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REPORTAJE FOTOGRÁFICO

Ganga ibérica, la esencia de la estepa

Un macho asoma entre la vegetación de un área esteparia. (José Antonio Martínez)

Todo lo que las gangas tienen de hermosas y elegantes, lo tienen de misteriosas y complejas. Tímidas por naturaleza y recelosas, estamos ante una de las especies de aves más esquivas. Siempre seleccionan hábitats esteparios formados por extensas llanuras con vegetación rala, al objeto de poder controlar el mayor campo de visión posible. Aquí, se pueden encontrar en las Bardenas y sus áreas periféricas.

Un macho de ganga ibérica junto a sus tres pollos en un rastrojo. (José Antonio Martínez)
Un grupo de tres hembras y dos machos en un área esteparia del valle del Ebro. (José Antonio Martínez)
Un bando de gangas aterrizando en un barbecho. (José Antonio Martínez)
Una pareja de gangas ibéricas sacia su sed en una charca. La hembra aparece a la izquierda y el macho, de frente, a la derecha. Su dieta estival deshidratada, a base de semillas, les obliga a beber agua al menos una vez al día, para lo cual a menudo deben de recorrer varios kilómetros hasta los puntos donde la encuentran, como ríos o balsas del ganado. (José Antonio Martínez)
Un macho arreglando su plumaje nupcial sobre un campo labrado. (José Antonio Martínez)
Una pareja de gangas luce su plumaje en todo su esplendor. La de atrás es el macho y la que está algo más adelantada es la hembra. (José Antonio Martínez)
Una ganga, comiendo semillas silvestres en un barbecho. (José Antonio Martínez)
Un macho asoma entre las vegetación esteparia natural con sus endemismos botánicos en floración. (José Antonio Martínez)
Un macho de ganga ibérica en una plana del valle del Ebro iluminada por las últimas luces. A pesar de este “apellido”, su presencia se extiende al norte de África y a distintos países de Oriente Medio, de donde es originaria; llegó aquí hace miles de años. (José Antonio Martínez)
Abajo, volando la estepa bardenera. (José Antonio Martínez)
(José Antonio Martínez)
(José Antonio Martínez)

En pleno estío, cuando el sol abrasa las estepas ibéricas y apenas queda agua, un macho empapa sus plumas abdominales en la charca de un barranco. (José Antonio Martínez)

Es una elaborada estrategia evolutiva desarrollada exclusivamente por los machos de las gangas durante la época de cría. Instantes después, da un potente salto vertical desde el agua para emprender un rapidísimo vuelo de varios kilómetros hasta el lugar donde le esperan escondidos sus pollitos, invisibles al estar mimetizados con el suelo. En el momento del encuentro, desesperados por la sed, acuden ansiosos a él para succionar el agua de las plumas con sus picos, como si estuvieran mamando. Debido a la dieta de estas aves, granívoras en esta época del año, con la vegetación reseca o agostada, esta es la única fuente que disponen para hidratarse y poder sobrevivir a las altas temperaturas estivales de estos medios áridos o desérticos. Dado el tamaño grandecito de sus tres pollos, este macho realizaba esta operación tres veces diariamente, dos veces por la mañana y otra por la tarde.

Tres pollos bebiendo agua directamente del plumaje de su padre, algo que raramente se ha logrado fotografiar y publicar. (José Antonio Martínez)