La exaltación del romanticismo gótico

AGuillermo del Toro le ha costado lo suyo concentrarse en la producción de “Crimson Peak”, al tener que compartirla con otros proyectos, o tras posponerla en función de rodajes con mayor prioridad comercial. El riesgo de tanta preparación es que la película va a ser mirada con lupa, y que puede ser tomada como un capricho personal.

A la vista salta que los 55 millones de dólares presupuestados se han volcado en el diseño artístico, al construir una mansión decimonónica con su mobiliario de época pasado por el filtro fantástico, como si hubiera salido de una novela de Edgar Allan Poe. Dicha arquitectura onírica quiere simbolizar la herencia literaria del romanticismo gótico al estilo de Daphne Du Maurier, aunque el guion escrito por el propio director mexicano y el veterano Matthew Robbins acaba pareciéndose argumentalmente a la mayoría de cuentos de fantasmas o casas encantadas, y eso que ha contado con la colaboración no acreditada de Lucinda Coxon, guionista de “La chica danesa”. Puede más la exaltación esteticista del subgénero, con una paleta de colores extremos inspirada en las películas del maestro Mario Bava.