24 NOV. 2015 JO PUNTUA Sin amnistía, no hay tu tía Jon Odriozola Periodista Para la historiografía idealista, la sola muerte de un jefe de estado cambia la Historia. Por ejemplo, muerto Franco, acabó la dictadura y empezó, velis nolis, la democracia. O la transición a ella. Así pintan lo que ni Carlyle suscribiría. Asumo que se me tilde de padecer ceguera por no ver los cambios habidos dizque elecciones, partidos, banderas, Constitución, etc. Se esfuma un régimen con la sola desaparición física del dictador y todo muda y muta como una serpiente cambia de piel. Si así se escribe la Historia, yo pregunto a los presentes si se han puesto a pensar cómo es que, habiendo democracia (formal o burguesa), hay, en este minuto, presos políticos comunistas, antifascistas y/o patriotas. ¿Son ilusos que no vieron los muy sustanciales cambios? Estos días estamos asistiendo al enfrentamiento entre dos burguesías: la catalana y la oligarquía financiera española, donde esta última –en clave de Imperio– niega al pueblo catalán decidir si separarse o no. ¡Y eso que allí no hay presos políticos con los que chantajear! Aún así, el carácter fascista –si hay otro sintagma, dígaseme, por favor– del Gobierno, da igual su pelaje o sigla, amenaza con aherrojar a sus líderes independentistas. Que acá no hubo ruptura democrática y de aquellos barros estos lodos, por mucho que la mona se vista de seda, se ve en esta performance que detallamos a continuación. El artículo octavo de la Constitución española (aquí rechazada, por cierto) dice que, resumo: «Las Fuerzas Armadas (…) tienen como misión (…) defender la integridad territorial y el ordenamiento constitucional». Pues bien, hete aquí que el art. 37 de la Ley Orgánica del Estado de 1967, en pleno franquismo, reza que: «Las Fuerzas Armadas de la Nación (…) garantizan la integridad de sus territorios y la defensa del orden institucional». Donde se lee «institucional», antaño, hogaño se dice «constitucional». Ese es todo el «cambio» lampedusiano. Así se escribe la historia. Buenos días. Donde se lee «institucional», antaño, hogaño se dice «constitucional». Ese es todo el «cambio» lampedusiano