y todo lo que dicen de ella y cada vez hay más gente de fuera que quiere correrla». Aitor Murgiondo (nacido en 2004) y Beñat Santos (nacido en 2005) representan el presente y el futuro del remo y también les gustaría poder decir lo mismo de la Behobia. «Está muy bien. Hay un ambiente de la hostia, muchísima gente animando y, aunque algún momento puede resultar un poco agobiante porque hay un montón de gente corriendo, eso se pasa. Todo el mundo debería de correrla al menos una vez», sentencia Santos. A ver si hay suerte. «Hay un ambiente de la hostia, muchísima gente animando y, aunque algún momento puede resultar agobiante porque hay un montón de gente, eso se pasa. Todo el mundo debería de correr la Behobia al menos una vez»