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PILOTA

Urrutikoetxea enclaustró al genio en su botella

El de Zaratamo jugará su cuarta final consecutiva tras pasar por encima del de Amezketa en Bilbo.


URRUTIKOETXEA 22

ALTUNA III 6


Mikel Urrutikoetxea sigue sin realizar la más mínima concesión a sus rivales y jugará, salvo incidente que nadie desea, su cuarta final consecutiva tras imponerse ayer a Jokin Altuna en una semifinal que, para nada, respondió a las expectativas que se habían creado. Dentro de la dificultad de que un partido mano a mano salga equilibrado, la diferencia mostrada ayer en la cancha respondió al escalón que, hoy por hoy, existe entre un campeón curtido y testado y un gran proyecto de pelotari que necesita curtirse y ganar poder para luchar en la distancia.

Porque, a pesar de lo abultado y escandaloso del marcador, no se puede, en absoluto, decir que el amezketarra jugara un mal partido, de hecho, mostró poseer una muy buena volea que le permitirá, a futuro, deshacerse de muchos problemas. El problema es cuando, en días como los de ayer, lejos de ser un recurso, la postura se convirtió en la única manera de poner la pelota en el negro del Bizkaia. Los datos fueron elocuentes en este sentido y, mientras Urrutikoetxea pegó 89 pelotazos a bote, Altuna solo dio 20, mientras que el porcentaje se volteó en los cruzados de aire, solo 30 el vizcaino y 63 el de Aspe.

Y es que, con las ideas muy claras, el modo automático activado y la seriedad que lo caracteriza, el delantero de Zaratamo se encargó que el genio del de Amezketa se mantuviera enclaustrado en su botella, a la espera de que algún otro día se destape. Según desveló al término del partido, el vizcaino trajo estudiado el partido de cuartos del año pasado entre Olaizola II y el de Amezketa y mejoró el 22-8 del de Goizueta en el Labrit.

Tampoco descubrió la fórmula oculta del elixir de la juventud, le bastó con sacar provecho de la diferencia de pegada entre ambos en la actualidad. Con el saque como primer argumento –el de Zaratamo lo bombeó, dándole mucha altura y escondiéndolo en la pared izquierda–, se encargó de tener al de Aspe lo más lejos posible del frontis y sin apenas arriesgar en el remate, mantuvo a raya a un Altuna III que difícilmente pudo dar un paso adelante.

Gozando todas

Gozando cada pelotazo con ambas manos y de todas las posturas, el vizcaino tuvo un partido relativamente cómodo, apenas cometió errores y en las pocas ocasiones en las que realizó algún regalo, enseguida tenía encima a su botillero, ordenándole que se olvidara de los cuadros alegres y golpeara atrás, hasta acabar con su rival.

Así lo hizo y, entre que la izquierda del amezketarra fue gastándose tras un golpe y que el guipuzcoano fuera desesperándose y cometiendo errores menos forzados ante la imposibilidad de encontrar ninguna fisura en el campeón, el partido se gastó antes de lo esperado.

Así pues, Urrutikoetxea vela ya armas para su cuarta final consecutiva, mientras a Altuna le toca aprender y esperar a que su duende pueda salir.

El Astelena decide al otro finalista

Cuatro años después del Irujo 22-Idoate 18 de 2012, el Astelena de Eibar volverá a ser el escenario de una semifinal del Manomanista, una cita que solo se ha producido en seis de los últimos 20 años. Será con un duelo entre la veteranía y la pillería de Oinatz Bengoetxea contra la potencia y la explosividad de Iker Irribarria, que llega crecido tras su exhibición ante Olaizola II.

No obstante, los pronósticos parecen decantarse por el saber estar del de Leitza, que busca la final que el año pasado se le negó por lesión tras haberse clasificado tan brillantemente.

Este año el de Leitza llega más de tapado tras un Parejas menos espectacular, pero ya demostró ante Artola que está muy bien preparado y que le complicará mucho las cosas a Irribarria. Eso sí, el de Arama también sabe que, si es capaz de repetir el partido del Labrit ante Aimar, desde el siete, nadie, ni el mejor Oinatz, es capaz de hacer milagros. J.O.