Buscetta fue el primer mafioso siciliano en traicionar el código de silencio de la Omertá

Otro de los ilustres supervivientes del cine político es el italiano Marco Bellocchio y, aunque ya es octogenario, no da muestras de cansancio tras cinco décadas y media de carrera. Su última película, “El traidor” (2019), le ha vuelto ha situar en el mapa actual, después de que en su presentación en el festival de Cannes provocara trece minutos de aplausos al final de la proyección. Ha sido seleccionada por su país para el Óscar de Habla No Inglesa y en Sevilla Pierfrancesco Favino ganó el premio de Mejor Actor por su más que creíble caracterización del histórico Tommaso Buscetta.

A lo largo de su filmografía Bellochio ha ido pasando revista a las distintas instituciones italianas, siempre crítico con el Estado y sus representantes. Pero con “El traidor” (2019) explora las conexiones entre el poder establecido y la mafia siciliana, con la presencia del mismísimo Giulio Andreotti, cuya gestión no sale nada bien parada. La película recrea los primeros años 80, cuando surge por primera vez la figura del mafioso arrepentido con el caso Buscetta. Nadie antes se había atrevido a traicionar a la Cosa Nostra y su código del silencio de la Omertá.

La guerra en Palermo por el control de la droga se tradujo en un enfrentamiento entre clanes que llevó a Buscetta a huir a Brasil, desde donde vio con impotencia cómo mataban a su familia, en concreto a dos hijos y un hermano. Una vez extraditado le ofreció un trato al juez Falcone y empezó a denunciar a los principales capos, lo que dio lugar a un interminable proceso judicial, conocido como el maxiproceso, y durante el cual se sucedieron los asesinatos de jueces y testigos, incluyendo al propio Falcone.

El maestro Bellocchio vuelve a imponer su estilo realista, logrando escenas como la inicial en la fiesta de Santa Rosalía, patrona de Palermo, dignas del mejor cine de gángsters.