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ALAVÉS

Un destello de Munir

Un gol del delantero marroquí fue suficiente para encadenar la tercera victoria consecutiva y aumentar la brecha sobre el descenso.


ALAVÉS 1

DEPORTIVO 0

 

Un destello de Munir fue suficiente para encarrilar la tercera victoria consecutiva. El gol del marroquí, de bella factura, dicho sea de paso, y los tres puntos son lo único positivo que se puede sacar de uno de los peores partidos que ha acogido Mendizorrotza, sobre todo desde la llegada de Abelardo. Porque una cosa es que tú juegues mal, pero el rival puede embellecer el duelo –o viceversa–. Sin embargo, ayer ganó el menos malo, en este caso el Alavés, y todo gracias al golazo de Munir. 

Un remate de Duarte al larguero en el minuto seis del partido y otro lanzamiento de Bakkali al travesaño, justo al ángulo, diez minutos después, resaltaron en una primera mitad en la cual Rubén Martínez y Pacheco fueron meros espectadores. Fue el perfecto ejemplo de un partido malo, enroscado, trabado, sucio como bien indicaba la canción ‘Alta Suciedad’ de Andrés Calamaro minutos antes de comenzar el enfrentamiento. Nada atractivo para aquellos espectadores de esta «industria del entretenimiento». Porque entretener, entretener... Los encargados de ello fueron los aficionados, esos fieles que siempre guardan la esperanza de ver algún gol, alguna jugada que alegre la vista, y los cuales enfrentaron el frío mediante cánticos.  

Interesante fue, por ejemplo, el duelo entre Martin Agirregabiria –que volvía al once inicial tras descansar ante Villarreal– y Bakkali, el jugador más activo entre los gallegos, junto con Adrián. Entre ellos construyeron varios contragolpes que pusieron en serios aprietos a la zaga albiazul –uno de ellos, precisamente, concluyó con disparo al travesaño–. Fueron las jugadas más peligrosas de los visitantes, mientras que los locales no acertaban con los centros, ni a balón parado ni con los laterales. Tanto Albentosa como Bóveda emularon a Rodrigo Ely y Laguardia.

Y es que el Alavés sufrió cuando le tocó llevar la iniciativa del juego. Los de Abelardo llevan mostrando su mejor versión a medida que menos tocan el cuero y ayer en gran parte del partido gozó de una posesión del 52% –disminuyó al final, cuando el Deportivo se la tenía que jugar sí o sí–. Entonces demostró sus carencias a la hora de elaborar los ataques posicionales, y ya le puede agradecer al azar o a la suerte que los coruñesen no supiesen aprovechar algunos errores defensivos. Errores que desaparecieron en la segunda mitad, porque los visitantes apenas inquietaron. Su estrategia fue provocar infracciones para así tener alguna opción a balón parado. Estaban equivocados, puesto que si de una cosa pueden estar orgullosos Abelardo y su equipo técnico es de la fortaleza a la hora de defender las jugadas de estrategia.  

 

Más espacios 

La necesidad del ‘Depor’ provocó que aumentasen los espacios en la segunda mitad, algo que agradeció el Glorioso para encontrarse con sí mismo, y sobre todo para que Pedraza e Ibai pudiesen conectar con los hombres más adelantados. Todo ello se multiplicó por dos cuando Munir, a pase de Pedraza, y cuando la grada le indicaba que abriese a la banda derecha, a la carrera de Ibai, perforó la portería con un disparo rodeado de rivales. Fue el tercer disparo a puerta –el segundo lo hizo Manu García en un saque de esquina– y tal y como viene acostumbrando el Alavés, no necesita mucho más para hacer goles.

Abelardo advirtió en la previa que la racha de Mendizorrotza puede terminar pronto, por lo que pidió cautela. Pero, por ahora, no parece que la derrota se asome entre las 19.000 almas de Mendizorrotza. 

El Deportivo, por su parte, y como bien indicó Clarence Seedorf en la rueda de prensa posterior al partido, tendrá que trabajar la fortaleza mental si quiere mantenerse en la máxima categoría. Porque con el 1-0 no mostró signos de querer revolucionar, no creyó en sus posibilidades de arañar al menos un punto. Y en esas circunstacias el Alavés se mostró de lo más cómodo, comparando con el sufrimiento que palpó frente al Celta y Villarreal. Habrá que valorar también cuál fue el mérito de los babazorros.

En el saber sufrir está la clave del éxito y este Glorioso lo está demostrando. No será campeón liguero, pero por el camino que va bien merece la medalla del ejemplo de superación. 

 

«La segunda mitad ha sido completa»

«Aún queda mucho». Abelardo no sale de ese discurso, está empeñado en repetirlo una y otra vez. Y es que señaló que quedan más partidos de los que él lleva como técnico del Alavés. Restan exactamente 14 jornadas para la conclusión de la temporada, y el asturiano ha sumado 22 puntos en 11 jornadas, una media de dos puntos por partido. «Sé que soy pesado, pero hay que valorar cada victoria en la Primera División porque es muy difícil ganar, y el partido de hoy es claro ejemplo de ello», subrayó el técnico albiazul. 

Al realizar la valoración del encuentro, indicó que la primera parte fue «de tanteo». «Empezamos bien, tuvimos la ocasión de Duarte que se estrelló en el poste y luego ellos gozaron de otras dos ocasiones», resumió. «En el descanso hemos cambiado cosas y los jugadores han interpretado bien. Hemos atacado bien, hemos circulado bien y hemos finalizado las jugadas», explicó. 

Además de ello, quiso alabar la labor defensiva de la segunda mitad, en la que frenaron la verticalidad de los gallegos: «No nos han cogido la espalda y hemos presionado mejor la salida de balón. Ha sido una segunda mitad muy completa».

Expresión que ya pone de manifiesto su orgullo de entrenar al Alavés y volvió a recalcar el trabajo que cada uno de los jugadores realiza en cada entrenamiento, incluso realzando a los jugadores que saltan al campo desde el banquillo, «porque es muy difícil y suman mucho».

Clarence Seedorf, por su parte, admitió que no hay explicación alguna a la bajada de intensidad de su equipo en la segunda mitad: «Es el punto a trabajar». A.U.A.