GARA Euskal Herriko egunkaria
anaitasuna

Magnífica diferencia, pero habrá que sudar a la vuelta

Mikel, que fue un martillo pilón en ataque, y Nordlander, todo un muro, catapultaron al equipo navarro.


ANAITASUNA 27

CSURGOI 21


Considerable ventaja la que logró Helvetia Anaitasuna para entrar en la fase de grupos de la Copa EHF, no solo por la diferencia de seis goles, sino también porque dejó al Csurgoi en unos escasos 21 tantos. Pese a ello, la vuelta será terrible y la escuadra navarra ya puede ir haciéndose a la idea de que en tierras húngaras le espera toda una prueba de fuego para comprobar si los de Juanto Apezetxea están hechos de una pasta lo suficientemente sólida como para ser merecedores de disputar más encuentros del torneo europeo.

Y en ese primer zarpazo que dieron los verdiblancos hubo dos nombres propios que sobresalieron en la contienda, cada uno en el apartado que le toca soportar. Mikel Agirrezabalaga, con nada menos que nueve goles en su haber –cinco en la primera parte y cuatro en la segunda–, y Nordlander, que estuvo inconmensurable, sobre todo en la segunda parte, llegando incluso a parar dos penaltis seguidos, tras obligar a repetir el primero los árbitros.

Sus meritorios números no hubieran servido de nada, sin embargo, de no haber sido secundados por sus compañeros, que se vaciaron sobre la pista de La Catedral para, esta vez sí, mantener los guarismos a su favor y no verse superados en el tramo final, como había ocurrido en los encuentros anteriores en casa. De hecho, lo más destacable es que el cuadro local mantuvo una línea de regularidad digna de elogio. Excepto por el 0-2 inicial, contrarrestado con un parcial de los anfitriones de 4-0, Anaitasuna casi siempre marchó por delante, aunque la brecha la abrió en el primer tercio de la segunda parte.

Durante la primera lo que primó fue la igualdad, pues quitando un 8-5 al cuarto de hora de envite, después todo transcurrió por unos términos de absoluto equilibrio, tanto que hubo constantes alternancias en el luminoso. Los de Apezetxea defendían con criterio, pero Astrashap- kin se mostraba contundente en cada uno de sus lanzamientos, sosteniendo a los suyos en la parte ofensiva.

Astrashapkin se secó

Pero a los húngaros se les secó la fuente del notable lateral zurdo y tras el descanso ya no fue ni sombra de los anteriores minutos –apenas anotó dos goles, uno de penalti–, lo que fue aprovechado por Helvetia Anaitasuna para decantar de su lado el choque. La intensidad atrás subió, Nordlander comenzó a convertirse en una muralla infranqueable para los visitantes y en ataque también colaboró un renqueante Guimaraes.

Con todos esos ingredientes, el plato tenía que ser del gusto de una afición que se entregó a los suyos en uno de los enfrentamientos más interesantes de la temporada. La distancia en el electrónico se fue agrandando conforme transcurrían los minutos, con dos escuadras en trayectorias diametralmente opuestas. Ahora solo queda que ese esfuerzo se vea refrendado en el Varosi Sportcsarnok.