04 SEPT. 2016 Salvavidas Iratxe FRESNEDA Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual Cada una de nosotras almacena en su equipo de supervivencia recuerdos que usa en situaciones complicadas. La música, la lectura, el cine o lo vivido, sirven de chaleco salvavidas para seguir hacia delante. El cine y la música, de vez en cuando, nos proporcionan ese escape emocional. Eso que llaman «placeres inconfesables y horteras» suele ser de lo mejor que tenemos como paliativo. El lado brillante de la vida, como canta Brian en la cruz (“Life Of Brian”, 1979), está ahí, quizá con la perfecta imperfección de Mary Poppins o con el descarado “Like a virgin” de Madonna y porque no, el genial “Sarri Sarri” de Kortatu. Personalmente cuando algunas figuras del ámbito artístico se van, siento una especie de arañazo. Lo comprobé con Lou Reed y ahora ha sido con Gene Wilder (Jerome Silberman). Una de mis películas-antídoto favoritas es “Young Frankenstein” (Mel Brooks, 1974). Conservo la película en VHS y es de esas a las que recurro una y otra vez para reír y dejar atrás la melancolía (mejor tenerla vigilada). “Vaya par de aldabas”, “Podría ser peor, podría llover”, “Aigor”, etc. En “El jovencito Frankenstein” los dobladores hicieron un trabajo extraordinario y el humor simple, tonto e ingenioso de Brooks, nos alegró la vida. Me acordaré de su cara de doctor excéntrico y de su políticamente incorrecto papel de amante del ganado ovino en “Everything You Always Wanted to Know About Sex” (Woody Allen, 1972).