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LA OVEJA SHAUN

El estudio Aardman recupera la total independencia creativa


Los seguidores y seguidoras de Aardman Animation están de enhorabuena, porque el estudio británico recupera su total independencia creativa, después de su asociación con Sony o DreamWorks para hacer las coproducciones en Hollywood. Y lo hace con una vuelta a los orígenes, recuperando para la pantalla grande a la oveja protagonista de sus míticas series en «stop-motion» hechas con muñecos de plastilina. De ahí que la recepción en casa haya sido entusiasta, pues en la taquilla de Gran Bretaña llevan recaudados alrededor de unos 25 millones de dólares.

Faltan por conocer los resultados en el mercado internacional, lo que determinará si “La oveja Shaun” alcanza en su versión cinematográfica la repercusión comercial de “Wallace and Gromit” o de “Chicken Run”. Es difícil saberlo de antemano, dado el riesgo que asume el nuevo largometraje de la casa fundada por el animador Peter Lord. Habida cuenta de que se trata de una comedia prácticamente muda, sin apenas diálogos, y en la que los personajes, ya sean humanos o animales, no hablan, más bien farfullan. Cierto es que se les entiende gracias a su mímica y gestualidad, lo mismo que se le entendía perfectamente a Tati. No en vano su humor conecta con la tradición del «slapstick», y dentro del cine inglés con la comedia Ealing y con la capacidad para el gag físico de Peter Sellers.

En cuanto al contenido se refiere hay una sátira muy mordaz de los tópicos diferenciales entre el campo y la ciudad, ridiculizando de forma expresa la tontería y exhibicionismo inherentes al modo de vida urbano. Al respecto está muy lograda la caricatura del famoso inspirada en Elton John, en medio de la genial secuencia del restaurante, en la que las ovejas se disfrazan de humanos. Éstos parecen ser, en definitiva, más borregos que la propia Shaun y su divertido rebaño.