28 SEPT. 2017 CRÍTICA «La reina Victoria y Abdul» Paseando con Mrs. Victoria Koldo LANDALUZE El recelo que provoca inicialmente una historia basada en la relación afectiva que la todopoderosa monarca británica Victoria compartió con un humilde hijo de un fabricante de alfombras hindú que acabó convirtiéndose en su gran y estimado confidente se propaga a lo largo de la narración propuesta por un Stephen Frears que vuelve a endandilarse con la nobleza tras su experiencia gratificante que le supuso “La reina”, aunque también es cierto que buena parte de la inspiración que nace de las conversaciones que comparten los dos personajes centrales guarda notables puntos de coincidencia con otro filme de Frears, “Philomena”, en la que también aparecía Judie Dench. Visto desde la butaca, lo que el filme nos plantea no es más que un encadenado de situaciones más o menos acomodadas en conversaciones y paseos en los que se establece un vínculo que muchos podrían tildar de exagerado o, incluso, extravagante ya que –a pesar de estar basado en un caso real– resulta cuanto menos difícil de entender que aquella pequeña pero matona monarca que dictó toda una época anduviera compartiendo cháchara y dilemas con un siervo que provenía de un país subyugado por el propio imperio británico. Estas curvas peligrosas son evitadas por Frears aminorando el empaque dramático en beneficio de una obra que no elude el conflicto político y que apuesta por buscar cierto equilibrio entre la comedia y el drama y que todo ello no resulte hiriente. El resultado es una producción cinematográfica elegante, intensa cuando lo requiere y que nos permite el disfrute de una nueva interpretación de esa gran dama de la interpretación llamada Judie Dench, la cual ha interpretado un rol ya sabido por ella tras su experiencia en el biopic del año 97 “Su Maestad Mrs. Brown”.